Capítulo 06 (Presente)

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"No era mi hijo, pero le quería como a uno, no podía verlo sufrir o ser humillado y quedarme de brazos cruzados, podría no ser la madre que lo trajo al mundo, pero sería la mujer que le enseñara a enfrentarlo."

Miko

Al despertar, Miko se dio cuenta de que estaba sola en la habitación imperial, ambos lados se encontraban vacíos, y como único consuelo quedaba una flor de loto sobre la almohada de Lan-Sui.

Tomó el pequeño regalo, con cuidado de no apretarla demasiado para que los pétalos no cayeran, llevó la flor hasta el enorme manantial de aguas termales que conectaba a su habitación, y la dejó sobre la superficie.

La flor se alejó hasta quedar fuera del alcance de Miko, ella sonrió al ver el ambiente calmo y pacífico que se formaba en el lugar. Meditó por un par de minutos antes de decidir tomar un baño, para luego dar comienzo a su búsqueda de algún rostro conocido que pudiera darle alguna tarea para hacer el resto del día.

El agua tibia aumentó su temperatura cuando Miko se deslizó en ella, un suspiro involuntario resbaló de sus labios al sentir como el calor envolvía a su cuerpo. A la orilla del manantial había botellas aromáticas y jabones de colores, con algo de pena, Miko tomó algunas cosas y procedió en su misión de disfrutar de su baño.

Cuando salió, envuelta en una túnica especial, se dio cuenta de un pequeño detalle. ¡No tenía ropa!

Su pánico desapareció al recordar que Lan-Sui mencionó algo acerca de que sus túnicas estaban guardadas en el ropero de mayor tamaño. Al abrir dicho mueble Miko se quedó pálida, había más ropa de la que imaginó, además de joyas y vestidos tan elegantes que le dolían los ojos de solo verlos.

Eso... ¿Era suyo?

No podía procesarlo así que se apresuró a tomar las túnicas más sencillas que encontró. Luego de vestirse fue al guardarropa contrario, durante los últimos días se había llegado a acostumbrar tanto al peso de la túnica superior de Lan-Sui sobre sus hombros que ahora no podía quitar esa prenda de su atuendo. Eligió una al azar y se arropó con ella, gracias a esa acción notó que los ropajes eran distintos; mientras las túnicas de ella eran similares a pantalones sencillos con una camisa larga y un cinturón blanco, Lan-Sui usaba un hanfu con pantalones debajo, y siempre lleno de escarcha; los símbolos grabados en los hombros también contrastaban, Lan-Sui portaba el símbolo de su clan, Miko portaba ahora un bordado del clan Amatista.

Admiró el reflejo de su persona durante un largo rato. Su visión parpadeó unos segundos, el reflejó cambió, era ella y a la vez no.

Los mechones grises de cabello se encontraban atados en una coleta alta, sostenidos por un listón negro, su ropa era igual a la que usaba en esos momentos, solo que, del cinturón colgaban dos cuchillos, enfundados en su estuche de cuero. El brazo izquierdo tenía vendas hasta la muñeca, el derecho era cubierto por un guante café que se ataba en el dedo medio de su mano.

Ver su nuevo reflejo le trajo una sensación añeja, pero duró poco, después de un parpadeo ya no quedaba rastro del cambio, volvía a ser ella, volvía a mostrar su cabello atado en una trenza, ambas manos vendadas hasta la mitad de las palmas y ninguna arma en su cintura.

Confundida por lo acaba de ver decidió que lo mejor era darse prisa y salir de ese cuarto.

El ala en el que se encontraba era destinada solo a la familia imperial, pocos sirvientes tenían acceso a esa parte del palacio, así que no se topó con nadie hasta que llegó a los pabellones y jardines más concurridos y abiertos a todo público.

The princess and the demon witchWhere stories live. Discover now