Capitulo veinte

3.5K 295 35
                                    

Eran poco mas de la nueve, hacía una mañana esplendida. Aunque muy calurosa. Los pájaros no salían debido al calor que hacía fuera de sus nidos pero si cantaban alegres al ver como el Sol se colaba entre las hojas iluminándoles su casa. A pesar del bonito cantar que algunos pájaros proporcionaban al ambiente también existían otros cantos mucho menos agradables. Por que si ya de por sí el sonido de una mosca alrededor de tu oreja recordante el calor es de los mas desagradable creo que tenemos un claro ganador cuando escuchamos el canto de la chicharra. Emulando el efecto de una sirena en alguna isla asiática que ordena a los ciudadanos que se pongan a resguardo porque parece que el vecino se puso a lanzar misiles nucleares. O como una alarma costera que expande el pánico en la población por un posible tsunami. Como el ruido de un autobomba que pasa ordenando una evacuación masiva. Con ese tono se anuncian las chicharras. Ese canto entrecortado que recuerdan a los violines intermitentes de Psicosis cuando la sombra de una mano con un cuchillo aparece en la cortina del baño. A la chicharra le toca traer malas noticias, anunciarles a todos, escondidas entre los árboles, que se viene un día de tremendo calor. Y lo hacen entonando un mantra apocalíptico; siendo este el sonido mas famoso del verano.

— Creo que hemos elegido un mal día para hacer senderismo —rio Maya mientras comenzaba a andar con el castaño a su lado mientras ambos sujetaban las correas de Buddy y Urko

— ¿Por?

— No son ni las nueve y cuarto y mira como cantan las chicharras —Maya lo miraba obvia comenzando la ruta

— Intento no escucharlas tienen un sonido desagradable —bromeó el castaño y Maya asintió

— Pero avisan de el calor que va a hacer durante todo el día —Maya agarró con firmeza la correa de Buddy al ver que este quería tirar hacia delante mas rápido.— Y que canten con esa intensidad a esta hora de la mañana me hace replantearme que nos demos la vuelta y volvamos a casa

— ¿Has traído bikini? —pregunto Karchez ignorando a Maya

— Si, te hice caso ayer —Maya le sonrió— ¿Hay algún lago o algo así?

— Puede ser —Karchez se hizo el interesante y Maya elevó una ceja

— ¿Ahora te haces el interesante? —preguntó divertida

— Siempre lo hago

Maya bufó levemente al notar como una gota de sudor comenzaba a recorrer su espalda. A la castaña le gustaba hacer deporte (mucho además) pero no nos engañemos. Eran las nueve de la mañana y ya alcanzaban los treinta y tres grados, quizás debería haber hecho caso a Daisy cuando le dijo que se aproximaba una ola de calor y que tuviese cuidado. Además, llevar una mochila cargada con tres litros de agua, agua aparte para Buddy y comida no eran la combinación perfecta para no morirse de calor.

— Vamos a darle agua a estos dos, voy sufriendo por ellos —Maya paró en seco viendo como Karchez asentía. Ambos perros estaban felices de poder salir y correr pero ya llevaban sus lenguas fuera indicando el calor que hacía.

______

11:46

— Por favor dime que no queda mucho para llegar a ese lago, a esa piscina o a lo que sea que pueda refrescarme —Maya habló agitada. Su fino rostro de facciones delicadas bastante moreno debido al sol que había tomado durante todo el verano ahora se veía rosa debido al esfuerzo físico que la chica había hecho.— Con una fuente también me vale

— Igual si que ha sido un mal día para hacer senderismo —Karchez se sentó agitado en una roca, notando como el sudor caía de sus sienes formando un rio a través de su cara. Saco una botella de agua y comenzó a beberla de manera ansiosa.

Eres todo lo que esta bien [Karchez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora