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A finales de mes, Joshua estaba al límite

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A finales de mes, Joshua estaba al límite. Estar casado con un alfa era un desafío de formas que no esperaba. El olor de un alfa extraño en su casa, en su territorio, era increíblemente agravante, sin importar cuánto le hubiera agradado Jeonghan. Dondequiera que fuera, cada habitación parecía apestar al aroma del otro alfa, lo que lo hacía sentir vergonzosamente irritable y gruñón. Era jodidamente mortificante.

Jeonghan parecía simpatizar con su difícil situación, pero no parecía tener el mismo problema en absoluto. Probablemente era más fácil para él porque no consideraba a Hong como su territorio. Para él, solo compartía techo con otro alfa, nada más.

"Está bien, eso es suficiente", dijo Jeonghan una mañana.

Joshua levantó la mirada del documento que estaba estudiando en su tableta, o más bien, fingió estar estudiando, tratando de distraerse del hecho de que el pequeño comedor apestaba al otro alfa.

Jeonghan tomó un sorbo de su bebida antes de dejar la taza. "No podemos seguir así", dijo. "Si lo hacemos, vas a romperte. Levántate."

Joshua entrecerró los ojos. No le agradaba recibir órdenes. ¿Quién se creía que era, ordenándolo en su propia casa?

Cortó ese hilo de pensamiento. Este no era él. No era este hombre de las cavernas territorial.

Joshua se puso de pie y respiró profundamente, tratando de relajar sus músculos tensos. Realmente no podría continuar así. Otras personas en el Senado estaban empezando a notar su actitud irritable. En poco tiempo, habría rumores de que algo andaba mal con su matrimonio, que era lo último que necesitaban para mantener esta paz inestable.

"Ven aquí", dijo Jeonghan en voz baja, como si supiera lo cerca que estaba de romperse.

Joshua caminó y se detuvo junto a la silla de Jeonghan.

Mirándolo a los ojos, Jeonghan tragó e inclinó la cabeza hacia un lado.

Descubriendo su cuello. Joshua se tensó. Jeonghan no le había vuelto a ofrecer su garganta desde esa primera noche. Esa otra vez había sido instintiva, en respuesta a la ira de Joshua. Esto fue deliberado. Jeonghan lo estaba haciendo porque quería ayudarlo. Debe haber estado forzándose, luchando contra sus propios instintos por el bien de Joshua. Era increíblemente generoso.

Y era exactamente lo que Joshua necesitaba para aplacar al alfa que había en él.

Se inclinó y empujó su cara contra la garganta descubierta de Jeonghan, frotando su nariz contra la glándula de olor, sus feromonas bombeando como locas, hasta que todo lo que pudo oler en la piel de Jeonghan fue a él, a Joshua.

Podía sentir a Jeonghan tensarse al principio antes de relajarse lentamente. Los dedos subieron para pasar por el cabello de Joshua.

"¿Mejor?" Jeonghan murmuró cuando Joshua finalmente se relajó, solo marcándolo con un olor perezoso.

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