Capítulo 5: El mundo de los sexos II

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Era la primera vez en la vida de Tweek que visitaba la casa de una compañera de escuela sin que el motivo sea un cumpleaños o una entrega de café a domicilio, y, de hecho, seguía sin comprender como sus padres le permitieron aquello después de lo sucedido en Raisins.
Por supuesto que no había sido fácil convencerlos. Desde que Wendy le había ofrecido formar equipo con ella y Bebe, Tweek no había hecho más que ensayar en la soledad de su habitación y su mente cómo decirles a sus padres que le dejen ir a su casa.

Cuando tuvo el valor de hacerlo, las típicas preguntas no tardaron en llegar: ¿Quiénes son sus padres?, ¿Quién es ella?, ¿La conocemos?, ¿Dónde vive?, ¿Con quién vive?, ¿Quiénes son sus padres?, ¿Su padre es de fiar?, ¿A qué hora es y a qué hora vuelves? Te pasaremos a buscar, ¿Esa zona es segura?, ¿Hay alguna comisaría cerca?, ¿Es transitado?; No dejes que su padre te traiga a casa, aunque te lo ofrezca, sabes que puede ser una trampa, entre otras tantas advertencias que no eran de ayuda y solo le hicieron sentir inseguro durante todo el trayecto.

Podía decir que la casa era cálida en el interior; los muebles de las salas, el color borgoña de las paredes y la decoración minimalista encajaban a la perfección con Wendy. Esa fue la primera impresión que tuvo Tweek.

Bebe ya había llegado hace un par de horas y lo saludó cariñosa en cuanto lo vio. Le hubiera extrañado no verla ahí de igual manera. Las dos chicas son amigas prácticamente desde que llegaron al mundo, hasta sus padres se volvieron amigos inseparables. No era raro que Bebe se quedara en su casa durante días y viceversa.

-Ponte cómodo, Tweek.- Wendy lo escoltó hasta la mesa del comedor, corrió su silla para que se sentara al lado de Bebe y caminó hasta la alacena.-¿Té o café, chicos?

-¿Tú que quieres, Tweek?- Bebe miró al chico a su lado.

-¿Café?- Respondió dudoso enredando mechones de su cabello entre sus dedos, su mirada se centró en el jarrón de colores vibrantes con flores blancas en el centro de la mesa.

-Está bien.- Asintió Wendy con una sonrisa y abrió una de las puertas de la alacena en busca del café.

Me siento muy extraño... ¿Me veré grosero por no mirarlas cuando me hablan? Espero que no. ¿Les incomoda mi presencia aquí? Pero... No dije nada malo. ¿De qué habrán hablado antes de que yo llegara? No creo que hablen mal de mí, ¿o sí? ¿Pensarán que soy raro?

Tantos eran los pensamientos que iban acumulándose con el pasar de los minutos que se perdió más de la mitad de la conversación que estaban teniendo las chicas. El miedo a dar una pésima impresión con su silencio o, en su defecto, dar su opinión y que la respuesta sea un silencioso intercambio de miradas antes de retomar el tema empezaba a acelerarle el ritmo al que se hinchaban sus pulmones y las palpitaciones se sentían tan irregulares que temía morir.

Esto será un día largo.




Con el termo ya cargado, Craig regresó a su habitación abriendo la puerta con el codo ya que sus manos estaban ocupadas, en una tenía el recipiente de madera y el frasco de azúcar, en la otra el termo y agarrado en un pellizco, una pequeña bolsa de galletas.
Desde la cocina se oían las risas de los dos chicos que lo esperaban ahí, y mientras estaba ausente no le dio mucha importancia, hasta que los vio hurgando entre la caja de CDs.

-¡Oye, Tucker!- Fue lo primero que le dijo Red entre descaradas risas mientras sostenía un CD de R.E.M, específicamente, el álbum Out of The Time.-¿Eres un viajero del tiempo o qué?

Good Boys with Bad Habits║ «South Park»║ EN HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora