Capítulo 35: Eliminatorias

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Al los primeros rayos del sol salir, Matthew se escabulló rápidamente por la puerta trasera de la casa por la que entró anoche.

Estaba que me moría del sueño, no habíamos pegado el ojo en toda la noche, solo haciendo el amor una y otra vez, pero, no me arrepiento, fue increíble.

Creo que algo bueno salió de la pobre tía Brunilda callándose por las escaleras...

Dios que me perdone.

Al Matthew irse, lo primero que hice fue tratar de dormir un poco, aunque fuera una hora como mucho. Pero, al colocar mi cabeza en la almohada, escucho a mi madre llamarme desde el pasillo.

—¡Jimena, ven a ayudar con tu tía Brunilda! —Hay tía Brunilda, te amo, no me lo tomes a mal, pero necesito dormir.

—¡Ya voy mamá, deja darme un baño! —Grito desde mi habitación aún recostada en la cama.

Muy a mi pesar, me levanto de mi cama, me doy una ducha de esas de un minuto, me lavo los dientes, la cara y salgo de mi habitación.

Al llegar al primer piso, veo a la tía Brunilda en su sillón de ruedas en la sala, mi mamá y mi papá en la cocina preparando el desayuno.

—¡Buenos días Jimena querida! —Me dice mi tía extendiendo los brazos para que vaya a darle un beso y un abrazo.

—¡Buenos días tía! —La abrazo y le beso la mejilla.

—¡Estás tan grande y linda! Ya eres toda una mujer. —Me mira sonriente.

—¡Y ya tiene novio! —Grita mi madre desde la cocina.

—¿A sí? ¿Cómo se llama?

—Matthew Miller, tía. —Me siento en el sillón de al lado.

—Matthew, que bonito nombre. —Sonríe apretándome el cachete.

¡Cómo odio que hagan eso!

—Jimena, ven, ayúdame a traer a tu tía a la mesa, ya el desayuno está. —Dice mi mamá mientras coloca los platos sobre la mesa, yo, empujo a la tía Brunilda con su silla de ruedas hacia la mesa.

Todos nos sentamos a la mesa a desayunar unos huevos revueltos, que se veían riquísimos, con jamón y cebolla.

—Hoy puedes salir querida, sé que ayer tenías planes; así que hoy puedes ir con tus amigos. —Dijo mi madre mientras yo no podía ocultar la felicidad que emanaba de mis poros.

—Gracias mamá. —Dije mientras masticaba.

—A ver si me presentas a ése Matthew Miller antes de que me vaya. —Dijo mi tía sonriendo.

—Trataré tía, trataré. —Asentí.

Perspectiva Andrés

Me había levantado muy temprano hoy, uno para practicar antes de que el entrenador hiciera las pruebas físicas, y dos, para cojerme a Melany en el baño, lo cuál, sinceramente se había hecho ya una rutina diaria.

—Creo que te extrañaré cuando nos tengamos que ir de aquí el viernes. —Dijo Melany mientras se vestía, yo hacía lo mismo.

—Creo que será un hasta nunca. —Dije terminando de cerrar la cremallera de mi pantalón.

—Eso creo, aún así, a sido divertido. Pero, hoy a penas es sábado, nos quedan unos seis días más de sexo. —Dijo en tanto se acercaba a la puerta del baño y la abría. —¡Nos vemos a la noche Andrés! —Mordió su labio saliendo por la puerta.

¡Es tan jodidamente sexy!

Al terminar de vestirme, salgo del baño, y siento cómo mi celular vibra en mi bolsillo, al mirarlo, veo que era Beatriz.

Cambio de Cuerpo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora