Tercer año

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"Y al final, cuando ya no quede nada de nosotras, más que las memorias que dejamos atrás, la gente podrá seguir hablando de lo que fuimos, somos y seremos."

***

Me pareció verte, aunque a estas alturas mi mente se mantiene confundida, mezclando lo que es real con los sueños lúcidos que se me presentan a altas horas de la noche. No puedo decir con certeza que te vi, y que eras tú.

¿Una ilusión tal vez?

¿Una mala jugada de la luz y mi mente?

¿O puede ser que fuera algún transeúnte similar a ti en casi todo?

¡Imposible!

Creo conocerte lo suficiente para saber si eras o no tú, lo sé, muy en el fondo de mi corazón sé que eras... O al menos quiero creerlo.

No te vi con claridad, pasaba por un pueblo de los mortales, yendo solo por los rumores que se esparcieron, supuestamente revelando tu paradero. Mala suerte, de nuevo no pude hallarte, más a lo lejos me pareció vislumbrar tu silueta, una joven encapuchada, que mostró una melena gris cuando, en un descuido, la capa que le cubría la cabeza cayó hacia atrás.

Fue breve, apenas un par de segundos, azul eléctrico combinado con... Miedo.

Estaba a nada de ir tras de esa pequeña figura repleta de esperanza, hasta que vi tus ojos.

Bellos, divinos, pero que en esta ocasión reflejaba una terrible mezcla de emociones que jamás, en ninguna vida, me habías lanzado.

Horror, miedo... Me atrevo a decir que incluso un ápice de repulsión.

Esa mirada tuya me bastó para congelarme, no pude reaccionar hasta que fue tarde, cuando mis sentidos volvieron, y mi conciencia se despertó, corrí hacía ese punto, pero ya no había nadie.

La gente iba y venía, capas, vestidos, colores, olores... Todo me embriagó de forma abrumadora, se me complicó respirar, el mundo dio vueltas y luego, todo se volvió oscuro.

Al despertar estaba en una posada.

¿Cómo llegué allí?

No lo sé, desconozco quien fue la buena alma que se apiadó de mí, alquiló un cuarto y me permitió descansar. Al preguntar, la dueña del establecimiento dijo que no conocía a la persona que me trajo, y tampoco supo dar información alguna acerca de ti, o de la mujer encapuchada que detuvo mi corazón por uno segundos.

Recorrí el pueblo varias veces más, no era muy grande y todos los aldeanos me permitieron pasar a sus propiedades, pero si en algún momento hubo rastros de ti, se habían vuelto a esfumar en la nada.

A penas y pude dormir esa noche, con la mente llena de recuerdos agridulces, colores vívidos y... Esa mirada.

Para cuando el alba pintó nuevamente el cielo, yo ya me había ido.

Busqué en los alrededores, cada sendero, camino, monte y valle. Había pisadas sobre la tierra, huellas en el pasto, restos de fogatas en las montañas y retazos de tela abandonados en algún arroyo, el cual llevaba la tela río abajo, hasta el mar.

Pero de todas estas señales de vida, ninguna coincidía con las que tu dejas.

Las huellas eran muy grandes o muy pequeñas, las fogatas, algunas tenían un orden muy recto, otras eran filas ordenadas, no había alguna que solo fuera un montón de palos, regados al azar. Y los retazos de tela, la mayoría eran partes de banderas de caravanas o de algunas villas, posiblemente se desprendieron durante alguna tormenta y viajaron con el aire hasta caer al río.

Una vez más regresaba a casa sola.

Al anochecer me di cuenta de que era luna llena, fase que favorece la magia, fase que aprovecho para mandarte una señal, un grito indirecto de que aún sigo buscándote.

Se dice que causar fenómenos naturales gasta mucho poder y energía, yo hago esto cada mes y no me siento mal.

Como es costumbre, subí a la cima con Lan-Yun, él en ningún momento soltó mi mano y yo solo me aferraba a él con fuerza, es mi ancla, mi fortaleza.

Cuando la luna llegó a su punto más alto lo hice.

Una lluvia de estrellas bañó el cielo, parecían lágrimas deslizándose en un rostro de tez morena; caían en líneas rectas, siguiendo una trayectoria desde un extremo del cielo hasta el otro.

Toda la noche, hasta el amanecer, las estrellas continuaron su recorrido. Solo cuando los primeros rayos de sol iluminaron desde el horizonte comenzaron a apagarse, vi la última estrella pasar y desvanecerse en la claridad del cielo.

"Ella las verá"

Eso me dijo Lan-Yun y yo le creí.

The princess and the demon witchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora