Inicio de cero

28.- Nudo

Shi QingXuan sirvió té en dos tazas y le ofreció una a Xiè Lian, que parecía algo nervioso.

— Su Alteza, ¿ocurre algo?
— Bueno... espero que no le moleste, pero quería saber algo— dijo Xiè Lian, jugueteando con los bordes de su túnica.

La Señora del Viento esperó en silencio, sin presionar a su amigo, y cuando el dios marcial tuvo el valor de soltar su duda, comprendió el porqué de su nerviosismo.

— ¿Fue doloroso... el momento del nudo?

Shi QingXuan no supo cómo responder, y aunque deseaba preguntar a qué se debía el repentino interés de su amigo por eso tampoco quería ser entrometida así que no preguntó.

— Bueno...— la diosa se rascó la cabeza antes de explicar brevemente—. Yo estaba en mi celo, así que no fue tan doloroso.

Pero sí había dolido, sobre todo tomando en cuenta que era su primera vez. Recordó cómo el rey fantasma le había preparado para el momento, asegurándose de lubricar completamente antes de entrar, susurrando palabras de calma a su oído para intentar distraerlo en el momento del abotonamiento y mientras el nudo se hacía, pero aún así le había dolido mucho.

— Su Alteza no debe preocuparse— dijo la diosa—. Le aseguro que su San Lang se asegurará de que no duela.
— Lo sé— dijo Xiè Lian—. Es solo...

El dios bajó la mirada antes de decir en voz baja:

— Si anudamos, será mi primera vez.
— En ese caso, si me permite darle un consejo...

Shi QingXuan se acercó a Xiè Lian susurrando a su oído sobre el tema de la lubricación, lo que provocó un sonrojo total en el príncipe, pero aún así asintió con resolución.

— Lo tendré en cuenta— dijo.

La diosa solo le sonrió en comprensión, sin presionar.