Capítulo 19 (Presente)

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"Lo ideal es encontrar el balance de tu poder, suficiente para no lastimar a otros, pero lo necesario para que no te lastimen a ti."

Andrómeda

—¡Ay! ¡Duele!

Mei, conocida por ser la mejor médica de la ciudad blanca golpeó de nuevo el pecho de Lan-Sui, no sin antes tocar unos puntos clave que la hicieron escupir el resto de la sangre que retenía.

—Y dolerá más si no colaboras.

Con la sangre escapando de su boca, Lan-Sui no pudo protestar hasta que lo sacó todo.

El lavabo estaba manchado por todos lados, su ropa igual, y estaba segura de que esa cantidad de sangre no era nada en comparación con la que todavía le hacía falta sacar.

—¿Cuánto tardará? —Lan-Sui se limpió la barbilla con sus mangas. Si la tela ya estaba sucia no había problema en mancharla un poquito más, al final sería un milagro si todavía pudiera volver a hacer uso de esas túnicas. —El alba se acerca, no quiero que la emperatriz me vea así.

Otro golpe y más sangre.

—Entonces, sugiero que su majestad no sea necia y deje salir la sangre mala.

Lan-Sui recibió de nuevo un golpe, esta vez en la espalda. Sus labios se separaron al sentir el sabor a hierro subir por su garganta para ser liberado en el tallado de mármol.

—Ah, Lan-Sui, Lan-Sui, sigues siendo tan terca. —La médica volvió a su tarea de moler hierbas especiales para ayudar a su emperatriz, pero al ver que la misma no se atrevía a obedecerle volvió para seguir dándole golpes que instigaran a la sangre a seguir saliendo.

La puerta de la enfermería se abrió en el momento justo en el que Lan-Sui volvía a sostenerse del lavabo tosiendo y vomitando más de aquella sustancia con olor metálico.

Una alarma se activó dentro de la mente de Lan-Sui, al instante siguiente un sonido especial de cascabeles resonó por toda la montaña.

—¡Lan-Sui! —Katana le lanzó sus espadas a su prima y salió.

—Volveré luego. —Limpiándose el resto de sangre y despidiéndose de Mei, Lan-Sui la siguió.

Katana la esperaba al final del pasillo, sus ojos similares en color indicaban que se estaba comunicando con sus escuadrones por mensajes mentales, Lan-Sui se rogaba no perder la paciencia en un momento así.

—Hay un intruso en palacio. —Katana informó sin que le fuera pedido. —Rin-Lu y Dalial custodiarán el ala imperial. Zhan está en persecución, los escuadrones rodearon el paso principal, todo el palacio ha sido rodeado, pero, parece que nuestro inesperado invitado es muy hábil.

Lan-Sui aferró sus armas.

—Es ella.

—Puede ser. Primero capturemos y luego veamos.

El sonido de cascabeles regresó, cada vez más y más fuerte. Lan-Sui chasqueó los dedos y todas las habitaciones se cerraron obedientes, sus ojos perdieron el matiz morado y se sumieron en un negro intenso, profundo.

—¿La tienes?

—Está cerca del ala imperial. —El aura morada que rodeaba al cuerpo de Lan-Sui se incrementó. Un hilo se sangre bajó de su boca hasta su cuello. —Zhan fue herido.

Katana se tambaleó, el látigo plateado que sostenía desapareció. Si Lan-Sui no hubiera actuado rápido para atraparla en el aire su cuerpo se hubiera estrellado contra el suelo, fragmentándolo en pedazos.

The princess and the demon witchWhere stories live. Discover now