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Despertó y se sintió agradecida de que lo primero que sus ojos vieran, fuera a Azriel; con su boca entreabierta, el pelo negro cayendo desordenado en su frente.
Los tatuajes en su pecho y hombros eran atrayentes, tanto que la reina empezó a repasar las líneas y espirales con sus dedos.
Sonrió alejándose, viendo como las sombras se acercaban a dejar pequeñas caricias.
Se vistió con la camisa de su compañero y giró los ojos divertida al oír una voz cantando a lo lejos.
Se tamizó, apareciendo en frente de su hermano que cocinaba mientras cantaba, este al verla enarcando una ceja en su dirección pegó un brinco.
-¡¿Qu te pasa, loca?! - reprendió, llevándose la mano a él corazón.
-Dramático - sonrió y se acercó a abrazarlo, Kaik levantó una ceja, pero la levantó, abrazándola y haciéndola girar. Rua rió, provocando una sonrisa en su hermano.
-¿Qué te tiene tan feliz? ¿La polla de tu compañero? - bromeó con una sonrisa en su cara.
- Si- la reina de encogió de hombros.
-¡Que asco! - su sonrisa cayó.
Rualik sonrió.
- Tengo mucho que contarte.
Y Kaik tomó su mano, llevándola a él balcón del comedor, donde ella se sentó entre sus piernas, contándole todo sobre Azriel y como la hacía sentir, sobre Rhys y su relación; que cada vez mejoraba, sobre el miedo que le daba los problemas que se avecinaban.
Y Rualik amaba a todos sus hermanos, pero Kaik... Él era diferente. Sus almas bailaban juntas, no como Azriel, pero Rualik sabía que siempre la entendería, siempre la apoyaría. Y lo hizo, Kaik la escuchó por lo que parecieron horas, mientras le hacía pequeñas trenzas por todo el cabello.
Azriel los encontró riendo, horas después, mientras acomodaban la mesa, varios postres que se veían deliciosos, en esta.
Y a pesar de que el estúpido instinto de Azriel quizo hacerlo gruñir al verla con alguien más, no necesitó más que sentir por medio del lazo los sentimientos de Rua. Era amor, el amor que sentía por Cassian y Rhysand. Agradeció a la madre por ponerlo en la vida de su compañera.
- Buenos días, sombritas, preparé un rico desayuno...
- Lo hice yo.
- Kaik solo ayudó.
Azriel sonrió de medio lado, sus alas agitandose al ver a su reina sonriendo. No dijo nada sobre eso, pero unos minutos después descubrió cuál había sido el plato que ella había cocinado, fingió degustarlo de la misma manera que lo hizo con la deliciosa comida de Kaik.
- Azriel... ¿Te había contando sobre el primer beso de Rualik? - Kaik sonrió.
