ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔙𝔢𝔦𝔫𝔱𝔦𝔬𝔠𝔥𝔬

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Arrojando una manzana hacia arriba, la atrape en el aire y observé a Chris a través de la cocina. El castaño estaba ya vestido con su feo uniforme de chofer, sentado frente a la mesa con su taza de Pikachu rellena de café mientras leía el diario. Se había zambullido dentro de su habitación en cuanto llegamos al departamento y mencione su "pequeño momento de locura", como él decidió llamarlo, con el Señor Zabdiel. Esta mañana ni siquiera me había dado los buenos días, como si esperara que me olvidara de su existencia.

Por desgracia para él, tenia una excelente memoria.

Dándole una mordida a mi manzana, me deje caer en la silla frente a mi amigo y lo miré.

—Y dime, Christopher—intenté sonar casual—. Entre tu y Zabdiel, ¿Qué sucede?

El castaño bajo el diario unos centímetros, mirándome sobre el borde con sus ojos claros antes de volverlo a colocar tapando su rostro. No dijo una palabra, ni siquiera hizo un sonido que me diera la seguridad de que me había escuchado.

—¿Chris? —llamé suavemente.

—¿Qué se te ofrece, Joel? —su voz sonó chillona y nerviosa, reí entre dientes.

—¿Contestarias, por favor, lo que te pregunte?

Volvió a bajar el diario, solo lo suficiente para que viera sus ojos—. ¿Qué preguntaste?

—¿Entre tu y el señor Zabdiel...?

—Hay una relación de empleado y jefe como cualquier otra, no hagas preguntas estúpidas. No te metas en mi vida. ¡Jamás dije que nos besamos! ¿De que rayos estas hablando, Joel? Debes dejar el maldito café, esta afectando tu pequeño cerebro. Alucinas, realmente, no puedo creer que hayas dicho que sucedió algo entre nosotros. Realmente me ofendiste, Joel, no puedo creer que no pueda tener paz en mi propia casa. ¡Me sigues pidiéndome que te cuente lo que sucedió! Jamás te lo diré, nunca. —volvió a colocar el diario en su rostro cuando eleve una ceja.

—¿O sea que tu y Zabdiel...?

—Nada, no sucedió nada.

—¿Seguro? —sonreí—. Estoy casi seguro de que mencionaste un beso.

—No, jamás dije esa palabra —arranque el diario de sus manos—. ¡No hagas eso, devuélveme mi diario!

—No, primero dime lo que sucedió —pedí—. ¿Tu no eras hetero, Christopher? ¿Qué rayos sucedió?

—Yo jamás dije ser hetero, tu asumiste que lo era.

Fruncí el ceño, mirándolo con total confusión. Chris había traído varias citas al departamento en los años que lo conocía y todas habían sido mujeres, por lo que supuse que era hetero pero ahora que lo pensaba, jamás le había preguntado a Christopher si lo era. ¿Dios, había vivido todo este tiempo con un gay reprimido?

Abrí la boca para preguntarle por ello cuando mi celular comenzó a sonar dentro de mis jeans, le hice una seña con el dedo para que esperara.

—Joel de León. —contesté al no reconocer el numero.

Christopher se puso de pie e intento ir hacia la puerta pero lo retuve de una mano, jalándolo hasta que ambos caímos al suelo. Tenia toda la intención de averiguar que se traía antes de que saliéramos hacia el trabajo.

—Señor de León, habla el profesor Patrick Mason —me congele al escuchar el nombre, cosa que Chris aprovecho para hacerme a un lado y ponerse de pie—. Lo estoy llamando por su petición para ser mi aprendiz.

Patrick Mason era uno de los mejores profesores de Literatura Inglesa que había nacido, el hombre era como una maldita fuente de conocimiento y todos los años tomaba un aprendiz para que pudiera aprender, tanto en su clase como sus métodos de enseñanza. Era algo realmente increíble ser elegido para ser su ayudante por un año pero también era consciente de que el hombre buscaba a los mejores estudiantes, ya que no le gustaba perder el tiempo. El que me estuviese llamando era shockeante.

𝕭𝖗𝖆𝖛𝖊 Where stories live. Discover now