Capítulo 14

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"Detener a un corazón libre es como querer parar la lluvia con las manos, imposible y estúpido"

Lan-Sui

En su carrera a lo largo y ancho de la isla en busca de Lan-Sui, Miko estaba segura de que ya había tropezado al menos unas diez veces con bestias extrañas que jamás en su vida había visto, logró caerse el doble de veces por un cambio tan brusco de terreno; pasaba de estar caminando sobre pasto a enterrase en arenas, en otras ocasiones estuvo a nada de caer por un precipicio de roca lisa que mostraba otro drástico cambio de paisaje, de ser un bosque nevado en la cima se convertía en un bosque de pinos en los niveles inferiores.

Y así como el ambiente cambiaba, también lo hacía el clima y su humor. Ya pasó de estar sufriendo por el frío a estarse muriendo de calor, y con esos cambios tan radicales sus emociones se descolocaban, de irritada a enojada, así sucesivamente.

Una llama verde pasó rozando su flanco izquierdo, sus reflejos la hicieron reaccionar justo a tiempo. Otra llama voló en su dirección desde las sombras, Miko gruñó mientras se alejaba creando conjunto de protección a su paso. La persona, demonio, o lo que fuera que la estaba siguiendo desde que la cacería comenzó parecía tener una muy fuerte decisión de capturarla.

Tres llamas más la persiguieron, desvaneciéndose al chocar contra los escudos levantados por Miko. Corrió al ver que los ataques no se detenían, y no pasó mucho para que el sonido de otros pasos sonara al aplastar las ramas caídas unos metros más atrás.

Con la mirada enfocada en el frente y sus sentidos alertados al máximo, Miko siguió pasando entre ecosistemas sin detenerse ni por un momento.

Antes mencionó que no le importaba quien la atrapara, ahora, por alguna razón sus pies solo podían huir, y su mente le gritaba a gritos que escapara. Si querían atraparla con fuego entonces implicaba que lo que deseaban era hacerla cenizas, y ella, ella no estaba decidida a dejar de arder.

Concentrada en huir y no tropezar, llegó un momento en el que Miko perdió la noción de donde estaba, sus pies cedieron al comprobar que, al menos en ese momento, nadie la seguía. Algo confundida se arregló el traje, las vendas en su mano izquierda se deshicieron y tuvo que rehacer el vendaje con retazos, cuidando de que no se notara ninguna de las imperfecciones de su piel.

Ese nuevo entorno era un conjunto extraño de pantano y jungla. Miko se adentró, procurando no emitir sonido alguno, pero ni siquiera había dado dos pasos cuando vio la primer trampa hecha pedazos y con una enorme cantidad de tinajas vacías.

Sonrió.

De verdad que se necesitaba más que eso para conseguir atrapar a Lan-Sui.

Veinte metros más adelante otras dos trampas estaban en una situación similar a la primera. Decir que se encontraban rotas era quedarse corta, aquellas redes parecían hebras de cabello esparcidas sobre el suelo, ya ni siquiera sería posible unirlas de nuevo, incluso sostenerlas podía hacer que se quebraran por lo frágiles que se habían vuelto.

A lo largo del camino se topó con otras redes igual de destruidas. Conforme avanzaba, Miko se encargaba de hacer honor a una técnica antigua de silencio, por ello, cuando llegó hasta un punto desde el que pudo divisarla sin ser detectada, casi pegó un grito de alegría.

Un aullido cortó su pequeña victoria. Miko hizo una mueca al alzar la vista hacía el cielo, había olvidado que pronto comenzaría a amanecer, debía de darse prisa.

Manteniendo una compostura digna siguió avanzando, cada vez más cerca de ella. Cuando estuvo a tan solo unos metros la observó seguir bebiendo, como si nada más importara en ese momento, Miko se sintió ofendida.

The princess and the demon witchWhere stories live. Discover now