Capítulo 4: El mundo de los sexos I

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Se le empezaban a secar los ojos por haber buscado tanta información sobre los personajes de Hamilton y tener la mínima decencia de saber de qué va la historia.

-¡Mojón! ¡Baja la música!- Escuchó a su hermana del otro lado de la puerta de su cuarto. Echó la cabeza hacia atrás y dejó salir un suspiro.

De mala gana, giró la perilla del volumen mientras se disculpaba para sus adentros con Robert Smith.

-¡Bájalo más!

Será...

Se levantó de la cama y fue hasta la puerta. Shelly estaba en camino a su habitación hasta que oyó la puerta abrirse.

-¿Por qué jodes tanto? Ponte algodones en los oídos o algo.- Sugirió Stan bastante molesto.

La música era lo único que lo estaba manteniendo despierto, gracias a ella era que pudo aprovechar más el tiempo para estudiar para el examen de historia mientras buscaba información de la obra.

-Sabes que no puedo dormir con ruido.- Le recordó a regañadientes.

-¡Pues vete a la granja con papá o algo si no quieres oír nada!- Stan hizo un ademán con la mano señalando el norte.

-¡Usa tus putos auriculares, mojón!- Gritó Shelly por última vez antes de cerrar la puerta de su cuarto temporal.

Al fondo del pasillo del segundo piso, una puerta se abrió, su abuelo estiró el cuello por la rendija.

-¡Cállense ya, maldita sea! ¡Dejen dormir al prójimo!- Y dio un portazo final. Esto alertó a Sharon, quien gritó desde su cuarto que dejaran de discutir.

Stan puso los ojos en blanco y también se encerró en su habitación, resignándose a apagar el parlante y buscar sus auriculares.

Odiaba a su hermana, y detestaba la puta mala suerte que le perseguía, demasiado conveniente para su gusto, como si todo estuviera planeado para joderle la vida.
A Shelly aún le faltaban dos años para graduarse en la Universidad de Denver, estudiaba medicina, y lamentablemente fue despedida de su empleo de medio tiempo en la ciudad, y al no tener con qué pagar la renta, no le quedó de otra que regresar a su casa hasta nuevo aviso. Denver no estaba tan lejos de todos modos, podía llegar en autobús, eso sí, el viaje era largo y debía despertarse a las cuatro de la mañana para arreglarse, esperar en la parada hasta que llegue el bus y llegar a tiempo.

Se sentó en el piso apoyándose contra la cama, presionó el botón aleatorio y volvió a enfocarse en la lectura, en la mañana también tendría examen, lo que significaba una noche de sueño menos. Esa semana estuvo sobreviviendo con tres horas de descanso por día.

Cuando terminó de leer un párrafo de la guía de estudio, comenzó a sonar "Carry On Wayward Son" de Kansas, y a partir de ahí, no pudo volver a concentrarse en lo que leía, aunque hiciera el mayor esfuerzo en conservar la información. Pensó en quitar la canción, pero no solucionaría nada ya que en su inconsciente continuaba sonando y un tarareo involuntario salía de su boca.

Era su canción. La canción de ellos.

Dejó caer la cabeza sobre el colchón mientras echaba al aire un suspiro.

-Lay your weary head to rest, don't you cry no more...- Cantó bajo, con un pequeño quiebre en la voz.

Hizo a un lado las hojas impresas para tomar su celular y desbloquearlo, por aburrimiento, masoquismo o ambos juntos, tocó el ícono de la galería y miró una por una las fotos que tenía guardadas ahí, específicamente, aquellas donde sabía que Kyle salía, y si eran selfis de ellos dos juntos (sin el resto del grupo) se detenía un buen rato a apreciar la sonrisa de su mejor amigo y lo lindo que se veían los rulos cayendo sobre su frente.

Good Boys with Bad Habits║ «South Park»║ EN HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora