TERCER EXTRA

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La madrugada del 11 al 12 de Enero había sido difícil de soportar para Maya. No podía dormir en ninguna posición y había estado con los ojos bien abiertos toda la noche.

Karchez, en cambio, había dormido espléndidamente. Se había levantado de lo mas enérgico y por suerte había descansado como hacía mucho tiempo.

Maya lo envidiaba, quizá el si había podido dormir porque no portaba a sus espaldas una abultada barriga con gemelos en su interior. Tampoco lo podía culpar por ello, pues no era su culpa.

La castaña sentía que los bebes habían estado en alguna posición poco favorecedora para ella, pues había sentido dolores durante toda la noche. Y podría haber despertado a Karchez, pero no lo había hecho. Se veía descansando realmente y pensó en dejarlo descansar.

— ¿Te encuentras bien? —Karchez besó con delicadeza el hombro desnudo de Maya.

Esta se miro a través del espejo y le sonrió débil, se encogió de hombros y asintió algo recatada. El apoyo su barbilla sobre el hombro de Maya y le sonrió a través de su reflejo en el espejo.

— ¿Te he dicho alguna vez lo guapa que estás embarazada?

Maya rodó los ojos divertida por la palabras de su marido. Asintió casi sin poder articular palabra. Era cierto que si se lo había dicho, se lo había repetido durante todo el embarazo aunque ella pensaba todo lo contrario.

Aunque había deseado ser madre con todas sus fuerzas, no le gustaba estar embarazada.

Sus labios estaban hinchados al igual que su cara, algunas estrías habían aparecido sobre su vientre y los tobillos parecían los de un elefante.

Por no hablar de las nauseas durante todo el embarazo, el movimiento dificultado por su aumento de peso y el tener que pedir ayudar hasta para atar los cordones de sus zapatos.

No le gustaba, definitivamente, no le gustaba.

Amaba a los dos niños que llevaba dentro, y sentía eso que solo las madres dicen sentir.

Pero deseaba con todas fuerzas el momento del parto, deseaba sentir que volvía a ser ella con ella misma.

— No sabes las ganas que tengo de dejar de estarlo —Se sinceró Maya.

Ya se lo había dicho a menudo a su marido, y siempre comentaba lo cuesta arriba que se le estaba haciendo el embarazo.

Llegó a estar tan desesperada, que imploró que sus gemelos naciesen sanos pero prematuramente.

¡¿Quien podía aguantar hasta el 3 de Febrero?! Ella por supuesto que no.

Aunque ya era 12 de Enero, y ambos gemelos no parecían tener ninguna intención por salir.

— ¿Esta noche has dormido mejor, no? —Karchez sonrió inocente

Maya dirigió una mirada hacia el, para su gusto algo recriminatoria. Luego dejo escapar una risa ahogada mientras negaba con la cabeza y volvía a dirigir su mirada al espejo, dispuesta a seguir maquillándose.

— Lo pillo, no has dormido nada —Karchez rió algo apurado

— Nada —Le contestó divertida Maya

— Y yo he dormido mucho —Volvió a sonreír inocente. Esperando que la castaña pudiese disculparlo con esa sonrisa.

— No te culpo por ello, cariño —Maya detuvo la brocha sobre su moflete y le sonrió— Simplemente te envidio

— Si no has dormido, podemos quedarnos aquí en casa para que descanses —Karchez apoyo las manos sobre los hombros de Maya y volvió a buscar su mirada a través del espejo.

Eres todo lo que esta bien [Karchez]Where stories live. Discover now