Única solución

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Priscila estaba tranquila sentada sobre las piernas de su padre. Este le masajeaba la nuca en un intento de aliviar el dolor atormentador en su cabeza. Pero aun así, convaleciente, sin apenas abrir los ojos y casi sin tener fuerza ella no dejaba salir un sonido de su boca. La razón, estaba por primera vez en el salón del Consejo. Había sido bien enseñada en las leyes de la manada y una era que ese lugar merecía su mayor respeto.

Frente a ella estaba Asule, el mayor de todos los presentes y tomaba su pulso. Su ceño se fruncía a cada segundo que pasaba hasta que se enderezó.

-Priscila- la llamó y ella giró la cabeza hacia él.

-¿Qué?- respondió ella y todos la miraron, después de todo él no había hablado precisamente.

-Es lo que me imaginaba- Asule se giró y volvió hacia su asiento- la razón por la que está más alterada de lo normal no es porque sus poderes estén despertando. Es porque su habilidad para leer las mentes está sin control y lo acabo de comprobar-

-Pero acaso eso no es una de sus habilidades- Layan recostó su mejilla en la mano.

-Por eso mismo es que pude saber qué es lo que la afecta tan rápido. Ahora mismo la llamé por la mente y ella respondió- se giró hacia la cachorra- ¿Priscila, puedes saber qué es lo que piensan los demás que están aquí?-

Ella negó con la cabeza y apretó las manos en su regazo.

-Solo oigo miles de voces. Como si todos en la manada estuvieran hablando a la vez. No puedo definir lo que dicen, pero pude escuchar la de usted-

Asule asintió.

-Eso es porque yo poseo esa misma habilidad. Esto es peor de lo que me imaginé. Nunca fue tan severo conmigo. Apenas si podía escuchar a más de diez hablando. Pero en su caso puedo hacerlo con toda la manada-

-¿Es tan serio?- Nebraska preguntó con voz grave.

-Su mente colapsará un día si sigue así, la razón principal de todo este desastre es que ella es muy cachorra, si solo tuviera unos pocos años más pudiera lidiar con ellos, específicamente, después de su primero celo- los cuerpos de las lobas eran más propensos a resistir cualquier cambio o anomalía si pasaban su primer celo que definía el fin de su desarrollo hormonal.

Hades ya había dicho todo lo relacionado con su hija. Sobre todo recalcando el tema de la edad de su cuerpo, la influencia de la sangre y los hechos anteriores, así como el poder heredado de su madre que de cierta forma tenía bajo control, pero con los últimos acontecimientos ya no se sabía.

-No sé si se han percatado de un pequeño detalle- Shiraina estaba sentada cómodamente sobre la silla de la manada de hierro donde parecía que había nacido- Todos hablan de que tiene que controlar su poder, de que debería ser más adulta, sí, todo eso es importante, pero acaso no recuerdan la parte donde se dijo que si sigue así morirá dentro de poco-

La atmósfera dentro de la sala se volvió más densa. Hades apretó también la mano de su esposa que hasta el momento no había dicho una sola palabra. Nebraska parecía estar tranquila como había sido criada pero por dentro la culpa y la impotencia de no poder hacer algo por su hija la estaban matando.

-Tienes razón- Layan se corrió hacia atrás el cabello que caía sobre sus ojos- Ese es un punto importante- también le comenzaba a doler la cabeza por todo lo que estaba ocurriendo y de paso de cerciorarse constantemente que Priscila estuviera calmada.

Hades dejó salir un profundo respiro y besó la cabeza de su hija. Esta lo miró con los ojos cansados.

-Deberíamos poner las cosas en orden de prioridad- dijo con voz grave.

Reina del Alfa #2 Serie: Almas De Lobo Where stories live. Discover now