C A P I T U L O 24

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C a p i t u l o 24

"Alessia"

Mini maratón 2/2

Podía sentir el límite recorriendo cada espacio, cada minuto

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Podía sentir el límite recorriendo cada espacio, cada minuto. El reloj en mi cabeza manejaba las manecillas con prisa y su tic-tac resonaba dentro de mí.

El aire está cargado de una tensión que nunca antes he experimentado.

Lo observo manejar, cada parpadeo lo hago con cautela, incluso, contengo la respiración cada dos por tres. El aroma de su perfume baña el interior del automóvil y su vista en ningún momento se despega de la carretera.

¿Cómo puede guardar tanto la calma?

El desenfreno me carcomía, el corazón latiéndome a gran velocidad no ayudaba y la desesperación se convertía en mi peor aliado.

Todo se vuelve eterno y cuando consigue aparcar el vehículo fuera de nuestro edificio, me parece que han transcurrido cuatro días desde que lo abordamos. Me mira por tres segundos y baja del auto para abrir la puerta del copiloto y ayudarme a bajar para poder acompañarlo. En el recorrido hay distancia, una que quema pero vuelve más interesante la situación; el aire dentro del ascensor me sofoca pero me recuerdo que debo soportar hasta llegar al departamento.

Ingresamos y todo se siente tranquilo.

Harry se mueve con paciencia, dejando su abrigo sobre el respaldo del sofá y depositando sus llaves y celular sobre la pequeña mesa que hay a un lado de la puerta principal; repito su acción y dejo mi abrigo encima del suyo, como si con esta acción buscara que en la prenda se impregne su aroma y así poder llevarlo conmigo por días.

— Alessia — Harry me llama y mi nombre sobre sus labios se siente como una caricia — Ven acá

Soy obediente, porque esta parte dominante del ojiverde me tiene asombrada, cegada y extasiada. Es duro y el fuego que baila en su mirada me hipnotiza. Es necio y decidido.

Tomo su mano y dejando todo atrás, nos conduce hasta su enorme habitación, donde nuevamente, su olor golpea mis fosas nasales y me adormece todos los sentidos.

Cierra la puerta y con la mayor lentitud que he podido presenciar, toma asiento al borde de la cama con las piernas abiertas para enseguida, tomarme de la cintura y permitirme estar de pie entre el espacio que ha dejado.

A este punto, ni siquiera hace falta decir lo que queremos, lo que pensamos.

Lo que está a punto de suceder en esta habitación me tiene casi gritando. Ambos sabemos que lo necesitamos.

Desde su lugar me observa como si tratara de memorizar aquel rostro que ha visto tantas veces, sus dedos se aferran a mi cintura y cuando parece que ha tenido suficiente, reposa su rostro sobre mi abdomen, donde se detiene por unos minutos para inhalar mi aroma y como si no fuera poco, el chico comienza a repartir besos en la zona por encima de la tela de mi vestido. Sintiéndome valiente, dejo caer mis brazos y acaricio los rulos de su cabello, llevo mis dedos a su nuca y toco cada pequeño lunar que se ubica en su piel.

LONDON BOY | H.S. (1)Where stories live. Discover now