Capítulo 9

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A muchos les venía la inspiración de la nada, como a Cyara, que independientemente del tema o del contexto podía soltarte un buen argumento filosófico. Zaida no era así. Ella se inspiraba al estudiar, cuando empezaba a pensar que iba a suspender por mucho que siguiera leyendo los apuntes, de recordaba que era una fracasada y que siempre lo sería... Todo se volvía oscuro, triste y melancólico.

A veces creía ser feliz. Como cuando se juntaba con sus amigas y se llevaba las manos al estómago a consecuencia del dolor que le provocaba reírse a carcajadas. El día se hace noche, oscurece al igual que los pensamientos, ya no hay sonrisas. Se acuesta en la cama y mira al techo con la luz apagada y las persianas bajadas. Reflexiona sobre lo que es y lo que le gustaría ser.

No, estudiar no le gustaba, eso ya estaba claro. ¿Pero que iba a hacer si no? Trabajar le gustaba menos todavía. No tenía ni idea de qué hacer con su vida, iba viviendo al día sin saber en lo que ocurriría mañana.

Harta, dejó los apuntes a un lado y se masajeó la sien con los dedos, sentía esta palpitar bajo su tacto y eso le generaba frustración. Llorar no solucionaría nada, ya lo había hecho durante bastante tiempo, después pasó al alcohol y ahora solo quedaba la aceptación. No todo podía ser malo, solo necesitaba dividir los temarios e ir aprendiendo de poco en poco, dejarlo todo para los últimos días sería una pesadilla que no la dejaría dormir por las noches. 

En el grupo de WhatsApp ya estaban preguntando qué planes tenían para ese finde, ella solo tenía uno y era visitar a su familia y contarles el excelente curso que había hecho ese año. Claro que le iban a gritar cosas del estilo "Si no sirves para estudiar, trabaja", no era la primera vez que lo hacían. Para ellos estudiar no era más que sentarse a memorizar algo, trabajar era lo único duro en la vida.

Soltó un largo suspiro y antes de volver a lo que debería de estar, la pantalla de su teléfono se encendió en señal de que una nueva notificación acababa de llegar. Era ni más ni menos que Alan, a quien tenía agregado como Crush mandón. No se lo pensó dos veces y desbloqueó el aparato para llamarlo, whatsappear estaba bien pero hablar como se había hecho toda la vida estaba mejor.

—¿Cómo vas con los estudios, princesa? —cuestionó a modo de saludo.

—Tengo ganas de cortarme las venas con un bolígrafo, creo que con eso ya está todo dicho.

El dominante se carcajea ante la respuesta, Zaida también sonríe a pesar de que no había sido una broma en absoluto.

—Aleja los pensamientos suicidas, ¿has aprendido algo nuevo?

—Tan solo media carilla —admitió mirando los apuntes—. Cuando debería de saberme tres páginas como mínimo.

—¿Cómo mínimo?

—Pues claro, tengo que hacer un buen reparto de los temas para no dejar todo para la última semana de agosto.

—Zaida, todavía no ha terminado junio, respira —aconsejó—. ¿Quieres que vaya a tu casa y te ayudo?

—¿Ayudarme tú a estudiar? Alan, no me hagas reír.

—Princesa, decía para quitarte el estrés —agregó con diversión—. Ya sabes, relajarte a ti para que después puedas estudiar con la cabeza despejada.

—Es una oferta tentadora pero ambos sabemos que no servirá de nada. Si vienes y follamos me concentraré menos de lo que hago ahora.

—Necesitas una buena follada, princesa, admítelo.

La morena rodeó los ojos con fingida molestia. Si eso lo hubiera dicho otra persona se habría molestado, pero era Alan quien lo decía y además solo iba con la intención de follársela más tarde.

—Tú lo que quieres es venir y echar un polvo, ¿no?

—Quiero que me recites el tema entre gemidos, así que pásame la ubicación y ve aprendiendo lo que te falta de carilla. Solo necesitas un motivo para estudiar, con esto tienes motivación suficiente.

La idea la acaloró. Tenía razón de sobra. Acababa de decírselo y ya le entraron ganas de volver a estudiar.

—¿Qué pasa si no me lo sé?

—Castigo.

—¿Castigo? ¿Me darás nalgadas y esas cosas?

—He tenido un buen maestro, créeme que puedo ponerme creativo con tan solo unos bolígrafos.

La escena de las gafas vino a su mente. La creatividad no era algo que le faltase. Sabía que podía usar cualquier cosa para satisfacerla y eso le resultaba todavía más excitante. Mordió el bolígrafo que tenía en sus dedos y se imaginó las utilidades que podría darle él.

—Pásame la ubicación con WhatsApp y nos vemos en media hora —pidió antes de colgar la llamad. La necesidad de obedecer estaba presente así que al segundo entró en la aplicación y buscó su contacto para enviarle la ubicación en tiempo real.

Alan no respondió al mensaje, se limitó a entrar en este e ir directo a Google Maps, con GPS llegaría incluso antes de lo previsto.

Zaida, mientras tanto, estudió lo que le faltaba de ese folio, que tenía casi tantos dibujos como palabras. Estudiar sabiendo que lo que vendría después sería jodidamente caliente se sentía muy bien. Necesitaba esa excusa todos los días, quizá así memorizaba antes todo lo que tenía que hacer.

No falló demasiado en decir la hora a la que llegaría, quizá un par de minutos como mucho. Ella no tardó en levarse para abrirle la puerta y recibirlo como si no estuviera ansiosa por que llegara.

—Tema uno —habló antes de que sus labios hicieran contacto con los suyos.

Húmedas sensaciones Where stories live. Discover now