Capítulo 38: Dulce Venganza

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Perspectiva Andrés

Un mes había transcurrido desde mi pelea con Matthew en el cumpleaños de Elizabeth. Y la verdad, es que, me sentía un poco mal por haber intentado sabotear la relación de estos dos; creo que ya me estaba acostumbrando al hecho de que no la recuperaría, y de que la había perdido para siempre.

He estado pensado bastante en éste tiempo solo; Beatriz me detesta, ni me mira tan siquiera; Jimena, pues, evita mis miradas, creo que solo es para evitar problemas.

No he estado con nadie desde que Beatriz me mando a la mierda, quiero darme tiempo de pensar, de reflexionar qué carajos estoy haciendo con mi vida.

Es irónico pensar que con todas las chicas que he estado, siempre terminan odiándome y despreciándome; definitivamente, había comprendido, que el problema era yo.

Quiero cambiar, pero no sé cómo hacerlo, mis amigos me dan consejos y tratan de ayudar, pero es que, ése miedo a tener algo con alguien, a comprometerme solo a ésa persona; me hacía las cosas casi imposible.

Beatriz fue la primera novia que he tenido en mi vida, y le fui infiel a la primera oportunidad que tuve; Jimena, también se puede decir que le fui infiel, ya que, estando con ella con lo de solo sexo, me acostaba con Beatriz a escondidas, y sin hablar de aquella vez que casi corro a los brazos de Beatriz cuando ésta me envió aquellas fotos...

Intentaré cambiar para bien, intentaré ser alguien diferente, aunque no esté muy seguro de si funcione o no.

Perspectiva Jimena

—¡Quítate mocosa! —Beatriz pasa por mi lado empujándome con su hombro contra los casilleros en tanto sigue caminando como si nada por el pasillo.

—¡Cómo la detesto! Tienes que hacer algo Jimena, lleva un mes tratándote así. —Dice Camila apretando los dientes.

—Desde lo que pasó en el cumpleaños de Elizabeth, ella se está comportando más mierda contigo de lo que se comportaba. —Murmura Laura cerrando su casillero.

—Ella me culpa por Andrés haberla dejado. —Meneo mi cabeza en negación tomando mis libros y lo que necesito de mi casillero.

—Tienes que párala, no puedes dejar que te trate así todo el tiempo. —Voltea Camila los ojos caminando con nosotras hacia el salón de clases.

—¿Qué puedo hacer? ¡No quiero formar una pelea ni ningún alboroto el último mes de clases! No quiero una suspensión de último momento. —Pongo mis libros sobre mi pecho cruzando los brazos.

—Eso es cierto, estamos un paso de la graduación. —Suspira Camila quién últimamente estaba un poco melancólica con todo esto de separarnos para ir a la universidad.

—Bueno, ¿pero si le haces algo que no se sepa que fuiste tú? —Laura me mira, veo la malicia en sus ojos.

—No Laura, no me mires así, no le haré nada.

—¡Vamos, tienes que vengarte! —Laura me incita. —Solo una venganza pequeñita... diminuta. —Me mira parando en seco en el pasillo, la veo juntar las manos como si estuviera rezando.

—Bueno, si insistes... creo que tengo una idea. —Sonrío levantando una ceja.

Laura, Camila y yo, llegamos temprano al salón de clases, el profesor aún no estaba aquí, por lo que sería el momento perfecto para comenzar con el primer paso de mi venganza.

—¡Vigila la puerta Camila! —Camila asiente colocándose en posición.

—¿Mascaste esas gomas de mascar lo suficiente, Laura? —Laura me mira mascando con dificultad las cinco gomas de mascar que se metió en la boca hace unos diez minutos.

Cambio de Cuerpo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora