XXV.

567 55 7
                                    

Los cuatro niños lloraban mares causando un gran escándalo en la habitación. Zai miraba con fingida irritación a los niños sintiendo su corazón derretirse al verlos llorar preocupados por ella. Había pasado un día desde el incidente, una vez despertó dejaron pasar a los niños y a su mejor amiga, que lloraba tanto como los menores.

─Son todos unos llorones ─se quejó ella pasando su mano por el cabello azabache de Baji ─. Vamos, Kei, creí que eras el más duro de todos.

─P-Pero t-tú...

─Que estoy bien ─rió la pelinegra.

Estaba sentada en la camilla mirándolos rodear la misma. Le hizo una seña a Haru, quien lloraba en silencio, así acercándolo y obligándolo a subir a la camilla sentándolo en su regazo y abrazándolo. Los otros niños también subieron a la camilla, Lys se sentó en una silla cercana con Emma sobre ella.

Era más que obvio que Sanzu tenía un lugar en especial en el corazón de la chica, él le recordaba a ella misma cuando era pequeña. Sin embargo, todos ellos eran importantes para ella, los quería y protegería con su vida. El peliblanco solo se dejó abrazar por Zai, a quien admiraba con todo su ser siendo su primer amor platónico.

─Vamos, Manjiro, ¿tú también?

─T-Te ves horrible, Zai-nee ─lloriqueó el rubio tallando su ojo con su puño.

─Oi, no te pases ─protestó dejando su barbilla sobre la coronilla de Haru ─. Estoy bien, ya no lloren.

Lys rió limpiando las lágrimas que caían. Emma no paraba de llorar diciendo lo mucho que se asustó. Claro, todos estaban muy asustados, y esos niños no habían escuchado todo lo que aquellos hombres le hicieron a la pelinegra. Seiju estaba recostado la pared observando con una pequeña sonrisa la escena.

─¿Y Waka? ─preguntó mirando a su mejor amiga, luego al chico pelinegro.

─Yo... los eché ─admitió la chica ganando la mirada confusa de la de ojos zafiro ─. Estaba muy molesta y asustada, aún lo estoy.

─No fue su culpa que...

─Sí lo fue y lo sabes ─la interrumpió, los niños observaban a las chicas hablar en silencio ─. No directamente, pero sí pudieron hacer muchas cosas para evitar todo ésto y no las hicieron. Ni antes, ni ahora ─sus palabras eran duras y firmes ─. Lo que hagas después es tu decisión, pero mientras estés en este hospital ninguno de ellos pisará esta habitación.

Zai la miró en silencio. No había dudas en sus palabras, pero la conocía, podía ver el gran dolor que la recorría en ese momento. Ella los quería mucho, siempre le gustó Shinichiro, y ahora que tenía tanto los sacó de su vida aunque le doliera para intentar protegerla. No podía enfadarse o juzgarla.

─Está bien, no te preocupes.

─Pero ellos mandaron esas flores, nos las dieron a nosotros para que te las trajéramos ─Mikey dijo señalando la mesita junto a la cama. Habían varios floreros con notas, dulces y algunos globos, ese detalle la hizo sonreír asintiendo.

─Lamento que pasaran navidad en un hospital.

─No es nada, nosotros... estabamos muy asustados ─Haru dijo por lo bajo.

Zai los miró y luego rió apretujando a Sanzu, que se quejó riendo por lo bajo con un sonrojo en sus mejillas. Pasaron horas juntos, Seiju se integró poco después. Lys lo había dejado pasar por el hecho de que él solo era un miembro, no las conocía hasta ese día y fue quien llevó a Zai al hospital, y aunque no tenía por qué, se quedó toda la noche a la espera de noticias.

