Capitulo catorce

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La escena era graciosa cuanto menos. Una guerra compuesta por harina se había formado en aquella cocina que veinte minutos antes estaba pulcra. A los dos contrincantes solo se les podía apreciar los ojos (cuando los tenían abiertos) y los dientes que dejaban ver cuando estallaban a carcajadas o se apostillaban con insultos.

— ¡Para! —pidió Maya entre risas mientras Karchez la alzaba en el aire posicionándola en su hombro derecho a modo de saco de patatas, ahí fue cuando la castaña pudo observar con claridad el desastre que habían ocasionado en la cocina— ¡Madre mía! ¡Daisy me va a matar!

— ¿Porque? —Karchez la bajo de su hombro y se giró para también observar la cocina. Contuvo una carcajada y vio como Maya se giraba hacia el haciéndose la enfadada

— Le voy a decir que ha sido culpa tuya —Maya se cruzó de brazos y frunció el ceño haciendo que varias partes de la harina que llevaba en la cara se cayesen

— Lo siento Maya, no te puedo tomar enserio si solo te veo los ojos —rio Karchez haciendo a Maya sonreír

— Tu te vas a estar quitando harina del pelo hasta dentro de cinco semanas —le dijo Maya poniéndose de puntillas para proporcionarle mas harina al pelo de la que ya tenía

— ¿Cuántas has dicho? —preguntó Karchez divertido mientras disimuladamente cogía mas harina con sus manos.

— Cinco —repitió Maya

— Pues por el culo te la hinco —Karchez soltó toda la harina de sus manos sobre el pelo de Maya haciendo que esta se retorciese de risa mientras se abraza a el para detenerlo.

Se acababa de abrazar a él, sí. Karchez bajo los brazos para corresponderle el abrazo y ella hizo un leve gesto para acomodarse aún mas en el, para acomodarse en ese abrazo que se había vuelto necesario en milésimas de segundos.

Pero el timbre sonó haciendo que Maya se separase levemente del castaño.

— ¿Quién abre? —le preguntó divertida Maya

— Pues tu que es tu casa —respondió obvio el castaño

— ¡Pero no puedo abrir así! —Maya se señalo a si misma haciendo sonreír a Karchez— Venga va acompáñame a no hacer el ridículo yo sola, además no se quien será un Domingo —Maya lo cogió de la mano y tiro de el hacía la puerta de entrada mientras bromeaba— Podría ser un violador o algo de eso —la castaña abrió la puerta aun mirando a Karchez sonriendo pero al ver quien se encontraba en el lado de la calle cambio su semblante a serio— Pues es peor

— Hola —saludó un chico moreno, de ojos azules y estatura media. El cuál se quedó mirando como ambos castaños lo miraban envueltos en harina— Creía que al ser Domingo no habría nadie por eso he venido

— ¿Qué te hace pensar que te habría abierto la puerta? —preguntó borde Maya mientras sujetaba la mano de Karchez aún. La apretó buscando apoyo del chico castaño que miraba aquella escena sin entender nada.— De hecho, ¿Cómo has abierto la puerta que da acceso al jardín?

— Aún tengo la llave —el chico moreno le mostró sus llaves a Maya y esta apretó aún mas la mano de Karchez. Quién al ver el gesto de la castaña le correspondió; entrelazando sus dedos con ella.

— Vale pues dámela —Maya ofreció su mano izquierda, era la que se encontraba libre puesto que no quería soltar a Karchez en ningún momento

— ¿Es tu novio? —preguntó el moreno viendo como ambos sostenían sus manos entrelazadas

— No te importa, dame las llaves —respondió tajante Maya mientras aún seguía con ofreciéndole su mano izquierda para recibir las llaves— Y desaparece de mi vista

— Respóndeme

— Te estoy diciendo que no te importa —Karchez aumento la firmeza sujetando la mano de Maya. Karchez elevó su antebrazo y beso la mano de Maya sin dejar de sostenerla y se posicionó a su lado. Maya intentó disimular el revoloteo de mariposas que ese gesto había causado en su estómago— Dame las llaves y vete

— No me jodas Maya, te ha liado —acusó el moreno haciendo que ambos castaños lo mirasen extrañados—Este solo te quiere por la fama y el dinero —carcajeó y Karchez apretó la mano de Maya. Aquello ofendió muchísimo a Karchez. — Eres Karchez ¿no? ¡Que listo has sido!

