Capitulo veintiocho

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Karchez bufó nervioso. Se extrañó al darse cuenta de que no había ningún periodista en la puerta de Maya pero recordó que la castaña tenía a gente ocupándose de que no entrasen periodistas a esa urbanización donde también vivían más famosos. Se bajó de su coche y miró la puerta nervioso. Parecía que aquel recorrido había multiplicado su distancia y aquella puerta cada vez se veía mas lejos. ¿Que hacía? ¿Que le decía? Movió su cabeza negando y dio un paso al frente intentando disimular que sus piernas temblaban como un flan. ¿Como se la encontraría al abrir la puerta? ¿Estaría igual de sonriente como siempre? El castaño frunció el ceño extrañado de que la puerta que daba acceso al jardín delantero de la casa estuviese sin cerrar pero la abrió mientras andaba sobre el pequeño camino que te indicaba como llegar hasta la puerta de entrada a la casa. Suspiró nervioso y tocó el timbre.

<<No te quiere abrir>> pensó el castaño rápidamente <<Porque estar está, su coche está aparcado ahí y la alarma esta sin poner, Maya está>> Karchez jugó con sus manos nervioso. Volvió a tocar el timbre. Quería verla. Quería hablar con ella y explicarle lo asustado que había estado. Quería decirle que la echaba de menos y que necesitaba un abrazo de ella. Quería decirle que no le importaba que lo siguiesen los periodistas y que estaría dispuesto a pasar mil cosas por ella. Quería decirle tantas cosas. Volvió a tocar el timbre, era una necesidad que Maya abriese la puerta aunque su reacción fuese pegarle una bofetada. Le daba igual, solo quería verla.

Una tercera vez fue la que llamó al timbre. Escuchó unos pasos acercarse corriendo hasta la puerta para abrirla rápidamente. Un Carola agitado, con una sábana alrededor de su cadera y medio sudado fue el que se encontraba en el interior de la casa. Karchez entendió todo.

— ¿Karchez? ¿Que haces aquí? —preguntó el rubio mientras sujetaba la sabana que envolvía su cadera

— Venía a buscar a Maya pero veo que no es el momento —el castaño tragó saliva mientras se giraba dispuesto a irse a paso rápido. Carola unió sus labios medio enfadado por la situación.

— ¡No es lo que parece Karchez! —Fue lo único que escuchó el castaño antes de cerrar la puerta que daba hacia la calle de un portazo.

¿Como había podido ser tan tonto? Estaba claro que ella no sentía lo mismo que sentía él. Se subió a su coche furioso y dio varios golpes a su volante intentando descargar su furia. ¡Joder! ¿Porque Maya le había hecho eso? Las lágrimas comenzaron a brotar de las orbes del castaño sin pausa. Se sentía furioso y frustrado ante la situación. No eran nada pero si eran algo ¿no? O bueno quizás Maya había tomado otra interpretación de las cosas. Una interpretación muy distinta a la de Karchez por lo que se podía apreciar.

Karchez arrancó su coche furioso mientras intentaba dejar de llorar. ¿Porque lloraba? Si ella había hecho eso era porque no sentía lo mismo que el. ¿Y porque llorar por alguien que no siente lo mismo que tu? Se sentía defraudado también por Carola. El lo consideraba un amigo, pero se ve que aprovecho que Maya estuviese débil para ir con ella. Un poco de cariño y Maya estaría dispuesta a tener algo con el. Eso le pareció sucio y rastrero. Karchez sorbió su nariz mientras veía como su vista se nublaba debido a las lágrimas mientras conducía. Paró el coche debido a que sabía que tenía que tranquilizarse o porque quizás el destino pidió parar el coche.

— ¡Tonto! ¡Tonto! —Karchez se golpeó levemente en la cabeza mientras pensaba en que había tenido la mínima esperanza de que Maya se hubiese fijado en el para algo serio.

Sorbió su nariz intentando recomponerse mirando donde había parado el coche. Miró el parque que tenía en frente, no se encontraba muy transitado debido a que era un Jueves por la mañana y los niños estaban en clase. Varias personas de la tercera edad paseaban o echaban comida a las palomas. Karchez observó el sitio tan bonito de zonas verdes que tenía delante. Una señora paseando a su perro, dos señores hablando entre ellos seguramente de algo relacionado con la política y... Espera un momento. ¿Esa de ahí no es Maya? Karchez intentó enfocar su mirada en una chica castaña que lanzaba una pelota a un perro. ¿Ese es Buddy?

El castaño se bajó de su coche a paso lento intentando enfocar bien a aquella chica que se encontraba de espaldas jugando con aquel perro de tamaño grande. Ando hacía ella deseando que fuese Maya. Pero no podía ser. Maya estaba con Carola en su casa. Karchez no la había visto pero ¿con quien podría estar el rubio que no fuese Maya? Karchez paro en seco para observar si era ella. Llevaba su largo pelo recogido un moño despeinado mientras llevaba unas mallas de ciclista y una sudadera ancha. Parecía ella. De hecho era ella. Pero si algo hacía dudar aún al castaño, todo se esfumo cuando escuchó su voz.

— ¡Muy bien Buddy! —la voz risueña que solo le salía con Buddy resonó en los oídos de Karchez— ¿Buscamos un palo?

Karchez ando hacía ella sin pensar mucho. A paso rápido hasta quedar detrás de ella.

— Hola —Fue lo único que dijo. Maya se giró rápidamente al escuchar su voz con los ojos abiertos sorprendida.

— ¿Que haces aquí? —Maya tragó saliva, ahí estaba él, delante. Tan guapo como siempre a pesar de portar unas ojeras bastante notables. Y los ojos rojos de haber llorado

— Quería verte —Maya asintió sin saber muy bien que decir— He ido a tu casa y no estabas

— Si esta ocupada —Maya hizo una mueca tensa mirando preocupada a Karchez debido a sus hinchados ojos.

— Pensaba que...

— Carola ha venido a pasar unos días aquí, se está conociendo con una chica de aquí y les he dejado la casa sola —Maya suspiró y Karchez sintió un alivio brutal. Se sintió mal de haber pensado todo lo anterior.

— ¿Cómo estás? —Karchez se acercó unos pasos a Maya, esta solo se limitó a encogerse de hombros.

— ¿Cómo estás tú? —Maya giró sus labios en una mueca nerviosa

— Mal —Karchez tragó saliva y Maya apartó sus ojos de la mirada del castaño

— ¿Por qué? —Maya se extrañó, el había sido el que había cortado comunicaciones con ella.

— Porque llevo mucho tiempo sin hacer esto —Karchez avanzó el poco espacio que los separaba y unió sus labios con los de Maya.

La castaña se quedó sorprendida ante ese repentino beso. Pero lo siguió porque ella también había echado de menos eso. Y lo necesitaba, lo necesitaba a él.

Eres todo lo que esta bien [Karchez]Where stories live. Discover now