ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔒𝔫𝔠𝔢

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—Joel —una mano sacudió suavemente mi hombro logrando sacarme de la nebulosa de sueño en la que me había sumergido. Abriendo apenas los ojos, observé sobre mi hombro para ver a Chris de pie a un lado de la cama con su típica sonrisa de idiota adornado su rostro.

—¿Que? —gruñí bajo mi aliento, frunciendo el ceño hacia él.

—Eso debería preguntar yo —hizo un gesto hacia la cama por lo que volteé la cabeza chocando directamente con el cabello de Zayn. El chico estaba enroscado a mi alrededor como un pulpo y yo no me quedaba atrás, mis brazos aun seguían en su cintura aplastándolo contra mi cuerpo—. ¿Qué rayos haces, Joel?

—Lo cuido. —me encogí de hombros mientras pasaba una mano por el cabello del moreno, despejando su rostro sereno.

—¿Lo cuidas? —susurró Chris con fuerza, agitando una mano alrededor—. ¿Lo estas cuidando metiéndote a su cama?

—No hicimos nada, Chris —rodeé los ojos—. No seas dramático.

—Ya sé que no hicieron nada y tu sabes bien que no es a lo que me refiero —lo miré mal y él me devolvió la misma mirada—. Te encariñas rápido con la gente, Joel, acéptalo.

—No lo hago.

—Lo conoces hace una semana —hizo un gesto hacia Erick. Apreté los labios juntos negándome a contestarle. Chris suspiró suavemente ante de mirarme directamente a los ojos—. Solo recuerda que el chico no es uno de tus proyectos de salvación, Joel. No estas obligado a ayudarlo y no será tu culpa si las cosas no salen bien.

—Saldrán bien. —replique con una voz más alta de la que pretendía. Erick se revolvió en mis brazos y lo acune más cerca, haciendo sonidos tranquilizadores en su oído hasta que volvió a calmarse—. Vas a despertarlo. —me queje.

Chris rodó los ojos—. Vas a despertarlo —dijo con voz de idiota—. Me voy a casa, ¿te vas conmigo? 

Asentí lentamente mientras intentaba sacar mi brazo de debajo de Erick pero antes de que siquiera pudiera moverme más allá de dos centímetros, el moreno se movió en su sueño subiéndose sobre mi cuerpo. No estaba seguro de si quedarme allí fuera una buena idea, no sabia como reaccionaria Erick al encontrarme en su cama en la mañana pero al parecer no tenía muchas opciones además de despertarlo.

—Erick —susurré en su oído acariciando con mis dedos su cuello. Erick gimió suavemente y Chris rio, le envié una mala mirada que cortó su risa antes de volver al niño en mis brazos—. Vamos, cariño, despierta.

—Cállate, Joel. —murmuró, escondiendo su rostro en mi cuello mientras arrojaba una de sus piernas sobre mi cuerpo.

El rostro de Chris comenzó a quedar de un fuerte tono rojizo cuando aguanto la risa, sus mejillas parecían a punto de estallar por la presión. Haciéndole un gesto hacia la puerta, lo despedí sin palabras. Si Erick se ponía loco siempre podía salir corriendo o cubrirme con algo. Mirando alrededor de la habitación, me pregunte si me daría el tiempo para llegar a esconderme detrás del escritorio.

Me dormí pensando en formas de escapar de la ira de Erick. Desperté poco después de la cinco de la madrugada, ya que estaba acostumbrado a levantarme a esa hora. Erick se había movido y ya no se encontraba sobre mi pero uno de sus brazos aun estaba sobre mi abdomen posesivamente. Besando su mejilla suavemente, quite su brazo sin despertarlo reteniendo la toalla en mi cintura. Había olvidado que las teníamos cuando arroje las sabanas sobre nosotros.

Mi traje estaba perfectamente doblado al final de la cama por lo que supuse que Nani ya había estado allí. Tomándolo, le di una ultima mirada a Erick antes de salir de la habitación. Encontré a Nani preparando el desayuno en la cocina. Ella me saludo con una sonrisa en cuanto me vio, más resplandeciente de lo que una persona debería estar a esa hora de la mañana.

𝕭𝖗𝖆𝖛𝖊 Where stories live. Discover now