— ¿De que coño vas? —Karchez habló enfadado. Dio unos pasos hacia delante pero Maya, que aún sostenía su mano unida a la de el, lo retuvo haciéndolo retroceder los pasos dados— Maya te esta diciendo que te vayas y esto que estas haciendo es allanamiento de morada, vete antes de que llamemos a la policía

— Tranquilo, ya me voy —sonrió cínicamente y Maya giró la cabeza intentando no mirar esa sonrisa que le había hecho sentir tanto asco— Volveré —el moreno intentó tocar la cara de Maya

— No te acerques a ella —Karchez dio un paso y Maya apoyó su mano izquierda en el pecho de este para que no avanzase más

— Gonzalo, desaparece de mi vida, no te vuelvas a acercar a mí —Maya dejó caer la mano que había apoyado sobre el pecho de Karchez en una acción derrotada— Por favor déjame ser feliz

— ¿Crees que este tío te va a dar algo de felicidad? —Gonzalo señaló despectivamente a Karchez haciendo que el castaño se replantease las palabras que acababa de escuchar.

— Sí —respondió Maya haciendo que Karchez la mirase atónito.— Y ahora por favor dame las llaves y vete

— No nos hagas llamar a la policía —Karchez apretó la mano de Maya recordándole que estaba ahí. Estaba ahí con ella y lo estaría siempre si ella lo necesitaba. 

— Tomad —Gonzalo dejó caer las llaves al suelo haciendo que Maya rodase los ojos molesta ante ese gesto. El moreno dejó una mirada de odio sobre Karchez y después bajo su mirada para ofrecerle una sonrisa a Maya.

Salió de allí a paso rápido y cerró con un portazo. Maya miró a Karchez, aun seguían pringados de harina pero sus manos no se habían separado en ningún momento. Maya lo abrazó. Como si el abrazo de hacia unos minutos en la cocina hubiese sido un augurio de que ella iba a necesitar un abrazo. Un abrazo de el. Se acomodó en su pecho y sus esfuerzos por que las lágrimas no saliesen fueron en vano cuando Karchez acarició el pelo de la castaña correspondiéndole el abrazo.

— Lo siento mucho —sollozó Maya— Tu no tendrías que haber visto esto

— Eh tranquila —Karchez siguió acariciando el pelo envuelto en harina de la castaña y dejó un beso sobre su cabeza en afán de protección.— Pero vamos a llamar a un cerrajero para que cambie la cerradura ¿vale?

Maya asintió contra su pecho mientras sollozaba. Lloraba por la tensión que había vivido ahora mismo, donde ver a Gonzalo solo le había reproducido arcadas. Mas de una vez había intentado entrar pero Daisy siempre lo había impedido, y alguna que otra noche lo habría pensado pero no realizado pues Maya puso una alarma de la que el no conocía la clave para desactivar. Un loco, sí.

— Vamos para dentro —anunció Karchez separándose un poco de ese abrazo para seguirlo dentro, pues solo quería que Maya se tranquilizase, ya después hablarían o quizás no.

La miró a la cara viendo como en sus mejillas se habían formado unas líneas que mostraban su piel, pues el agua de sus lágrimas había limpiado parte de la harina. Maya asintió mirándolo y deseó que la besase, no sabía porque pero la castaña en ese momento necesito unir sus labios con los de Karchez. Pero no lo hizo, simplemente se separó del abrazo, entrelazó sus dedos con los de Karchez y volvieron al interior de la casa.

Eres todo lo que esta bien [Karchez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora