Capítulo 19: El Cumpleaños

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Algunas semanas habían transcurrido, todo seguía muy bien entre Andrés y yo. Habíamos salido a otras citas, el cine, cenar, entre otras cosas, y sí, habíamos tenido mucho sexo.

Hoy era viernes, y Andrés había quedado en venir por mí. Hoy era el cumpleaños de su madre, por lo que le harían una pequeña fiesta en casa de una de las tías de Andrés.

Estaba algo nerviosa, la madre de Andrés a éste punto ya sabía que salíamos, por las incesantes veces que Andrés y yo subíamos a su cuarto, colocábamos la música muy fuerte y no bajábamos en horas, pero, el conocer a su familia me ponía algo inquieta.

Eran las cinco de la tarde, ya me había preparado, me cambié unas cincuenta veces, ya que no sabía que ponerme que fuera perfecto como para conocer a la familia de Andrés. Finalmente, me había decidido por un traje blanco el cuál era holgado al cuerpo de la cintura hacia arriba, la falda siendo bastante suelta hasta la rodilla. Me había colocando unos zapatos blancos de punta fina y el cabello suelto y solo un toque de maquillaje.

Mi madre ya sabía de Andrés, aunque no se lo había presentado formalmente. Además, Andrés y yo sí estábamos saliendo, pero aún no éramos novios, éste aún no me los preguntaba, y tampoco lo iba a presionar.

Sé que esto debe ser difícil para él, Andrés nunca había tenido una relación con nadie, por lo que le daba su espacio y su tiempo para acostumbrarse. Lo menos que quería era presionarlo y alejarlo.

Siento cómo mi teléfono vibra en mis manos, al mirar era un de Andrés.

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Andrés: Princesa, ya llegué. -emoji carita guiñando un ojo-
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Princesa... siempre sonrío al ver cómo me llama princesa. Hace unas semanas me llamaba así en ocasiones. Era muy lindo proviniendo de Andrés el ex-corazón de piedra. Me impresiona lo mucho que a cambiado.

Rápidamente, tomé mi bolso de mano, la bolsita con el regalo para la madre de Andrés y bajé las escaleras.

—¡Mamá llegó Andrés, llego tarde hoy! —Le besé la mejilla.

—Cuídense amor, que la pasen bonito. Dale mis felicitaciones a su mamá por mí. —Asentí abriendo la puerta principal y saliendo de la casa.

Al salir, vi a Andrés recostado del auto en la puerta del pasajero, con sus brazos cruzados y una sonrisa en el rostro.

Mi corazón aún se aceleraba al verlo, nunca se hacía costumbre.

Se veía tan hermoso, esos pantalones mahón oscuros holgados al cuerpo, ésa camisa de botones gris la cuál marcaba a perfección sus tonificados pectorales. Esos dos botones desabotonados en la parte superior de la camisa, le daba un toque muy sexy.

Caminé hacia el auto, Andrés me abrió la puerta.

—¡Buenas noches damisela!

—¡Buenas noches caballero! —Sonreí, me acerqué y le besé.

—¡Te ves... increíble! —Me miró de arriba a abajo.

—Gracias. —Dije tímidamente. —Tú también te ves muy bien. —Se veía demasiado bien....

—Gracias. —Sonrió en tanto yo me subía al auto.

Andrés, al cerrar la puerta del pasajero, dio la vuelta, entró al auto, lo encendió y lo puso en marcha.

—¿Estás bien? —Preguntó Andrés bajando el volumen de la música.

Cambio de Cuerpo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora