Harry Styles sabe que tiene estrictamente prohibido posar sus ojos en alguien de su equipo de trabajo; tiene el corazón roto y en lo último que piensa es en volver a enamorarse, a este punto, tiene la inspiración suficiente para crear su segundo álb...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Habían transcurrido tres semanas desde que regresamos a Inglaterra. Su clima frío sin duda había sido un choque después de habernos acostumbrado al calor en Malibú, y había sido tan fuerte que algunos de nosotros nos habíamos enfermado de gripe, por lo que solamente estuve trabajando medio día durante los primeros días.
Dichos días habían avanzado con demasiada tranquilidad, claramente el peso del trabajo estaba presente pero hasta el momento había podido manejarlo.
Llevábamos un buen tiempo sin ver a Harry.
Hasta donde sabía, el chico había pasado dos semanas en Roma y Paris junto con Dylan y la tercer semana la había aprovechado para pasar tiempo con su familia y, aunque no había mantenido gran comunicación con él, le agradecí aquel día en el que me escribió un mensaje deseando que me recuperara pronto durante el tiempo que estuve enferma.
Estoy sentada en el suelo del gran estudio estructurando un contrato que Mark me ha pedido realizar para alguien en Japón.
Había rumores de que Harry viajaría a tal país para componer música, pero no estaba muy enterada de ello.
Al fondo, escucho a Mitch tocar en su ukulele algunos acordes que no ha dejado de repetir por un buen tiempo y a su lado, Ny toca las teclas de un piano tratando de encontrar la manera de que lo que ella toca, encaje con lo del guitarrista.
El atardecer está cayendo poco a poco y a pesar de que estamos con la calefacción encendida, el aire frío consigue escabullirse por algunos pequeños espacios consiguiendo que nuestra piel se erice de vez en cuando. Desde el enorme ventanal, incluso observo la nieve caer.
La puerta principal se abre captando la atención de todos y aunque por un segundo creemos que se trata de Jeff, nos encontramos con la presencia de un ojiverde sonriente que va levantando el ánimo de la gente a su alrededor con cada paso que da.
- Hasta que apareces - Mitch se queja con el ceño fruncido pero aun así puedo detectar el gusto que le da volver a ver a su mejor amigo
- He vuelto para alegrar tus días y alejarte de Sarah para que seas completamente mío - Harry se acerca primeramente a él y ambos se envuelven en un abrazo - Por cierto ¿dónde está?
- Hoy no ha venido, se ha quedado en su departamento cuidado a sus sobrinos
- ¿Sarah cuidando niños? - Harry frunce el ceño, pero inmediatamente una sonrisa aparece en su rostro - ¿Cuándo piensan tener hijos?
- No empieces - Mitch lo amenaza
- ¡Vamos! Seguro serán preciosos
- Lo serán, de eso no tengo duda, ambos somos demasiado atractivos - dicho esto, Mitch mueve su largo cabello con cierta coquetería - Pero aún no es un buen momento
