Capitulo treinta

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1 mes después

Octubre ya se encontraba en su ecuador y el frío había comenzado a instalarse por los rincones. Los jerséis ya no estorbaban como segunda piel y los pantalones empezaban a pedir llevar pelo por dentro. Las hojas débiles habían comenzado a caerse y ya era bastante habitual que comenzase a llover de vez en cuando. Aunque si algo bueno tenía España, era que -casi- siempre estaba soleado. ¿Queréis saber como les ha ido en la convivencia a esta pareja tan adorable?

Decir que les había ido mal sería una mentira, una bien grande. Porque eso definitivamente no había ocurrido. Si algo puedo destacar de esta convivencia es algo que ya nos habían dejado claro nuestros protagonistas, y es la manera tan bonita que tienen de entenderse. Y ahora, que pasaban veinticuatro horas juntos, mucho más.

Karchez tardó en adaptarse un poco mas que ella. Fue un gran cambio el que notó el de vivir en 90m2 a vivir en ese chalet. Aunque Maya se lo puso muy fácil. Había una habitación que era completamente su set up, uno como el siempre había soñado. Sin una cama al lado. Ahora tenía un espacio increíble. Maya lo había ayudado a decorarlo. A Karchez le resultó increíble que a parte de la habitación de ambos (sí, de ambos), el set up de Maya, el suyo, la habitación de su hermana y el set up de Willyrex aún siguiesen quedando libres tres habitaciones. Parecía que esa casa no acababa nunca. Aunque a decir verdad, su set up lo habían puesto en la buhardilla, para que cuando hiciesen directo a la vez no se escuchasen. Pero a el no le molestaba, esa buhardilla era igual de grande que el salón de su casa.

Maya se adaptó mucho mejor y más rápido. Ver a Karchez en casa la hacía feliz. No podía entender como se podía llevar tan bien con él. Ambos habían establecido una rutina. La primera en levantarse era Maya, salía a hacer deporte con Buddy por la urbanización sobre las 07:30 de la mañana solía volver una hora después donde Karchez ya se encontraba parloteando con Daisy en la cocina mientras desayunaba. Desayunaban juntos y Karchez se iba a la universidad y Maya se duchaba y comenzaba a trabajar o solía hacer recados. El castaño volvía sobre las 14:00 donde comían juntos y desde esa hora hasta las 17:00/17:45 (que era la hora en la que Maya solía empezar directo) pasaban tiempo juntos, contándose que tal la mañana o haciendo otras cosas que no tienen vital importancia. Pero lo importante para ellos, era pasar tiempo juntos. Después, Karchez se iba a estudiar y una hora o dos horas y media mas tarde el también comenzaba directo. Y luego por la noche seguían alguna serie o ponían alguna película. Puede parecer aburrido, pero las rutinas a veces son necesarias para establecer un orden en tu vida y en realidad, no son aburridas si la personas que te acompañan en ella lo hacen ameno.

— ¡Buenos días! —Maya entró a la cocina viendo a Daisy toser débilmente. Su rostro estaba pálida y dejaba ver unos ojos hinchados— ¿Estas bien?

— Si no te preocupes —Daisy estornudó y Maya abrió los ojos al asustarse

— Vete a casa Daisy —Maya le sonrió débil— No te preocupes, aquí nos apañamos

— No pasa nada de verdad, estoy b...—Daisy volvió a estornudar y Maya la miró con un gesto obvio— Esta bien, voy a descansar hoy y mañana vuelvo

— Daisy vuelve cuando te encuentres bien —Maya la acompañó hasta la puerta.— Por cierto, ¿no se ha levantado?

— No —Daisy volvió a estornudar y Maya asintió

— Recupérate —Maya le sonrió

— Gracias —Daisy se fue y Maya subió a la planta de las habitaciones a paso rápido.

Entro a la habitación, las persianas aún seguían bajadas y se veía el bulto de Karchez dormido. Maya frunció el ceño divertida, sabía que al castaño le gustaba mucho dormir, pero se había puesto en serio con lo de madrugar y establecerse un horario.

