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Habían pasado ya dos días desde el ataque en las Cortes, cada Alto Lord buscaba una respuesta a lo que estaba pasando.
Las Cortes atacadas por querer saber que fué y la otras tres para evitar cualquier ataque a sus ciudades.
Rhysand y Feyre, estaban preocupados ya que no sabían a qué se enfrentaban, cuando finalmente podían estar tranquilos. Pero eso nunca lo iban a aceptar en frente de su familia.
Nadie sabía en dónde más buscar, cada integrante de él Círculo Íntimo leía o preguntaba a personas que podrían tener la respuesta, pero no había nada.
Se encontraban en silencio en la Casa de Viento, leyendo libros viejos tratando de encontrar algo.
Él silencio lo rompió un ruido de algo rompiéndose y el grito de Elain.
Alarmados, todos se levantaron a descubrir que había pasado, el Shadowsinger siendo el primero en salir a buscar a la chica.
Él ambiente se había vuelto frío y desolado, cuando encontraron a la Vidente, está se hallaba en un trance.
Sus ojos se encontraban de un tono pálido, casi blanco. Parecían ver todo, sin realmente estar viendo algo en concreto. Su cabello se alzó como si una ráfaga de aire lo impulsará hacía arriba.
Nesta, intentando llegar a su hermana, dió varios pasos hacia adelante, siendo detenida por Cassian. Cuando iba a refutarle y probablemente golpearlo en algún lugar importante; Rhysand habló:
- Está teniendo una visión, no sabemos aún el alcance de su poder, espera un segundo - dijo tratando de calmar, a su pareja que se veía preocupada, Nesta y Azriel que aunque su cara estuviera sin emoción alguna, sus ojos demostraban su preocupación.
Los nervios y posiciones de ataque estaban listos hasta que la Vidente empezó a hablar.
-"Dos reyes nacerán Y un poder sin igual traerán. Sin fin de batallas tendrán Y no todas las ganarán. El portador del Elentari la ruina será y el fin de los mundos llegará."
Cayó a el suelo, siendo atrapada por Nesta, dejando a todos en desconcierto.
Y así, desató el pasado que tanto se trató de ocultar.
[...]
El Alto Lord de la Corte Noche, creyó nunca más escuchar esas palabras. Pero se equivocó.
Recordaba que desde pequeño, si alguna persona hablaba o mencionaba esas palabras o algo respecto a ellas, su padre los castigaba.
Era prohibido hablar de eso, recuerda que la única vez que lo preguntó; fué a su madre, creyendo que ella le diría el por qué de tanto misterio.
