Capítulo 05 (Presente)

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"Yo tengo el poder, pero es ella quien lo controla. Como el cazador a su arma, igual que el sastre a la aguja, y el rey a su corte. Ella tiene deseos y yo haré que sean cumplidos"

Lan-Sui

—¿Mi emperatriz ve algo que no le guste?

Lan-Sui siguió con la mirada cada uno de los movimientos de Miko. La más pequeña caminaba de un lado a otro en la enorme estancia que ahora era su habitación. Con todo el poder y dinero con el que contaba Lan-Sui, su ciudad y palacio eran construcciones que no deparaban en gastos, por lo mismo, la habitación de las emperatrices era alucinante.

Como todo, el interior de la montaña, estaba hecho de hielo y piedra blanca, los muebles de madera oscura tenían una ligera capa de escarcha sobre ellos, los tonos del clan predominaban en la decoración, y, en el fondo, una enorme cama rodeada con raíces de sauce, musgo verde, y cristales azules, relucía. Su tamaño era demasiado para dos personas, pero su diseño era especial para que cupiera Lan-Sui con su abanico de nueve colas sin problema alguno.

Miko estaba sin habla, en el pabellón blanco su residencia ni siquiera podía comprarse con un solo cuarto del castillo de Lan-Sui, la magia y elegancia del lugar la tenían embobada, más allá que eso solo era el comienzo.

Estaba consciente que las pocas habitaciones que había visto antes de llegar ahí, no formaban ni la mitad con las que contaba la montaña. Por un momento su cabeza dio vueltas, iba a enloquecer por tener tanto espacio para ella sola.

—¿Emperatriz?

—No, yo... Esto... —Miko quería responder con una oración coherente, pero tras intentarlo una vez, supo que su mente tenía los pensamientos tan revueltos que le sería imposible, tampoco hizo falta que siguiera intentando, Lan-Sui le sonrió y la ayudó.

—¿Es de su agrado?

—Completamente. —respondió Miko. Se dejó caer sobre la cama y siguió con la mirada perdida en su alrededor. Había tanto que ver, tantas cosas, armas, ropa... De repente sintió que, desde hacía días ya no existía su timidez a la hora de hablar con el demonio frente a ella, antes era una completa desconocida, una menaza incluso, ahora, ahora comenzaba a acostumbrarse a su presencia.

Sin molestarse en ser discreta, Miko miró a Lan-Sui quien, como siempre, ya tenía sus ojos fijos en ella; no importaba que maravilla estuviera aconteciendo alrededor, Miko descubrió que siempre que se encontrara en el campo de visión de Lan-Sui, el demonio solo la vería a ella.

Ninguna había tocado el tema del pasado, y, aunque Miko sabía que en sus recuerdos se encontraban todas las respuestas a sus dudas, aún no podía rememorar más allá de solo nombres y borrones. Ahora que la curiosidad volvía no pudo suprimirla y la dejó fluir,

—Lan-Sui.

—Mi emperatriz.

Miko no tenía un extremo por el cual comenzar, sus dudas corrían a su boca, queriendo ser las primeras en salir, palabras atoradas en su garganta buscaban una forma de hacerse escuchar, pero eran tantos los huecos por llenar que, ahora que tenía como, no podía elegir uno.

Pero, al escuchar las palabras "mi emperatriz" de los labios de Lan-Sui, supo cómo dar su primer paso.

—Tú eres la emperatriz del clan Nieve.

Los ojos morados se entrecerraron por unos momentos, Lan-Sui era lista, y tenía la ventaja de conocer a Miko como la palma de su mano, aunque la Miko que tenía delante y la de tres años atrás eran un poco diferentes, aún se mantenían iguales en esencia y alma, no era difícil leerlas y llegar a comprender por donde iban sus intenciones.

The princess and the demon witchWhere stories live. Discover now