21.- Celo Omega

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He Xuan atravesó el portal directo al Palacio del Viento en el momento que Shi QingXuan entraba trastabillando, quitándose la túnica exterior de un golpe para arrojarla lejos.

— ¡QingXuan!— exclamó el Supremo yendo hacia él.

Shi QingXuan se dirigió hacia él prácticamente saltando a sus brazos, y la elevada temperatura corporal del dios preocupó al fantasma. Esto de ninguna manera se sentía como un celo normal... aunque siendo sinceros él jamás había visto a Shi QingXuan sufriendo por el celo. Por lo general, cuando eso sucedía, el Palacio del Viento era sellado para evitar el paso y su hermano se mantenía en la puerta custodiando el lugar, cuidando que nadie se metiera por algún otro lado.

Dadas las pesquisas que He Xuan había hecho anteriormente, comprendía la sobreprotección de Shi WuDu. Sin embargo, no se imaginaba que Shi QingXuan se convertiría en la pequeña fierecilla que se revolvía en sus brazos buscando un poco de frío. Y todos esos pensamientos se fueron al carajo cuando el aroma a eucalipto penetró en sus fosas nasales y se dejó llevar.

— ¿Por esto no me dejas entrar a tu nido cuando estás en celo?— preguntó el Supremo—. ¿Hay algún otro trauma de la infancia que deba saber?

— No— jadeó Shi QingXuan—. Soy caprichoso y no quería que me vieras de una forma tan fea.

Si con fea quería decir exageradamente directa... He Xuan no pensó en nada más al ser tomado por sorpresa por Shi QingXuan: el dios lo había tomado por las solapas de su túnica y lo atrajó hacía si, uniendo sus labios en un beso apasionado que fue correspondido por la calamidad al tiempo que sus ropas exteriores fueron desechadas, quedando ambos solo con sus prendas interiores. Las manos de He Xuan recorrieron el cuerpo de Shi QingXuan mórbidamente mientras el dios saltaba entrelazando las piernas alrededor de la cintura del rey fantasma. Así, sin separarse, llegaron a la cama, He Xuan dejó caer con cuidado a Shi QingXuan mientras se colocaba encima suyo a horcajadas, quitando las túnicas interiores tanto propias como ajenas, comenzando a estimular su entrada.

Shi QingXuan comenzó a gemir sintiendo su excitación crecer, aferrado a las sábanas de la cama, esperando anticipadamente lo siguiente que sucedería, pero aún así sintió un poco de sorpresa cuando He Xuan entró en su interior, y un segundo después las manos de su pareja atraparon sus muñecas, empujando por segunda vez. El dios se incorporó bruscamente soltándose del agarre del fantasma, aferrándose a él, clavando las uñas en su espalda conforme la intensa vorágine de placer los recorría cada vez más, hasta alcanzar el climax del orgasmo.

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Hice mi mejor esfuerzo ¯\(◉‿◉)/¯

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