V.

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Los siguientes días continuaron ayudándose durante las clases, incluso intercambiando algunas pequeñas conversaciones. Tutorías dos veces por semana, los días en los que él no solía reunirse con la pandilla, no le había mencionado a ninguno de sus amigos sobre las tutorías.

No le parecía relevante de todos modos.

─Oye, Senpai.

─¿Qué?

Ya sabía su nombre, igual se había acostumbrado a solo llamarlo senpai. Él también se acostumbró a que lo hiciera, y como muy pocas veces le hablaba, jamás había pronunciado el nombre de ella. Apesar de que pasaban algo de tiempo juntos, eran demasiado distantes, a decir verdad.

─Ya no puedo, mi cerebro está frito, tomemos un descanso ─casi suplicó estrellando su cabeza contra los cuadernos sobre la mesa. Él la observó hacerlo, una pequeña sonrisa asomándose.

─Eres muy mala en esto.

─¡Oye! ─se quejó levantando su cabeza. Nala despertó ante la exclamación, seguidamente volviendo a darles la espalda y dormir ─. No seas tan descarado, tampoco eres perfecto.

─Jamás dije serlo.

─Tch, ¿tienes una respuesta para todo?

─Supongo que sí.

Sostuvieron la mirada del otro por tanto como pudieron, siendo ella la primera en perder la pequeña batalla por el evidente sonrojo en sus mejillas.

─Oye, Senpai, dime algo de tí.

─¿Por qué lo haría?

─No seas aguafiestas. No sé nada de tí, y tú tampoco sabes nada de mi. Si tú me dices algo de tí, yo te diré algo de mí.

─No quiero saber nada de tí.

─¡Solo sigue el juego, joder!

Tenía una habilidad especial en hacerla enojar, lo cual era divertido el cien porciento de las veces. Colocó su codo sobre la mesa y su barbilla en la palma de su mano observando a la pelinegra con curiosidad.

─Me llamo Wakasa Imaushi, no senpai.

─Lo que digas, senpai ─le restó importancia ─. Mi mejor amiga es Lys.

─Soy parte de una pandilla.

─Pero eso ya lo sabía.

─Igual que lo que dijiste, creía que señalábamos lo obvio ─volvió a romper sus nervios, haciéndola enojar.

─¡Eres un...! Bien. No tengo hermanos, ¿y tú?

─Yo... perdí a mi hermano hace años.

La confesión la sorprendió de sobremanera. Ahí notó una de las grandes diferencias entre ellos. Él era totalmente inexpresivo, principalmente porque no sabía cómo expresar sus emociones. Ella en cambio era muy expresiva, desde su rostro hasta sus palabras; todo lo que pensaba lo decía.

─Lo lamento. Yo perdí a mis padres hace siete años.

Lo había supuesto, aunque no el detalle de los siete años. Se preguntó qué habrá ocurrido, ella siempre creaba más y más preguntas en su cabeza.

─Conduzco una motocicleta.

─¿De verdad? ─preguntó con cierta emoción ─. Me gustan, aunque jamás aprendí a conducir una. Da igual. Cuando tenía cuatro me caí de un segundo piso, casi muero.

─¿Cómo fue que te caíste? ─interrogó con diversión.

─Pues, hay algo que se llama gravedad ─le mostró su lengua compartiendo la broma ─. ¿Siempre viviste en Tokio?

─Sí, ¿y tú por qué te mudaste a Tokio?

─Quería alejarme de Kioto, además tenía unas propiedades a mi nombre aquí ─respondió encogiéndose de hombros ─. ¿Por qué estas en una pandilla?

─Ya era líder de una, solo formé parte de la fundación porque eran mis amigos, además de que queríamos reunir las áreas que ya teníamos ─explicó recostando su espalda del pie del sillón tras él ─. ¿Por qué me detestas tanto?

La pregunta la tomó por sorpresa. Llevó un par de las palomitas que había preparado a su boca antes de responder. ─Culpable por asociación. Ese día la pasé fatal, y asociarte con... ellos... solo me hizo enojar. Igual pienso que debieron ser más cuidadosos con las acciones de las personas que están con ustedes, realmente no tuviste una participación en ello y no hay una razón por la cual te deteste cuando ahora me estas ayudando.

Asintió procesando su respuesta en su cabeza. Tenía sentido y era de esperar que esa fuera la razón.

─Ya llevábamos una investigación interna, solo que lo manteníamos en secreto para no crear caos entre todos. Sabíamos que habían personas así entre nosotros, solo no sabíamos quiénes. Si hubieramos actuado antes, no hubieras tenido que pasar por eso.

Zai comprendió en ese momento que la razón por la que la ayudaba no era por los dulces. Podía ver que dentro de su usual expresión aburrida, había arrepentimiento.

─Mis amigos... ellos realmente lamentan lo que ocurrió. Son buenas personas. Cuando dijiste... "no tienen hermanas pequeñas las cuales cuidar" realmente les afectó, en especial a Shin. Tanto él como Omi cuidan de sus hermanos desde que nacieron, creo que si te vieran te pedirían disculpas de rodillas.

Una pequeña risa salió de los labios de la menor, así sorprendiendo al peliblanco que la observó reír.

─Te cuesta disculparte, está bien. Los perdono, sinceramente los perdono, Wakasa-senpai.

Una sorpresa tras de otra. Por primera vez vio en él una expresión que no fuera aburrimiento, lo cual la hizo volver a reír. ─Gracias, Zai...

Desde ese día, la distancia que había entre ellos se rompió. Ya no eran un par de desconocidos, aunque tampoco eran amigos. Solo había esta comodidad entre ellos que era imposible explicar, ya no existían los silencios incómodos. Sus compañeros lo notaron, ya no había tensión entre ellos, aunque las peleas se mantenían.

─Oye, los rumores siguen volando y tú no me cuentas nada, ¿qué hay entre tú y Wakasa-senpai?

Ese fin de semana, su amiga se había quedado a hacerle compañía. Ambas comían helado en su cama observando una película, Nala perdida en algún lugar de la casa.

─No hay nada entre nosotros, ni siquiera somos amigos.

─Ya, claro, ¿igual eso es lo que quieres?

─¿A qué te refieres? ─la miró con confusión.

─Ya sabes, que si eso es lo que quieres, ser amiga de Wakasa-senpai.

¿Amiga? Jamás había pensado en ello antes. Si bien le causaba intriga, quería conocerlo más a profundidad, sabía que solo era un deseo lejano qje no se cumpliría. Él era cerrado, como una puerta con candado del cual la llave estaba perdida. Incluso si lo intentara, jamás obtendría nada de él, y él tampoco de ella.

─No lo sé.

─¿Te gusta?

─¿¡Q-Qué!? ¡No, Lys!

umbrella➨ wakasa i.Where stories live. Discover now