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La vista de Rua no se apartaba de el lugar donde Azriel entrenaba a varias Ilyrias, la forma en la que su voz salía demandante la tenían en un trance.
La noche anterior había llegado cansada de usar su poder, y si le agregaban la idiotez de los Ilyrios en Prythian, habría asegurado que quería dormir por mil años.
Su ropa había estado cubierta de sangre y justo cuando consideraba tirarse en la cama de una de las cabañas así como iba, unas manos grandes empezaron a quitar los cueros Ilyrios.
Rua había levantado su cabeza para ver a Az quitar sus armas, Rua guardó sus alas de nuevo para facilitar todo, mientras sólo lo veía.
Se arrodilló y levantó su vista, sus ojos chocando; desabrochó sus botas para luego quitarlas, levantó sus manos, la reina creyó verlas temblar, para bajar sus pantalones dejandola en ropa interior, sin dejar el contacto visual. Se levantó y tomó el borde de la camisa quitándola lentamente.
Azriel temblaba, él sabía que ella podía notarlo, pero no importaba. Estaba ahí con ella semidesnuda a un solo paso. Sus manos picaban por tocar su piel. Sus sombras cubrían toda la habitación en la que se encontraban, y estaban tan silenciosas, parecían respetar y anhelar ese momento tanto como él y su corazón lo hacían.
La reina tembló bajó la mirada de su rey, él la miraba con tanta devoción a pesar de cómo había actuado hace unos minutos, a pesar de estar cubierta de sangre. A él no le importó, tomó un paño pequeño que se encontraba en la mesita a su lado y empezó a limpiar esa sangre de su cara. Sus ojos aún conectados, sus corazones danzando rápido, juntos.
Cuando terminó, se miraron por unos largos segundos. Rua olfateó y se sorprendió al oler la exitacion en Az, no pudo contener la sonrisa maliciosa y a la vez tímida que apareció en su rostro. Azriel vió sus labios con hambre y ansias, pero se volteó dándole la espalda y señaló una puerta. El baño.
Él corazón de Rua se detuvo, porque lo entendió. No era que no la deseara tanto como ella lo deseaba a él. Solo sabía que estaba cansada, se estaba preocupando por ella. Sonrió enternecida y caminó al baño, el agua que estaba caliente le relajó sus músculos.
Cuando salió, vestida con una de las camisas de Azriel que le quedaba casi por sus rodillas, lo encontró sentado en una esquina, con la cabeza inclinada hacia atrás, sus ojos cerrados. Sus manos estaban a sus costados, sus piernas estaban medio abiertas y su pecho desnudo quedó a la vista.
Las manos de la reina hormiguearon por tocarlo, no evitó morder su labio.
- No hagas eso-su voz sonó ronca y un escalofrío recorrió su espalda.
Rua soltó su labio y jugó con sus manos, parecía incluso tímida. Ningún hombre había tenido tanto cuidado con ella.
Az abrió sus ojos, los mantuvo entrecerrados, su pecho se infló al ver a la mujer en medio de la habitación. Se levantó rápido, la tomó de la cintura y la tiró a la cama.