Cuando el Sol cayó, el pelinegro ─que resultaba ser mayor que ellas y estar en tercer año e iba a la misma escuela que las chicas─ se despidió de ellas llevando a los niños consigo, quienes casi no logró que soltaran a la pelinegra. Condujo por las calles de Tokio escuchando a los niños pelear en la parte trasera, de vez en cuando mirando por el retrovisor para asegurarse que estuvieran bien, solo riendo por lo bajo por la pelea entre Baji y Mikey mientras Emma los regañaba y Sanzu evitaba entrar en el conflicto.

Dejó a Keisuke en su casa antes de dirigirse a la del presidente de Black Dragons. Los cuatro bajaron del auto. Tocó la puerta que en pocos segundos fue abierta por Shinichiro, quien los esperaba con algo de ansiedad.

─Sanos y salvos, Sano-san.

─No seas formal, Seiju-kun, tenemos la misma edad ─él le regaló una sonrisa dejándolos pasar.

Algo nervioso, también entró. Los otros tres líderes estaban en la mesa, sus miradas puestas en los recién llegados.

─¿Y bien? ─Benkei interrumpió la conversación de los niños, Emma aún tomaba la mano de Seiju en la entrada.

─Zai-nee se veía horrible.

─¡Mikey! ─la rubia lo regañó con enojo.

─¿Qué? Es la verdad ─se quejó el rubio tomando asiento en la mesa y robando la bebida que estaba en el lugar de su hermano mayor, que pronto tomó asiento quitándole la bebida regañándolo.

─Sí se veía bastante... mal ─Haru comentó sentándose junto a Mikey. Emma arrastró a Seiju hasta la mesa y lo obligó a sentarse con ellos.

Si bien era intimidante hablar con el presidente, estar sentado con todos los líderes le ponía de los nervios.

─¿Bastante mal? ─repitió Wakasa en tono bajo.

─Apenas se podía mover sin quejarse y decir palabras feas ─Emma aportó ─. Aunque intentó que nos riéramos cuando lo hacía, y no le molestó abrazar a Haru todo el tiempo.

El nombrado se sonrojó ligeramente apartando la mirada. Los líderes escucharon las palabras con clara preocupación y culpa en sus expresiones. Seiju suspiró rebuscando en su bolsillo y sacando un papel doblado.

─Zai-san me dijo que les dijera ésto ─llamó la atención de todos, desdobló la nota entre sus manos, leyéndola ─. "Para mis idiotas preferidos".

Omi rodó sus ojos mientras todos sonrieron con diversión, Wakasa miraba con atención al pelinegro con la nota.

─"Lys me contó lo que pasó, no me vi capaz de refutar su decisión. Yo haría lo mismo en su posición, y no dudo que ustedes también ─las sonrisas fueron descendiendo poco a poco mientras las palabras fluían ─. Por favor, no se molesten con ella, solo está asustada. No quiere admitirlo, pero también le duele mucho. Los quiere, ¿sabían? Creo que sintió que debía elegir y me eligió a mí ─una pequeña sonrisa triste se plasmó en los labios de Shinichiro ─. Trataré de convencerla de que les de una oportunidad para hablar, no prometo nada. Sé que estan preocupados, vi su notas en las flores. Estaré bien, ¿oíste, Kasan? Siempre lo dices, hierba mala nunca muere"

Waka miró sus manos sobre la mesa sintiendo una mezcla de emociones.

─"Lo mismo va para el resto... Los quiero, no esperen que lo admita en voz alta, de todos modos. Tan pronto salga, iré a verlos, ¿sí? Les patearé el trasero cuando los vea. Posdata. Aún no lo haz dicho de vuelta, Kasan. Espero no hayas olvidado nuestra promesa."

Sin poder evitarlo, sonrió. Zai le había dicho que lo amaba, pero no lo había dejado decírselo de vuelta hasta que se volvieran a ver.  

–♤–
Lamento la tardanza, un huracán pasó por mi país :)

Espero les guste, pronto culminará la historia <3

umbrella➨ wakasa i.Where stories live. Discover now