Capítulo 13

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—Tú debes de ser el novio de mi hija.

Zaida pone los ojos en blanco. Incrédula de que su madre ni siquiera la salude a ella y vaya directamente al chico que la acompañaba.

—Desde luego, mi nombre es Alan —se toma el atrevimiento de acercarse para darle dos besos en las mejillas, dejando a la madre desconcertada.

—Zaida nunca nos había presentado a ningún novio de esta manera, no me esperaba que tú fueras el primero.

—Como si me dejaras opción...

—Zaida, no seas maleducada.

La morena se sintió frustrada una vez más. ¿Que había hecho ella ahora para que le reclamaran cada dos segundos? Alan le puso la mano en la espalda baja y acarició la zona con sutileza, recordándole que estaba ahí.

—Mejor pasemos a cenar de una puñetera vez —pidió por lo bajini.

Aunque la forma en la que lo dijo no le gustó, le hizo caso. Los guió al comedor mientras alardeaba de lo que había hecho para cenar, el padre de Zaida los esperaba ya allí sentado mientras jugaba en su teléfono al Hay Day.

—Hola, papá —se acercó a besarle la mejilla de forma ruidosa para llamar su atención con tal muestra de afecto.

—¿Tienes pan de maíz?

—Eh... No lo sé, después miro —hizo un gesto con su mano—. Papá, él es Alan.

Él dejó de alimentar a las gallinas solo para alzar la mirada y ver al joven que disimulaba su sonrisa. Carraspeó y bloqueó su teléfono para después guardarlo, se levantó con el semblante serio y estiró su mano para saludarlo.

—Así que tú eres mi yerno, ¿eh?

—Eso parece.

—A simple vista pareces un buen chico, no vienes con los pantalones rotos ni tampoco tienes tatuajes, podría ser peor.

Alan iba bien vestido, como de costumbre. Ese día también estaba peinado para la ocasión, sabía como dar una buena impresión.

—¿Y tú que sabrás si tiene tatuajes o no? Tal vez los tiene...

—Sabes de sobra que no los tengo —agregó con cierto tono de diversión—. Aunque no tendría problema si quieres volver a repasarme el cuerpo.

—Esto huele a sexo —canturreó el padre mientras se volvía a sentar—. ¿No queréis hablar mejor de otra cosa? No sé, por ejemplo, ¿cómo os conocisteis?

—Tenía un crush con él porque era el tío más guapo que había visto en la ciudad, se juntaba mucho con conocidos de la universidad y bueno, tenía que verlo si o si, aunque él no estuviese siquiera enterado de mi existencia.

—¿Un qué?

—Un crush.

—Que le gustaba —aclaró Alan, soltando una risita—. Yo sabía de tu existencia, princesa, te había visto tantas veces como tú a mi, y también sabía que te gustaba... Tus ojitos no saben disimular.

—¿Por qué no te acercaste a mi antes?

—Porque no quería descentrarte de tus estudios, eso era lo primero, ya tendría tiempo para nosotros en verano.. ¡Y míranos!

—Ahora también tiene que estar centrada en los estudios —replicó su madre, dejando la fuente de comida sobre la mesa— o que no hubiera suspendido. Si se aplicase antes no tendría que pasarse ahora el verano estudiando.

—Que si, mamá, que lo hemos pillado.

—Tengamos la fiesta en paz mientras cenamos, no queremos espantar a nuestro yerno —habló su padre, dedicándole una sonrisa.

Se dio por vencida y decidió hacerle caso, aunque de vez en cuando soltase algún que otro comentario que a Zaida no le gustara. En ocasiones se vio tentada a lanzarle el tenedor, pero por suerte Alan siempre se daba de cuenta y le impedía hacer algo de lo que pudiese arrepentirse más tarde. Para cuando llegó el postre ya había pasado la mayor tensión y se habían limitado a hacerle preguntas sobre su supuesta relación y sobre la vida privada del joven.

—¿Y sois una de estas parejas para pasar el rato o vais en serio? Porque con eso ya me decís mucho.

—Señora, creo que sería muy apresurado para decirle que con su hija quiero toda una vida, pero al ritmo que vamos no me podría negar en absoluto a pasar el resto de mis días con ella —le acaricia la mano encima de la mesa—. Es una persona increíble y la más interesante que he conocido en mucho tiempo, creo que con eso se lo digo todo.

Zaida lo miró embobada. ¿Acababa de escuchar eso o se lo había imaginado? ¿Lo decía en serio o sólo era el plan de querer agradarle a sus padres?

Sea como sea, era lo que necesitaba oír en ese momento para no decaer ante los reproches de su madre, que una vez más había empezado a hablar sin parar del tema de sus estudios, claro que después de darles una charla sobre que eran muy jóvenes y que debían de pensar en las cosas antes de hacerlas. En la vida de la morena no había espacio para un individuo más, que su madre se dejara de tonterías de una vez por todas.

—Voy a aprobar todo en septiembre, maldita sea, por una vez en tu vida confía en mi —dijo, golpeando con las palmas de sus manos en la mesa y levantándose con la misma acción—. Alan, vámonos.

—Quedaros a dormir, ya es tarde y no es recomendable que conduzcas a estas horas de la noche. Tu habitación está como la dejaste y él puede dormir contigo, siempre y cuando sea solo dormir —recomendó su padre.

Alan apoyó la idea y se levantó para que ella lo guiara hasta su habitación, aunque la idea de quedarse allí le quemaba por dentro y le angustiaba saber que tendría que esperar hasta la mañana siguiente para escapar.

—Iré a darme una ducha —avisó—. Cuando me mudé casi que vacié la habitación, mi armario probablemente no tenga nada. ¿Sería mucho pedir si te digo de ir al desván a por mi ropa? Mamá la guarda toda en una caja con mi nombre.

—Yo me encargo —asintió con la cabeza y se acercó a besarle la mejilla—. Aunque me habría gustado más acompañarte, supongo que en otra ocasión.

Le guiñó un ojo con coquetería y salió por la puerta para darle el espacio que necesitaba y para ir a por la ropa que le había pedido.

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