Epílogo

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La decoración navideña reinaba por donde pasases. Andorra se encuentra en su máximo esplendor decorativo;  luces, nieve y niños a por doquier. Los niños se preparan para la llegada de un hombre mayor que porta una barba canosa y va vestido de color rojo, Santa Claus.

A juzgar por el hecho de que es 24 de Diciembre y de que son las 20:30 de la tarde, las calles Andorranas se encuentran muy transitadas de gente. Todos corren haciendo últimas compras.

¿Quién no se ha dejado alguna vez las cosas para última hora? Un examen, unos deberes, un trabajo del sistema solar, unos regalos, hielos para la cena.....

Pero ninguna de esas era la razón por la cuál Karchez se encontraba atravesando un montón de gente corriendo. Llegaba tarde.  Muy tarde. Se había empeñado en ir a jugar baloncesto antes de la cena y las horas habían pasado y ahora llegaba tarde. Lo iba a matar, el estaba muerto en cuanto llegase a casa.

— ¡Papa! ¡Para por favor! —Un niño castaño de ojos de color sin definir aún se para para coger aire.

— Mateo, tenemos prisa —Karchez también se detiene a coger aire y se posiciona junto al niño. Baja la cabeza recomponiéndose pero la levanta al segundo. Un momento, donde esta....— ¿Dónde esta tu hermano? 

— Ahí —Mateo señala a su hermano. Se encuentra sentado en un banco también intentando recuperar su aire. Al darse cuenta, el aludido levanta su mano saludando exhausto.

— Miguel, vamos ven. —Karchez le hace señas para que vaya hasta donde están ellos. Miguel se levanta de mala gana y va hacía su padre y su hermano.

— Estoy muy cansado, ¿Cuánto queda para llegar al coche?  —Miguel echa su cabeza hacía atrás en actitud cansada.

— Poco hijo, pero es que hay mucha gente y estamos tardando el doble —Karchez se pone de pie dispuesto a seguir su marcha hacía el coche cuando es detenido por las manos de sus hijos.

— No podemos seguir —Mateo lo mira preocupado

— Mateo, os he dicho que falta poco para el coche —Karchez los mira y ambos lo miran esperando que se de cuenta. Repasa rápidamente sus ojos por las facciones horrorizadas de sus hijos— ¿Que?

— Papa ¡Nos hemos olvidado a Claudia! —Miguel lo hace reaccionar.

Karchez mira sus brazos sobrepasado, la niña no van con ellos, no lleva a la niña tomada.

— ¿Y donde está? —El mayor de los tres pregunta tembloroso esperando que sus hijos sepan la respuesta.

— ¡Pues en la ludoteca del polideportivo! Hemos salido tan rápidos de allí que se nos ha olvidado recogerla. —Mateo se echa las manos a la cabeza

— Tu madre me mata —Karchez cambia su dirección y vuelve a tomar camino hacía el polideportivo.

Seguido por Mateo y Miguel, y esta vez abriendo a la gente sin importar si los empuja, estruja o incomoda intenta llegar lo más rápido posible a por la más pequeña de casa.

— Papa, ¿crees que mama nos va a matar? —La voz inocente de Miguel suena detrás de Karchez. El cierra los ojos y asiente.

— Miguel no vamos a cumplir los siete años nunca —Mateo pone su mano derecha sobre su gemelo.

— Vamos chicos, acelerad —Karchez comienza a correr seguido por los gemelos.

Los tres comienzan a subir los escalones de la entrada veloces. Karchez mira su reloj, las 20:41. Resopla, ahora mismo lo único que le importa es recoger a Claudia. Giran la esquina y ven la ludoteca a lo lejos. Los tres disminuyen su velocidad para no derrapar y Karchez impaciente toca con sus nudillos la puerta. Son unos segundos los que pasan hasta que la chica que se encarga de la ludoteca abre la puerta con una sonrisa.

Eres todo lo que esta bien [Karchez]Where stories live. Discover now