23. Los elegidos de Dios

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Yoongi jugaba a pasarse el móvil de una mano a otra.

Sus ojos fueron a parar al reloj de la sala, volviendo su tic tac insoportable. Miró la pantalla apagada por centésima vez y suspiró.

Hacia seis días que los amigos Jimin y Taehyung habían desaparecido rumbo a Daegu y las únicas noticias que tenían eran una llamada diaria. Siempre al móvil de Jin. Únicamente había conseguido hablar con Taehyung una vez y fue por mensajes.

Después de decirle que no podía hablar por teléfono, su interacción se limitó a cuatro mensajes sueltos sin sacar nada en claro hasta que Taehyung le dijo que tenía que irse.

No volvió a contestar.

Había una sensación espesa y maliciosa expandiéndose por su pecho que no le dejaba vivir. Estaba muy preocupado y la falta de respuestas solo alimentaba a aquella sombra viciosa. Le estaba devorando por dentro y ya no lo aguantó más.

Se levantó, descolgó el reloj de la pared y le quitó las pilas con rabia.

A la mierda el tic tac.

Después salió decidido de la sala y subió las escaleras, en busca de la única persona que secundaria su plan sin poner un solo pero.

Jungkook estuvo al borde del infarto cuando su puerta se abrió a las doce y media de la noche, rebotando contra la pared por la fuerza.

Yoongi estaba de pie bajo el marco dedicándole una mirada aterradora.

—Me marcho a Daegu y tú vienes conmigo.

Lo lógico habría sido quejarse. Por la hora, por el susto, por la falta de tacto. O al menos preguntar el por qué de aquella repentina decisión.

Pero Jungkook no era lógico.

Un asentimiento y se deslizó cama abajo para sacar la maleta del armario y empezar a llenarla apresuradamente. Cuando miró medio minuto después hacia la puerta no vio a Yoongi allí y supo que estaba haciendo lo mismo que él.

Armaron tanto revuelo que Jin se presentó en su habitación con su pijama rosa y cara de dormido.

—Kook, ¿Que haces?

Jungkook estaba frenético, tirando ropa hecha una bola dentro del equipaje.

Yoongi apareció e ignoró a Jin colándose sin permiso por su costado. Tenía el móvil en la mano y miraba algo con gran interés.

Se dirigió a Jungkook.

—El primer tren sale a las siete. Tenemos plazas.

—¿No hay uno antes?

Yoongi negó.

—El primero es a las siete, los compro.

—Vale.

El sueño ya había abandonado a Jin para esas alturas que miraba aquel espectáculo sin dar crédito.

¿Que mierda estaba pasando allí?

—¿Se puede saber qué hacéis?—ninguno contestó, demasiado ocupados para eso. Se indignó.—¿Hola? ¿Me oís? Soy Seokjin, vuestro Hyung, ya sabéis, corpóreo y mayor que vosotros. Al que no deberíais estar ignorando y... ¡Jungkook suelta esa puta sudadera y escúchame!

Jungkook frunció el ceño cuando le arrebataron la prenda de las manos. Yoongi y él compartieron una mirada antes de hablar a su Hyung.

—Nos vamos a Daegu. No vengas si no quieres, pero no molestes.

No supo si debía ofenderse por las impertinentes palabras de Yoongi o por la mala manera en que le quitó la sudadera de las manos para devolvérsela a Jungkook.

NEVERMIND ♠️Kookmin♠️Where stories live. Discover now