Sex Changes Everything (Traducción)

Capítulo 37: Preparativos

Tom suspiró mirándose al espejo. La escuela empezó a los pocos días y el ejército estaba inquieto. Harry tenía todo planeado a la perfección y todos estaban listos para la batalla final. Excepto por él. Casi le había dicho a Harry que no quería ir, pero no quería dejar de ver a Dumbledore suplicar por su vida o muerte antes de morir. Tal vez podría lograr que Harry aceptara ambos.

Tom miró su estómago sus manos frotando la piel donde su bebé ya habría estado mostrando. Sintió que las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos y las empujo de regreso. No lloraría ahora, era motivo de celebración que iban a derribar a Dumbledore. Tom suspiró. No quería celebrar. Quería llorar la vida de su bebé, había estado sufriendo las últimas semanas, mientras que todos los demás habían estado entrenando bajo las órdenes y la guía de Harry.

Tom se alejó del espejo y se paró frente a la puerta. No había salido de la habitación desde el incidente. La última vez que lo intentó estaba buscando a Harry, dio dos pasos y cayó al suelo sollozando. Tom respiró hondo y salió de la habitación. Hasta aquí todo bien. Caminó lentamente por el pasillo. Sus movimientos eran lentos y mecánicos. Se sentía como un zombi simplemente moviéndose porque tenía que hacerlo.

Cuando llegó al pasillo donde todos se estaban reuniendo, entró sin siquiera molestarse en ponerse un disfraz. Ignoró las varitas que instantáneamente le apuntaron y caminó directamente hacia Harry antes de dejar que su cabeza cayera sobre el hombro del hombre y un suspiro escapara de sus labios.

"Hola Tom. ¿Te sientes bien?" Tom sacudió la cabeza acariciando a Harry y acercándose. Harry rio envolviendo sus brazos alrededor de sus hombros. "Tom, ¿quieres sentarte? Estamos en medio de un entrenamiento grupal". Tom suspiró y asintió lentamente. Harry giró con cuidado y sentó a Tom en el trono acariciando su mejilla suavemente mientras se volvía hacia el grupo.

Tom miró hacia arriba y notó que el grupo grande estaba dividido en cuatro grupos más pequeños. Cada uno tenía las varitas dibujadas y apuntando a los otros grupos con alguien en el centro observando todo lo que sucedía y ordenando a los demás en cada grupo. Cada vez que un hechizo se dirigía hacia la persona en el centro, una de las personas exteriores desviaba el hechizo, se paraba frente a él o simplemente protegía al grupo del hechizo. Harry los estaba entrenando para que las personas en el centro de los grupos fueran los jugadores importantes y para mantenerlos a salvo a toda costa. Incluso con sus vidas en algunos casos.

Tom sabía por qué Harry estaba haciendo esto y conocía a dos de los jugadores. Harry y él mismo. ¿Pero quiénes eran los otros dos? Alex era demasiado joven. ¿Quizás Hadrian? ¿Charlie? ¿Severus? Entonces, ¿por qué no cinco grupos? A menos que se suponga que uno debe quedarse atrás y observar a Alex. Fue la explicación más lógica. Probablemente Hadrian. Después de todo, era el más joven. Pero se suponía que debía entrar como Harry Potter. Entonces, ¿tal vez estaba en un grupo? Entonces Severus. Pero se necesitarían sus habilidades. Eso dejaría a Charlie atrás. Después de todo, el hombre no tenía lealtades en este momento, y no sabían qué tan bien eran sus habilidades de duelo.

Tom se recostó en su asiento con los ojos parpadeando. Últimamente estaba tan cansado. Harry se preocuparía por él, pero le aseguraría que no pasaba nada. Sintió que sus ojos se cerraban y su respiración se hacía más profunda.

Harry miró a Tom con tristeza. El hombre todavía estaba de luto por la pérdida de su hijo. ¿Quién podría culparlo? Harry también. Pero había comenzado a lidiar con eso de la única manera que sabía. Se lanzó a simulacros de batallas, torturó y se estaba preparando para hacer lo que la gente diría imposible. Sabía mejor. Lo que había planeado era completamente posible. Y Hogwarts había estado de acuerdo con él al respecto. Fawkes había estado volando de un lado a otro hablando entre él y el castillo. Había accedido a permitirles la entrada, y cuando intentaban solicitar las protecciones, encendían la luz y los capturaban para la oscuridad. Harry solo quería una muerte verdadera en esta batalla, y estaba entrenando a los mortífagos por esa razón específica.

Hace dos semanas, había recibido una carta de Gringotts diciéndole que lamentaban sus pérdidas y que sería compensado. Luego, unos días después de eso, recibió uno que decía que las familias responsables estaban enojadas por lo que había sucedido y se habían negado a pagar las multas. Por supuesto, los goblins tomaron felizmente su dinero y cualquier cosa de valor y se lo transfirieron.

Harry se alegró al leer la carta, pero no había durado mucho. Quería vengarse por su hijo. No por su dinero. Y no sería él si renunciara solo por sus propias compensaciones. Después de la carta, Harry comenzó a presionar más a los mortífagos. Cualquier paso en falso o fallo de disparo resultó en un castigo severo. Tuvo cuidado de no incapacitarlos. Eso sería contraproducente en este momento.

Sus ojos se entrecerraron cuando los grupos comenzaron a lanzarse hechizos menores entre sí. Se había esforzado en hacerles entender que no debían atacarse entre sí después del primer día, cuando alrededor de un tercio de ellos tuvieron que ser curados por médicos y algunos casi habían perdido el uso en sus brazos o piernas. Realmente eran retrasados.

Harry suspiró y miró a Tom. Tom estaba durmiendo de nuevo. Harry frunció el ceño volviéndose hacia los hombres. Estaba preocupado por Tom. Últimamente había estado tan cansado, más de lo normal. Harry estaba acostumbrado al dolor. Lo había soportado toda su vida. Sabía lo cansado que podía sentirse por estar a punto de morir. Pero habían pasado más de tres semanas. Tom no debería estar tan cansado. Gruñó gritando a algunos mortífagos que comenzaron a romper la posición y exponer uno de los centros.

Solo les quedaban un par de días antes de que Gran Bretaña fuera suya.

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Ya estamos en el final, solo dos capítulos más y terminamos con esta historia