ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔗𝔯𝔢𝔦𝔫𝔱𝔞 𝔶 𝔖𝔢𝔦𝔰

215 33 1
                                    

[Narra Erick]

—¡Joel! —chillé, saltando de la mesa en un intento desesperado de evitar que el chico golpeara su cabeza contra el suelo en la caida.

El peso de Joel era superior al mío, el chico era casi una cabeza más alto y con varios kilos de musculo abultado que me hacia parecer una rata a su lado. Aun así logré jalar uno de su brazos evitando que el golpe fuera demasiado duro. Ambos caimos al suelo casi al mismo tiempo, Joel acostado y yo de rodillas a su lado.

Mirando su rostro, descubrí que sus ojos estaban cerrados y su piel se habia tornado de un preocupante tono palido. Por una vez, agradecí mentalmente a mi tio Zab por obligarme a tomar esas clases de primeros auxilios ya que pude controlar sus signos vitales con facilidad.

—Solo esta desmayado, gracias a dios —susurré más para mi que para Chris, quien estaba arrodillado al otro lado.

—Mierda, no quise causarle esto —el castaño hizo una mueca.

—¿Si? Y yo que pensaba que era exactamente esto lo que buscabas —me queje—. ¿Quien rayos suelta una bomba así en el regazo de alguien y espera que nada suceda?

—Bien, no pensé que fuera tan shockeante —susurró—. Lo siento.

Rodee los ojos, pasando mi mano por la mejilla de Joel suavemente—. Ayudame a llevarlo al sofá de la sala, no quiero que este en el suelo cuando despierte.

Con un poco de trabajo, logramos arrastrar al chico hasta el sofá y acomodarlo en él a lo largo. Me senté a su lado y miré a Christopher .

—¿Que sucederá ahora? —pregunté.

—¿De que hablas?

—Acabas de soltar la bomba sobre que es tu hermano —estallé—. ¿Que diablos sucedera con la vida de Joel ahora?

—No lo sé —se encogio de hombros—. Es una elección solamente de él.

—¿Que quieres decir?

—Joel es bienvenido a nuestra familia tanto si quiere como si no cambiar su apellido al nuestro —se encogio de hombros—. De todas maneras, recibira una pequeña fortuna que mi abuela dejo para él. No es mucho pero podria renunciar a su trabajo por varios años y vivir comodamente de ese dinero.

—O pagar su viaje a Londres y ser aprendiz de ese profesor.

—Como dije, es elección de Joel. —susurró.

Asentí lentamente, enredando mis dedos con los de Joel. Las posibilidades y las opciones que esto abría chocaban dentro de mi mente creando un torbellino de ideas que no podía atrapar. Esto hacia las cosas muchos más fáciles para Joel, ya no tendría que trabajar, no necesitaria dinero lo que me libraba de las asquerosas clases de literatura que ahora, viéndolo mejor, no parecían tan malas. No si eso quería decir que Joel seguiria revoloteando a mi alrededor.

—Hace tiempo escuché una frase que parece adaptarse muy bien a esta situación. —Chris rompió mi tren de pensamientos.

Me giré a mirarlo—. ¿Cual era?

—"Si quieres a alguien dejalo libre. Si vuelve a ti es tuyo, si no, es porque nunca lo fue".

—¿Donde leiste eso? —eleve una ceja—. En la caja de cereales.

—No —frunció el ceño, ofendido, antes de alcanzar en uno de sus bolsillos y volver con una pequeña tarjeta—. Me lo dieron en una estampita, mira, hasta tiene un osito al frente.

Me enseño el trozo de cartón rosado, que en efecto, tenia un osito al frente con un enorme corazón y la frase encima del mismo. Volví a mirar al sonriente rubio nuevamente.

𝕭𝖗𝖆𝖛𝖊 Where stories live. Discover now