19.- Colmillos

457 69 12
                                    

— QingXuan, no.

— Por favor, por favor.

— No.

Shi QingXuan hizo un puchero y cruzó los brazos con gesto de disgusto mientras He Xuan lo ignoraba para comer tranquilamente la sopa que tenía en el plato. 

— Te estoy pidiendo algo muy sencillo— dijo el dios, resoplando al notar que era ignorado y jaló la túnica de su pareja—. ¡He-xiong, hazme caso!

— Shi QingXuan, haz el favor de dejarme comer— dijo He Xuan con un deje de fastidio.

Shi QingXuan se llevó la mano al pecho dramáticamente, fingiendo sentirse ofendido, y cambió a su forma femenina mientras decía con falsa indignación:

— ¡Esa no es forma de tratar a una dama!

Con un pesado suspiro, He Xuan dijo:

— ¿Me dejarás comer si te hago caso?

— Incluso te haré más comida— ofreció Shi QingXuan con una sonrisa.

— Sabes que me estás pidiendo algo muy tonto, ¿verdad?

— Sí.

— Sabes que voy a tomar represalias por eso, ¿verdad?

Shi QingXuan se inclinó hacia He Xuan mostrando una generosa vista de su escote.

— Creo que puedo lidiar con ello— dijo. 

— Bien...— dijo He Xuan cediendo por fin, abriendo la boca.

Y es que el origen de todo esto era el deseo de Shi QingXuan por ver los colmillos de He Xuan. Desde niño, Shi QingXuan sentía una extraña curiosidad por los colmillos de los alfas, una extraña curiosidad que fue aumentando conforme sus responsabilidades como oficial celestial iban en aumento. Luego de ver a fantasmas viciosos con colmillos largos sintió el deseo de compararlos con los colmillos de los alfas pero no había tenido la oportunidad... hasta ahora. Shi QingXuan se acercó a He Xuan observando su boca, analizando los colmillos y comparando lo que veía con los recuerdos que tenía de los demonios con colmillos. 

Lo siguiente que supo fue que se dejó llevar por el impulso y su dedo índice palpó suavemente el filoso colmillo, jugando con el pico afilado del diente. Y entonces He Xuan le sujetó la mano recorriendo su brazo con los mismos colmillos que había estado toqueteando tranquilamente. Un escalofrío recorrió su columna cuando los dientes filosos se acercaron a su cuello y no pudo evitar soltar una risa nerviosa. 

— Creo que... iré a hacer más comida— dijo tratando de levantarse.

— No es necesario— dijo He Xuan con una sonrisa maliciosa, jalando a Shi QingXuan hasta que la diosa terminó en su regazo—. Estoy listo para pasar al postre. 

Y sin decir más se puso en pie con su pareja en sus brazos.

— Ni se te ocurra cambiar— dijo el Supremo—. Quiero saber si puedo hacerte sentir el mismo placer en esa forma.

— ¡He Xuan!— exclamó Shi QingXuan, escandalizada—. ¡Desvergonzado! ¡Eso es... ¡ Es...

Su reclamo se cortó muy pronto al ser arrojada en la cama, y se convirtió en un gemido ahogado cuando sus pechos fueron provocativamente masajeados por su pareja.

— Es una buena pregunta— dijo al fin comenzando a retirar sus túnicas.

Inicio de ceroWhere stories live. Discover now