ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔗𝔯𝔢𝔦𝔫𝔱𝔞 𝔶 𝔇𝔬𝔰

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—Ven aquí, cariño —susurré, enredando un brazo alrededor de Erick y arrastrandolo fuera de la cocina.

El ojiverde me siguió en silencio mientras lo guiaba por las escaleras pero no llego a subir dos escalones antes de dejarse caer sentado en uno de ellos. Su ceño estaba fruncido y parecia perdido en sus pensamientos. Sentandome a su lado, lo pegué a mi costado y esperé a que reaccionara. Sabia que habia hecho lo correcto al decirselo, era un peso que no queria llevar, ahora solo faltaba que mi niño lo asimilara.

—¿Pensabas decirmelo? —susurró al fin.

—No lo sé. —contesté sinceramente—. Supongo que con el tiempo te lo hubiese dicho pero ahora no tiene importancia, bebé, no voy a aceptarlo.

—¿Por que?

—Porque no hay manera de que me separé de ti. —aseguré como si fuera obvio, para mi lo era.

—No, no, no —sacudió la cabeza—. Tu no puedes hacer eso solo por mi, no.

—¿De que hablas?

Me miró, sus ojos desbordados por las lagrimas—. Estoy hablando de que no hay una jodida forma en que cargue con eso en mi mente, Joel. —sacudió la cabeza—. Es tu sueño y no estoy seguro de soportar que luego te resientas conmigo por no poder cumplirlo, no voy a permitirlo.

—Y no hay ninguna manera de que te deje atrás. —aseguré—. Ninguna propuesta de trabajo, por más ostentosa que sea, vale más que tu, Erick.

—No podria vivir en paz si te alejo te su sueño.

—Y yo no podria vivir sin ti a mi lado.

Gruño, mostrandome los dientes—. Estas siendo fastidioso ahora.

Rodando los ojos, besé su mejilla ante de volver a mirarlo—. No estoy siendo fastidioso —aseguré—. Solo quiero que te des cuenta de que lo unico que quiero es que estes bien y no voy a ceder en esta decisión, no voy a alejarme de ti cuando más me necesitas.

—Eso es ser fastidioso. —suspiró—. ¿Cuando se supone que tienes que irte?

—El profesor Mason me llamara en un par de semanas para saber que decisión tomé —informé—. Si acepto, cosa que no haré, tengo que estar en Londres en tres semanas a partir de hoy.

—O sea que tienes dos semanas para decidir —su mano voló a mi boca cuando la abrí para responder—. Todavia no lo rechaces, ¿si? Espera.

Besé su palma antes de quitar su mano suavemente—. ¿Esperar a qué?

—Aun estoy intentando procesar todo esto —hizo un gesto—. No lo rechaces, quiero revisar todas nuestras posibilidades antes de que te niegues. Puede que haya alguna manera de que hagas esto sin la culpa de dejarme.

Apreté los labios juntos, mirandolo directamente por unos segundos hasta que finalmente asentí—. Esta bien.

Nos quedamos sentados en la escalera por un buen rato, Erick estaba apoyado contra mi costado y con su cabeza acomodada en mi hombro, casi podia escuchar los engranajes funcionar en su mente. No creía que encontrase ninguna opcion, yo ya habia pensado en todas y ninguna me gustaba realmente.

No era como si pudiese empacar todas las cosas de Erick y correr fuera del pais. El niño necesitaba quedarse aquí, en su casa, con su cuarto repleto de posters viejos y dibujos garabateados, con su pequeño estudio y con sus pinturas. El lugar era una especie de refugio para él, podia verlo cada vez que iba a la universidad. Erick era cerrado fuera pero aquí dentro, aquí era él mismo y no podia quitarle eso. Además estaban las reuniones que Richard iba a planear, si nos fueramos tendría que ir solo a esas reuniones sin tener una sola persona conocida dentro... Erick no iba a soportarlo.

Necesitaba contención y amor, dos cosas que yo estaba dispuesto a darle. Pero tambien necesitaba a su familia y amigos. Necesitaba los gestos maternos de Nani, la actitud paterna de Zabdiel y Christopher, la amistad compañera que Richardl, Harry y Louis querian compartir con él. ¿Como podia simplemente quitarle todo eso que apenas estaba descubriendo solo por cumplir mi sueño? Me sonaba demasiado egoista.

—Rich me llamó esta mañana. —murmuró el moreno, arrancandome de mis pensamientos.

—¿A si? ¿Que te dijo?

—Esta emocionado con que vaya a sus reuniones. —afirmo—. Quiere que empiece lo antes posible.

—¿Cuando son sus reuniones? —Erick balbuceo sus horarios sin nada de entusiasmo y asentí—. Entonces, irás a la de mañana.

—¿Que? —se separó de golpe, sus ojos abiertos de par en par—. No, espera, no, eso es demasiado pronto.

—¿Entonces cuando piensas comenzar? —eleve una ceja.

—No lo sé —se encogió de hombros—. Tal vez pueda comenzar en una semana o tal vez...

—Irás mañana, te llevaré —aseguré antes de abrazarlo, pegandolo a mi lado—. Richard estará allí contigo y yo estaré afuera, bebé, no tienes nada que temer.

—Pero...

—Lo prometiste, ¿recuerdas? —susurré en su oido—. Fue una apuesta, debes cumplir con tu parte o pagar el precio.

—¿Cual sería ese?

—No te besaré por una semana. —no tenia idea de si sería capaz de llevarlo a cabo pero Erick no lo sabia.

Un pequeño gruñido escapó de sus labios antes de que suspirara, derrotado—. Esta bien, iré mañana.

—Genial, ojos bonitos, así se habla.

—¿Te quedas a dormir hoy? —trepó sobre mi regazo, acurrucandose contra mi pecho—. No quiero alejarme de ti ahora, no cuando sé que puedes irte pronto.

—No me iré, bebé.

—Aun no lo has decidido. —aseguró.

Soltando un suspiro, levanté su barbilla y besé suavemente sus labios. Debia concentrarme en el aquí y ahora, ya vería lo que sucederia luego. Lo primero era el bienestar de Erick.

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Nos vemos mañana con otro capítulo 🤍

𝕭𝖗𝖆𝖛𝖊 Where stories live. Discover now