Capítulo 29

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"Me encargaré de componer todo lo que ella haya roto, aunque eso sea mi corazón."

Lan-Sui

Miko empezó el beso, pero desde el principio le perteneció por completo a Lan-Sui.

Los labios de Lan-Sui bailaban demandantes, rudos y delicados, jugaban con los ajenos, envolviéndolos con ternura y un deje lastimoso de suavidad. Eran fríos, tanto como la piel de Lan-Sui, tanto como la misma Lan-Sui.

Sin necesidad de aire, Miko se sentía en un paraíso infernal, jugando en una cuerda floja que se ataba entre la vida y la muerte. Cada paso de daba hacía temblar el hilo por el que caminaba, pero su cuerpo se mantenía firme, estable.

El interior de su boca fue reclamado, Miko gimió al sentir un copo deslizarse dentro de ella. Cada papila gustativa fue paralizada por el delicado trozo de hielo, tal sensación de arder por fuera y tener al mismo invierno adentro la hizo experimentar una sonata exquisita de sensaciones.

Lan-Sui no la compadeció, apoderándose de cada centímetro de ella con tan solo un beso.

Con una mordida suave en su labio inferior el frío la abandonó, dejándola anhelante de congelarse una vez más.

—Lan-Sui. —decir su nombre sonó tan extraño como admitir el hecho de que había disfrutado de todo.

No había más testigos que el silencio, las sombras y la poca luz lunar que se filtraba desde el cielo lleno de nubes que anunciaban tormenta, a través de las ventanas hasta iluminar, apenas lo necesario, a la pareja que compartía miradas brillantes en medio de una cama revuelta.

El color azul en los ojos de Miko pareció ser luz, brillando radiante por el éxtasis y la emoción desbocada. Lan-Sui tenía una situación similar, pero no solo eran sus ojos los que se encendían, las marcas y lunares en su piel también destellaban, como si fueran estrellas espolvoreadas en un vasto cielo blanco.

Miko no contuvo la tentación y tocó con un dedo uno de los lunares ocultos en el cuello del demonio. Era un punto clave, con solo rozar la zona sentía la magia y el bombeo de sangre fluir con libertad. Cada latido, cada pulso, lo sentía también.

—¿Sientes mi corazón? —Lan-Sui despegó la mano de su cuello y la puso sobre su pecho, ahí donde un bulto sobresalía, suave, cálido a diferencia del resto de su cuerpo. —Tantos años, tanto tiempo, y sigue latiendo por ti.

—La melodía que toca es hermosa. —Miko definió con cuidado cada pequeño y delicado rasgo del rostro de Lan-Sui. Pasó las manos por su mentón, su nariz, sus mejillas, para terminar, enlazando ambos brazos detrás de su espalda. —¿La tocas por ella no es así? ¿Por Mo-Quing?

Lan-Sui sonrió y descendió en una poderosa caída que conducía a su muerte en los labios de Miko, se detuvo a milímetros de entrar en contacto, una pausa instantánea para responder con sinceridad.

—Por ti. —calló el suspiro de asombro, absorbiéndolo profundo para transformarlo en un nuevo gemido cargado de amor y deseo. —Te amo, pero no me creerás, aunque lo diga mil veces, así que lo único que tengo son acciones. —Lan-Sui besó la frente, el puente de la nariz y las mejillas que eran explosiones de rojo en el rostro de su amada. —Si decirte que te amo no es suficiente para ti, entonces, permíteme que te lo demuestre.

Miko volvió a besar a Lan-Sui para callarla, y permitirse así, un instante para pensar, más esos labios la distrajeron evitando que hiciera algo más que no fuera concentrarse en consumirlos de la misma manera que el fuego a un tronco maduro.

The princess and the demon witchWhere stories live. Discover now