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Jihoon nunca había tenido reparos en decir lo que pensaba.

Pero nunca había esperado tener que enfrentarse a su hermano mayor, el alfa de su familia, por algo como esto.

Mierda, ¿cómo se hablaba de algo como esto? Parecía impensable. Algo que se suponía que nunca sucedería.

Pero había sucedido. No solo una vez. Muchas, muchas veces. Y si Jihoon no hacía algo, parecía que ni Wonwoo ni Dongyul iban a detener esa locura. La forma en que habían estado cogiendo cuando él los encontró... Jihoon se sonrojó, su malestar aumentó. Estaba muy lejos de ser un mojigato, pero lo que había visto parecía tan obsceno, pura necesidad animal. Parecía como si Dongyul hubiera estado tratando de martillear contra el cuerpo de Wonwoo, y Wonwoo no lucía mejor.

Maldita sea. Jihoon deseaba que hubiera alguien mayor, de su familia, adecuado que pudiera hablar en nombre de Wonwoo, que pudiera protegerlo. En cualquier otra circunstancia, sería Dongyul quien haría eso. El tío Wayne no era una opción. No le importaba una mierda ninguno de ellos. Así que Jihoon era el elegido. No había nadie más.

Jihoon llegó a la oficina de Dongyul y abrió la puerta sin llamar.

Dongyul estaba sentado detrás de su escritorio, pero no parecía estar trabajando. Estaba mirando las llamas que crepitaban alegremente en la chimenea mientras la lluvia tamborileaba contra la ventana. Debería haber sido una imagen acogedora. No lo fue. Había oscuridad en el ambiente general de la habitación, algo que Jihoon casi podía saborear.

Observó a Dongyul, tratando de verlo como un hombre, no como un hermano; trató de encontrar lo que hace que Wonwoo cometa tal pecado, repetidamente.

De acuerdo, era un hombre sorprendentemente guapo, eso era innegable, pero Jihoon todavía no podía verlo de esa manera. Todo lo que vio fue a un hermano. Un hermano que había llegado a agradarle mucho. Era difícil creer que Dongyul fuera capaz de seducir a su propio hermano pequeño. Si Jihoon no lo hubiera visto con sus propios ojos, nunca lo hubiera creído. Dongyul parecía tan bueno. Jihoon generalmente confiaba en sus instintos e insistían en que Dongyul era una buena persona.

"No quiero tener esta conversación, Jihoon", dijo su hermano, sin siquiera mirarlo.

Jihoon frunció los labios y entró en la habitación, ignorando su propia incomodidad. Decididamente, no pensó en lo que Dongyul y Wonwoo habían estado haciendo en esta misma oficina hace una hora.

"Yo tampoco, pero la estamos teniendo", dijo, cruzando los brazos sobre el pecho y mirando el duro perfil de Dongyul. "¿Cómo puedes hacerlo? Está... está tan mal que ni siquiera tengo palabras para expresar lo erróneo que es".

Un músculo se flexionó en la mandíbula de Dongyul. "Esta conversación no tiene sentido", dijo en un tono entrecortado. "No puedes decir nada que no sepa".

[LJN] + Cosas Sobre MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora