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El sol estaba casi ocultándose cuando la Corte Noche arribó a la reunión en Amanecer .
Aparecieron en un pasillo largo, sus paredes blascas y en algunas partes transparentes dejaban ver el ocaso que empezaba.
Frente a ellos estaba un hombre alto, con postura firme y cara seria. Sus cabellos oscuros y en algunos lugares cenizos estaba largo.
Rua lo reconoció; era el hombre que había intentado pelear contra las criaturas de la oscuridad, el que a pesar de las advertencias se había quedado a pelear.
Ocultó su asombro y vió como el la examinaba y luego veía a Rhysand, seguro viendo el parecido. La miró de nuevo y le dió un asentamiento como saludo.
- Bienvenida a la Corte Amanecer, soy el Alto Señor, Thesan.- volvió a hablar con tono calmado, uno que ocultaba el repaso que les había dado.
- Rualik, Reina Ilyria. - soltó con la cabeza en alto.
Él se sorprendió, pero lo ocultó rápido, ahora viéndola con intriga, luego les hizo una seña para que avanzaran con él.
- Beron estaba por explotar si llegaban aún más tarde. - habló con calma.
Rhys rió y habló con su arrogancia.
-¿Explotar? Siempre tiene la misma cara de estreñimiento, al menos ahora tiene razón.
Rua y Cassian se rieron entre dientes , codeandose.
Rua, Rhys y Feyre se pusieron a la cabeza de él grupo, serios, como dignos gobernantes. Justo cuando llegaron a la puerta y Thesan la abrió.
Estaban ya todos los Altos Lords ahí, todos pararon las conversaciones y voltearon sus cabezas, viéndolos fijamente.
Viéndola fijamente.
Su poder y experiencia no sólo se demostraba por sus varios sifones o el mismo aire de poder, que los había aturdido, que había entrado a la habitación cuando ella llegó.
Si no, también a su mirada; la forma en la que reflejaba haber pasado por miles escenario que ellos, miles de experiencias y victorias.
Esos fueron los pensamientos que andaban por las cabezas de los Altos Señores; no se veía como alguien que perdía. Parecía alguien que tomaba lo que quería, cuando quería.
Y no se podía negar que otras miradas recorrieron sus curvas, explorando e imaginando otro tipo de territorio y escenarios. Eso hizo a Azriel enderezar sus hombros, listo para sacar su daga, Truthteller, y degollarlos sin importar las consecuencias.
Rualik avanzó si mirar a nadie, demostrando que les valía un comino sus miradas de interrogación, también sentía y oía los pensamientos sobre el parecido con Rhys. Se sentaron en el lado de la mesa que les correspondía, a un lado de Rhys, Rua sentía a Az atrás suyo. Sus sombras abrazándola.
