9.- Mordida

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Shi QingXuan comenzó a temblar involuntariamente en el momento que He Xuan lo volteó quedando de espaldas a él, su respiración comenzó a agitarse al sentir cómo su cabello era apartado dejando su nuca al descubierto y empezó a jadear al sentir los colmillos del rey fantasma recorrer la delicada piel de esa zona.

— QingXuan, no tengas miedo— dijo el Supremo con un ronroneo que calmó los nervios del dios.

Sin embargo, eso no fue suficiente para calmar sus ansias sabiendo que le iba a doler. Shi QingXuan temía al dolor, pero no opuso resistencia cuando los colmillos de He Xuan perforaron su piel, un gemido leve salió de sus labios mientras las lágrimas caían por sus mejillas conforme la mordida se hacía más profunda y no pudo evitar soltar un grito ronco.

— Duele… — susurró, mordiéndose los labios. 

¡Duele! ¡Duele mucho! Shi QingXuan quería gritar pero se mantuvo en silencio, mordiendo sus labios con tanta fuerza que comenzó a sangrar. Sin embargo, al poco tiempo el dolor cesó cuando el vínculo fue completado, He Xuan lamió la sangre de la herida y ésta se cerró al poco tiempo, después hizo girar lentamente al dios quedando frente a frente, viendo su semblante mortificado.

— Este es el último sufrimiento que te haré pasar— dijo el rey fantasma, secando las lágrimas del dios al mismo tiempo que limpiaba la sangre de sus labios con su túnica.

A partir de ese momento ya no habría más sufrimientos para ninguno de los dos.

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