9. Peonía

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Por segundo día consecutivo, en la Hacienda Mo reinó el estado de vigilia.

Las habitaciones se volvieron cuartos de hospital. El cuarto de Wen Ning, tenía al viejo velador, Zheng Yangxen recuperándose. En la habitación de Wei Wuxian, Lao Qin, el abogado anterior, era atendido por Lan Wangji, mientras su esposa e hijo intentaban descansar en una cama improvisada, al lado de él; y en el cuarto de Lan Sizhui, quedó el esposo de Luo Qingyang y su familia.

Entre todo el alboroto, acompañado de Xiang Lian, conocedora de leyes, Lan Sizhui trató de prepararse, en el área de cocina, para su visita a la mañana siguiente, a la celda de Wei Qingze.

Wei Wuxian entró a buscar té relajante para los nuevos pacientes, Entonces se encontró con la joven pasante, sentada al lado de su hijo. Intrigado, la señaló intentando recordarla. – ¿Te conozco…?

Con rapidez, la joven se incorporó para dedicarle una reverencia marcada. – Mi nombre es Xiang Lian. El Líder de la Secta Jin me designó como asesora, para ayudar al joven Sizhui en las leyes de Lanling. En este momento nos estamos preparando, para el caso del Joven Wei Qingze. Es un honor conocerlo, Patriarca Yiling.

Lan Sizhui se acercó a su padre, dando una ligera inclinación. – Perdón por no habértela presentado antes, estará viniendo en estos días. Todos estaban ocupados con Lao Qin, el señor Yanxen y la familia Luo, además de que no encontramos otro lugar para estudiar después de la biblioteca de Lanling. La casa de la defensora Xiang está muy lejos.

Wei Wuxian le dedicó una mirada seria a la joven litigante. – Ante todos soy Mo Xuanyu. Bienvenida entonces. Espero que Sizhui y tú hagan buen equipo.

Xiang Lian dió otra marcada reverencia. – Lamento mucho mi efusividad, Señor Mo, el joven Sizhui ya me lo había advertido. Se ha hablado mucho de usted, gente que antes lo juzgaba ahora lo admira. A decir verdad, desde el principio intuí, que no parecía mala persona.

Wei Wuxian imaginó que, desde el principio, la abogada aún no tenía conciencia, por la edad que aparentaba, pudo haber apenas nacido. Aunque podía ser, a manera de la joven, un cumplido, Wei Wuxian no respondió.

Apenada, Xiang Lian dió dos inclinaciones más. – Lo lamento otra vez, no volveré a emocionarme de nuevo. – Tras decir ésto, agregó con entusiasmo. – En este mismo momento estamos revisando el libro de leyes de Lanling, para que el Joven Sizhui pueda defenderse, en caso de ser necesario, el día de mañana.

No demoren en terminar. – Advirtió Wei Wuxian. – Me han dicho que Sizhui no durmió bien ayer.

Sizhui iba a argumentar que no era necesario, pero Xiang Lian se adelantó. – Si me permiten sugerir, en la posada donde estoy ahora, tienen cuartos disponibles, en caso de no haber otro lugar.

No es necesario. – Agregó Wei Wuxian. – el Señor Yanxen será llevado a su habitación y la familia Luo ocupará ahora el cuarto de Wen Ning.

– ¿Tío Ning dónde descansará?

Wei Wuxian miró de reojo a su hijo con obviedad. Al entender, Sizhui bajó la mirada apenado, dando una suave palmada en su cabeza.

– ¡Es cierto! Creo que empiezo a sentirme cansado.

Wei Wuxian  retuvo el impulso de agitar el cabello de Lan Yuan, para no mostrar confianza frente a la abogada. Se puso de pie y giró para salir. – Te avisaremos cuando tu cuarto esté desocupado. Cuando terminen, acompaña a la Señorita Xiang a su posada.

Sizhui asintió con una sonrisa. – Así lo haré, padre.

Entonces, Wei Wuxian volvió a su habitación.  Lan Wangji seguía atendiendo las heridas de Lao Qin. A un lado de su cama, estaban la esposa e hijo del abogado, sobre catres improvisados. El niño dormía, sentado en las piernas de su madre.

Sol de JadeWhere stories live. Discover now