XIII.

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Tocó el timbre de la entrada y esperó con paciencia. Las bebidas en su mano castañaban cada vez que se movía. No tardó en ver la cabellera despeinada negra asomarse desde la puerta para ver quién esperaba en el portón del exterior. Gran sorpresa fue ver a Wakasa al otro lado, dándole la espalda y esperando.

Abrió la puerta y salió llegando hasta el portón. Abrió la cerradura y dejó pasar al chico, quien no dijo nada hasta que entraron a la casa. Dejó sus zapatos y la mochila en la entrada, buscando con su mirada a la más baja. La encontró colocando el plato de comida de Nala en una de las puntas de la casa. La mascota movió su cola con emoción comenzando a comer.

La observó y no pudo evitar sonreír. Le quedaba grande el abrigo, casi llegando a sus rodillas. Se arrugaban las mangas y debía sostenerlo en su mano para que no las ocultara. Su cabello estaba suelto y su nariz se veía roja, probablemente por el frío. Era adorable, casi quería abrazarla.

Llegó hasta su lado y le ofreció la soda de limón. Ella lo observó con curiosidad tomando la botella de cristal. Desde la mañana actuaba extraño, era imposible saber qué corría por su cabeza cuando siempre parecía aburrido, aunque pudo notar algo diferente en su expresión. De nuevo esa frustración que vió en él cuando estaban en enfermería, y el tono rosado que acompañaba sus mejillas que creyó eran por el frío.

─¿Tienes frío? Te traeré algo de ropa ─le regaló una sonrisa pasando por su lado y subiendo al segundo nivel. Tras el día que él se quedó a dormir, entró a la habitación y llenó una caja de toda la ropa que vió para dejarla en su habitación, así no tendría que entrar cada vez que él necesitara algo.

Abrió la caja viendo la ropa que había adentro. Luego sonrió dejando caer la tapa junto a la caja.

─¡Kasan! ¡Ven aquí!

No tardó en escuchar los pasos acercarse, luego un toque en su puerta. ─¿Ahora me llamas como un perro?

Rió ante sus palabras levantándose del suelo. Él entró con duda a su habitación, jamás estuvo ahí. Estaba bastante organizada, la mayor parte de las cosas eran un tono azul grisáseo. Ahí sí habían fotografías, pocas, pero habían. Se detuvo a su lado observándola con una gran interrogante.

─Ahí está toda la ropa, puedes elegir la que desees ─le sonrió ─. Esperaré abajo preparando algo de cenar.

Lo dejó solo en su habitación. Él se colocó de cunclillas observando la caja y tomando lo primero que encontró, nuevamente. Se levantó y sin poder evitarlo se detuvo a ojear las fotografías en la pared. Casi todas eran con Lys en distintos lugares de Tokio. No pudo evitar sonreír pasando de largo dirigiéndose al baño.

La chica abajo era un manojo de nervios. ¿Qué debía cocinar? ¿Qué película elegía? ¿Una de romance? ¡No! Sería demasiado. ¿Comedia? Las odiaba, y no había nada que hiciera a su senpai reír. ¿Terror? Es un gran cliché.

Se limitó a una película americana que amaba, Scream. Comenzó a preparar arroz, cortando algunas especias para agregarle. Terminó eligiendo pollo, por lo cual lo sacó de su refrigerador y lo dejó sobre la mesa. Cortó en cubos y dejó en el sartén tras colocar algo de mantequilla. Puso sales y pimientas para saborizar la carne antes de sellarla. Esperó a que descongelara y absorbiera las especias. Subió el fuego para comenzar a sellar la carne girándola. Buscó la salsa de su refrigerador para verterla en el sartén y fuera absorbiendo el sabor que dejó la carne atrás. Con la cuchara movió el arroz para evitar que se pegara, bajó el fuego de ambos.

Sacó verduras y las dejó sobre la mesada. Subió las mangas del abrigo justo cuando notó la presencia de Wakasa bajando las escaleras. Sus prendas gris claro combinaban con las de ella.

─¿Te ayudo? ─ofreció.

─Corta esto y esto, yo continúo aquí.

─¿Tienes algo de agua?

─Obviamente, tonto, puedes tomar lo que quieras del refrigerador.

Rodó sus ojos con una sonrisa y caminó hasta el refrigerador. Tomó una botella de agua y la abrió volviendo a donde se encontraban los vegetales.

─Y... ¿Qué tal me veo en ropa interior?

Escupió parte del agua en su boca, luego cubriéndola con su mano libre y girando a la chica que largó una sonora carcajada por su cómica reacción, aunque se encontraba sonrojada. Lys fue la que notó el gran detalle del armario reflectivo al comenzar a maquillarse frente al mismo, fue ahí que conectó las piezas para asumirlo. Su reacción fue la más clara afirmación de todas.

─Jo... der... ─tosió con fuerza dejando la botella de agua sobre la mesada.

Zai continuó riendo mientras apagaba la flama del arroz moviéndolo hacia atrás. Waka logró recuperar la compostura, rojo hasta las orejas. Quería enterrarse en el suelo y desaparecer para siempre.

─Yo...

─Vamos, Kasan, necesito esos vegetales.

Asintió apretando sus labios. Tomó los vegetales y los lavó, luego dejándolos sobre la tabla de madera y cortando en silencio. Zai cruzó sus brazos con una sonrisa recostando su espalda de la mesada y observando con atención al chico con mejillas rosadas.

─No me mires ─se quejó con vergüenza.

─Oblígame ─respondió de forma infantil. Él la ignoró dejando caer los vegetales picados sobre el sartén, tomando el cucharón y mezclando con la salsa.

─Te detesto.

─No mientas ─se burló.

Caminó hasta la sala colocando los cubiertos sobre el kotatsu en la sala que siempre utilizaban para estudiar junto a las dos sodas que había traído él. Colocó la película en el televisor y se aseguró que Nala estuviera dormida en su camita.

Cuando regresó a la cocina, ya Wakasa había servido ambos platos de comida. Casi babea con el olor, amaba tanto cocinar como comer. Se sentaron en la sala uno al lado del otro a comer. Había quedado mejor de lo que hubiera esperado, y eso le emocionó. Imaushi pasó su mirada a las bebidas notando que faltaba una: la suya. Con irritación giró su mirada a la de ojos zafiro sonreír con diversión bebiendo de la soda de fresa.

─¿Ups? W-Wa- ¡No, cosquillas no! ¡¡AH!!

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Olvidé por completo actualizar, una gran disculpa, espero este capítulo les guste tanto como a mí <3

umbrella➨ wakasa i.Where stories live. Discover now