Capítulo 17: La previa

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—En el anuncio dice "20 minutos o el envío es gratis".— Refutó el señor Stotch contra Tucker.

El señor Tweak no le había mentido sobre el hecho de que el turno de los sábados es el peor, los clientes son aún más insoportables que de costumbre, suele ser el día donde beben o se drogan más de la cuenta y molestan solo por diversión.

—Pero usted me dijo que vivía en la esquina.— Era el tercer cliente castroso con el que discutía, su paciencia estaba por los suelos y la impotencia le ahogaba al tener que respetar la etiqueta de no responder a ninguna provocación.

—Oíste mal.— Objetó el señor, cruzando sus brazos con ofensa.

—¡No pude haberlo oído mal! Lo tengo aquí anotado, incluso.— Craig le enseñó el papel donde anotó su dirección en cuanto se la dictó. En cualquier momento perdería los estribos, era un milagro que aún no haya insultado a nadie.

—Oíste y anotaste mal.— Stotch no se tomó la molestia de ojear el papel escrito antes de cerrarle la puerta en las narices, llevándose consigo la caja con los dos cappuccinos.

—¡Jódete!— Exclamó Craig sacando el dedo medio, lo cual resultaba inútil, la puerta no se sentiría ofendida por recibir su seña obscena. 

Con las manos vacías y unos incontenibles deseos de golpear a cualquiera que se cruzase en su camino a molestarlo, dejó escapar un suspiro descontento mientras volvía a ponerse el casco, se dio la vuelta y volvió a subirse a la moto con rumbo a la cafetería.

Por suerte su turno estaba por terminar, siempre y cuando nadie a última hora le llamara haciendo un pedido.

Cuando llegó a su destino, presenció la violencia con la que la cortina de metal se bajó sobre los ventanales, lo cual implicaba un alivio, su día finalmente había terminado. Detuvo la moto cerca de la puerta y se quitó el casco. Su patrón llevaba una pesada puerta del mismo material que las cortinas, por su tamaño, encajaba perfectamente en el hueco que daba a la entrada.

Se acercó a este y le ayudó a cargarla hasta donde esta debía encajar.

—No era necesario, Craig, podía hacerlo yo.— Richard se sentía apenado por ser ayudado, aunque en cierto modo, le conmovía la solidaridad de su nuevo empleado.

—Está bien.— Se limitó a decir mientras enganchaba la puerta a la cortina. El señor Tweak cerró ambas puertas antes de cerrar con llave.

No conseguía quitarse de la cara la amargura ocasionada por el último pedido que tuvo. Para ser alguien que suele tener sus emociones en total control, lo único que jamás podía disimular era el enojo. Cuando a Craig algo le molesta, se le nota a kilómetros y se vuelve una persona de lo más transparente; mas no sucedía lo mismo cuando algo le gustaba, lo que provoca que de la impresión de ser un amargado.

No era completamente mentira aquello, él mismo se autodefinía como alguien poco interesante y hasta asqueroso; pero si era uno de los tantos defectos que, por desgracia, lo caracterizan, el de no ser más abierto con aquellas cosas que le hacían sentirse cómodo.

—¿Te sucede algo, hijo?— Le preguntó con amabilidad el padre de Tweek.

"Hijo".

¿Hace cuánto no escucho esa palabra viniendo de una voz masculina? Pensó.

—No, nada.— Mintió.

—¿Alguien te dijo algo malo?— Richard sonaba genuinamente preocupado, se acercó a él y pasó su brazo por los hombros del muchacho para darle un confiado abrazo, le costó un poco llegar ya que Craig lo pasaba en altura por varios centímetros, para acortar esa diferencia, Craig dobló un poco sus piernas e inclinó su torso hacia el hombre.

Good Boys with Bad Habits║ «South Park»║ EN HIATUSWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu