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- No despiertan.
- Te dije que esperes, no sabemos cuanto les tomará en volver-Kaik respondió, harto de la insistencia de Cassian.
Azriel y Rualik no despertaban, ambos se encontraban en distintas habitaciones. Parecía como si estuvieran sumidos en un sueño profundo y no quisieran regresar.
Rhysand estaba apoyado de brazos cruzados en la puerta del salón principal, el también estaba alerta y molesto. Había pasado un día y sus hermanos nos despertaban.
Rhys miró a Kaik con los ojos entrecerrados, desconfiado.
- ¿Nos dirás como sabias que Azriel podía hacer... eso? En los cinco siglos que llevo a su lado, nunca lo había visto hacer algo así.
Kaik suspiró, internamente gritándole a su hermana para que despertará y los sacara de esta incomodidad.
-Con Ru, hace unos días estábamos leyendo un libro antiguo, lenguajes tan antiguos que son casi olvidados. Encontramos algo sobre eso.
Todo el círculo Íntimo esperó a escuchar más, pero el guerrero sólo los miró sin emoción.
- No se cuanto de lo que leímos ella quiera que se sepa- levantó el mentón, sin intenciones de dar más información.
- Sus vidas pueden estar en riesgo, ¿y no dirás nada? - Nesta habló rechinando los dientes por la furia.
-Lo que escuchaste, ella es primero- escuchó el bufido de la mayor de las Archeron, pero lo ignoró.
La sala se sumió en un silencio incómodo, todos a la espera de que ambos finalmente volvieran.
°°°
El choque de espadas resonaba en ese lugar, los gritos de sufrimiento y angustia.
El terror.
A cada lugar que volteaban a ver había muerte, la sangre manchando sus cuerpos.
La oscuridad se acercaba rápidamente como un gran humo de muerte.
Se escucharon gritos de dolor.
Rhysand.
Hadeth.
Laera.
Cassian.
Sus amigos.
Su familia. Sufriendo.
La oscuridad consumió todo lo que podía ver en segundos. Un silencio de muerte cayendo en el lugar.
Y luego la explosión.
La brisa morada eliminó por momentos a la Oscuridad, y lo vieron. Los vieron. Las figuras que ahora estaban en el cielo.
