ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔗𝔯𝔢𝔦𝔫𝔱𝔞

297 36 2
                                    

Pasando mi mano a través de la sedosas hebras de cabello, observe con facinación como los finos hilos oscuros se resbalan de mis dedos como si se tratara del más suave de los materiales. Prolongando la caricia, seguí el camino de su cabello hasta encontrarme con su cuello y subir nuevamente a su mandibula. La sensación era espinosa bajo la yema de mis dedos gracias a la descuidada sombra de barba que comenzaba a crecer por sus mejillas.

Mis visión aun era vidriosa por culpa de las lagrimas contenidas pero sus rasgos finamente cincelados y sonrisa luminosa traspaso la tela borrosa frente a mis ojos. ¿Alguna vez tuviste la necesidad inexplicable de dar absolutamente todo por alguien? Esa sensación dolorosa en el pecho que te oprime y esa voz en tu cabeza que te grita que nunca serás suficiente, nunca serás lo que esa persona necesita y todo lo que quieres es entregar hasta la última de tus pertenecias con tal de verla sonreir.

No sabia que se podia querer tanto a alguien. Solía pasar horas pensando cuan absurdos eran esos versos sobre el amor eterno. No creía que podria experimentar alguna vez el sentimiento profundo donde una persona se convierte en tu universo y sientes que si no esta a tu lado te ahogas.

Los labios de Erick descendieron sobre los míos, fue un toque ligero como una pluma y demasiado suave, separandose rápidamente. El ojiverde soltó una risita infantil cuando puse mala cara antes de fruncir mis labios hacia él, pidiendo otro beso. Esta vez sus labios permanecieron más tiempo en contacto, sus manos estaban abiertas sobre mi pecho sosteniendo su peso mientras saboreaba el tenue gusto de las naranjas, del zumo que habia bebido, en su boca.

Mis manos se deslizaron por sus costados hasta su cadera dandole un suave apreton antes de moverme más abajo lentamente, dandole la oportunidad al moreno de detenerme si queria, cosa que no hizo. Atrapando su pequeño culo entre mis dedos, aprete suavemente recibiendo un ahogado gemido que vibro sobre mis labios. Quebrando el beso, besé suavemente su mandíbula, succionando fuertemente la suave piel de cuello cuando llegué allí. Jamás habia sido posesivo con ningun amante pero ahora más que nunca sentía la necesidad de marcar a Erick de alguna manera, queria que todos supieran que habia sido mio, que siempre lo sería.

¿De donde rayos venia ese sentimiento? No tenia ni idea.

Tomando los bordes de su camiseta, le di un ligero tirón sintiendo el sonido de las costuras rompiéndose. Erick enredo sus dedos en mi cabello y tiró, logrando que dejara de torturar su cuello para mirarlo. Sus ojos estaban iluminados y vidriosos, inundados de lujuria pura.

—No rompas mi camiseta —rio quitando mis manos del material antes de arrancarlo sobre su cabeza—. Si quieres que me saque algo, dimelo.

—¿Que dices de esos pantalones y la ropa interior? ¿Te los puedes quitar? —bromee.

Inclinandose más cerca, coloco su boca en mi oido—. ¿Quien dijo que llevo ropa interior?

Oh mierda.

Soltando un ligero sonido de necesidad, intenté alcanzar los jeans de Erick pero el pequeño palmeó mis manos mirandome con una sonrisa traviesa—. Creo que estoy un poco en desventaja aquí. —bromeo—. ¿Que tal si mejor lo emparejamos un poco?

Antes de que pudiera responder, tomó el frente de mi camiseta y jaló la tela, logrando que los botones estallaran y saltaran en diferentes direcciones.

—Hey —me queje.

—Era fea de todos modos. —se excuso.

Atrapandolo de la cintura, rodeé sobre el sofá colocando mi cuerpo sobre el suyo. Siseé cuando sentí nuestros pechos tocándose, su piel era suave y calida sin rastro de imperfecciones. Besando los tatuajes esparcidos por su pecho y abdomen atrape uno de sus pezones en mi boca y tiré de él suavemente ganandome una maldicion por parte del ojiverde. No sé por cuanto tiempo lo torturé con besos y mordidas pero para cuando me detuve sus pezones parecian dos duros brotes y Erick jadeaba debajo de mi.

𝕭𝖗𝖆𝖛𝖊 Where stories live. Discover now