— Amor —Maya sonó dulce. Si, no os metáis con ella. Es el apelativo cariñoso que ambos se decían ahora.— ¿No vas a clase?

— Maya —la voz rasgada y adolorida de Karchez hizo que Maya entrase de lleno en la habitación preocupada— No me puedo mover

— ¿Estas bien?

— Te estoy diciendo que no me puedo mover —Karchez tosió y Maya giró sus labios en una mueca mientras se acercaba al lado de la cama de él. Se sentó a su lado y tocó su frente con la palma de su mano.

— Tienes fiebre —afirmó Maya dulce y el castaño bufó

— Me duele todo el cuerpo —Karchez exageró como se sentía, pero en realidad, el nunca solía ponerse malo y no le gustaba esa sensación.

— ¿Qué te duele mas?

— La garganta y la cabeza —Karchez estornudó y Maya sonrió

— He mandando a Daisy a casa igual —Maya acarició el rostro de Karchez y el cerró los ojos al sentir su contacto— ¿Quieres que llame a un médico?

— No creo que haga falta —murmuró Karchez aún con los ojos cerrados sintiendo las caricias de Maya

— Pero no se que medicamento darte para que mejores —Maya sonrió inocente aunque Karchez no pudo ver esa sonrisa que tanto le gustaba porque estaba con los ojos cerrados— Aunque no creo en los medicamentos

— Que le digas eso a alguien que estudia farmacia es gracioso —Karchez bromeó pero al terminar tosió

— ¿Verdad que sí? —Maya cesó sus caricias consiguiendo que el abriese sus ojos de golpe— Ahora vuelvo

— No, quédate aquí —Karchez hizo un puchero viendo como ella se ponía de pie con una sonrisa— Estaba empezando a encontrarme mejor

— Y mejor que te vas a encontrar —Karchez la miró pícaro ante esas palabras

— Vale creo que con eso mejoraré —Karchez se recostó pícaramente y Maya estampo una almohada en su cara— ¡Auch! ¡Que estoy malito!

— ¡Para lo que te interesa! —Maya le recriminó mientras salía de la habitación a paso rápido.

Cinco minutos tardó en volver. Karchez miró como entraba con un vaso y bufó.

— Me esperaba un conjunto de lencería sexy, no un vaso de leche —le recriminó Karchez y Maya lo miró seria

— Calla y toma —Maya le cedió el vaso y el lo cogió extrañado

— ¿Qué es?

— Leche caliente y miel —Maya le sonrió— Mi abuela me lo hacía cuando yo me ponía mala de la garganta. Ayuda a dormir y a aliviar el escozor de la garganta.

— ¿Tienes abuela? —preguntó Karchez sentándose en la cama para beberse la leche

— Como todo el mundo —Maya sonó obvia sentándose a su lado en el borde de la cama

— Es que nunca me has hablado de ella —Karchez sonrió

— Es que no la veo mucho —Maya se encogió de hombros— Es peculiar

— ¿Peculiar?

— Creo que se dedica a hacer cabarets por Francia —Maya confesó haciendo que Karchez frunciese el ceño

— ¿Cabarets? —Maya asintió y Karchez sonrió divertido— Por lo que has dicho de la leche y la miel parece que es una mujer mayor

— Bueno —Maya se encogió de hombros— A ella le sale la abuela que lleva dentro con nosotras —Maya sonrió— Fue la única que nos ayudo económicamente cuando murió mi madre

— Me muero por conocerla —Karchez sonrió

— Bebe anda —Maya señaló el vaso con leche y el asintió bebiéndolo todo

— ¿Te quedas aquí conmigo? —pidió haciendo un puchero

— Vale —Maya se levantó y rodeó la cama hasta quedar en su lado para acostarse al lado del chico que ya había apagado la luz y se acomodaba junto a ella.

Aquello era felicidad. Al menos para ellos dos.

Eres todo lo que esta bien [Karchez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora