15.- Collar de protección

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Shi QingXuan ladeó la cabeza viendo la cantidad de talismanes supresores que Xiè Lian llevaba en su canasta, además de todo lo necesario para hacer té supresor.

— Su Alteza— llamó—. ¿No cree que lleva demasiados supresores?
— No, son los suficientes— dijo Xiè Lian, mirando a los lados—. Señor del Viento, ¿puedo confiarle un secreto?
— Por supuesto.

El dios marcial llevó al dios elemental hasta un sitio apartado y dijo en voz baja:

— La verdad es que San Lang se pone demasiado mal durante su celo, como si el monte TongLu se abriera de nuevo, y eso eventualmente termina por afectarme a mí dejándonos a ambos vulnerables. Los talismanes supresores son para aliviar el malestar de San Lang, y el té será para mí.
— Ya veo…

Shi QingXuan se sintió agradecido con la confianza que Xiè Lian le había dado y le aseguró que mantendría su secreto. Aclarado este pequeño punto, ambos regresaron al concurrido mercado donde estaban para seguir con sus compras. Fue en ese instante que el dios del viento recordó la única vez que había estado cerca de He Xuan durante su celo, mientras se hacia pasar por Ming Yi. Había sido la primera vez que lo había visto con el pelo suelto y con una mirada enloquecida que le hizo temblar, pero antes de que pudiera huir el falso dios de la tierra lo tomó en sus brazos y comenzó a morder su cuello.

También había sido la primera vez que vio a Shi WuDu tan furioso que daba miedo estar cerca de él. Cuando el dios del agua vio las marcas en el cuello de su hermanito fue de inmediato a buscar al Señor de la Tierra para rendirle cuentas al respecto, la pelea entre los dos había sido tan brutal que Jun Wu tuvo que intervenir para que no destruyeran la capital celestial. Había sido algo muy aterrador de ver, por lo que Shi QingXuan fue cuidadoso y no se acercó a Ming Yi en su tiempo de celo.

Sin embargo, las cosas eran diferentes ahora: ese "Ming Yi" era su pareja, y si podía ayudarle a pasar el celo sin mayores complicaciones lo haría sin duda. Con eso en mente, Shi QingXuan compró algunos talismanes supresores y recordando la afición de He Xuan a morder ya fuera de manera consciente o inconsciente decidió buscar un collar de protección. Tenía la gargantilla, pero no sabía si eso era suficiente para calmar las ansias de su alfa y tampoco quería que se rompiera. El dios sintió un poco de tristeza: había fantaseado con que sería su hermano quien le acompañará a hacer esta clase de compras… sería sumamente incómodo, pero sin duda la habrían pasado bien.

Aún así, apreciaba la ayuda de Su Alteza. ¿Quién mejor que su amigo para aconsejarle en estos casos? Así fue como encontró un bonito collar de seda blanca, suficiente para proteger su piel y mantenerla a salvo de mordidas salvajes. ¡Además era muy suave! Y bonita, no olvidemos bonita. Shi QingXuan ya no se preocupaba por su apariencia tanto como lo hacía antes, pero quería verse bien para He Xuan.

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