XXI.

654 80 3
                                    

Había llegado el famoso día del enfrentamiento contra la pandilla misteriosa. La tensión corría en el aire cuando aún faltaban par de horas, sin embargo ahí se encontraban los Black Dragons reunidos.

Nadie sabía que ese sería un horrible día para todos, en especial para los líderes.

─Tengo miedo ─casi lloriqueó Shinichiro tirando del brazo de Waka, que solo miró con aburrimiento a su mejor amigo mientras comía del dulce en su boca. Benkei rodó sus ojos mientras que Takeomi solo sonrió con diversión.

─Eres el líder, compórtate ─le regañó el moreno golpeando su hombro.

Solo empeoró el estado de su amigo, que comenzó a llorar tirando del uniforme de Wakasa, que seguía indiferente por el increíble dramatismo del presidente. Ya estaban más que acostumbrados a ésto justo antes de algún enfrentamiento, y aunque dijera que quería irse él jamás lo haría.

Miedoso y llorón, pero su voluntad y lealtad eran mayor a la de todos ellos juntos. Era ésta la razón por la cual todos lo seguían.

─Hasta Mikey es más valiente ─comentó Omi.

─¡S-Silencio!

Wakasa pasó su mirada al pelinegro dando un golpe en su nuca, así logrando wue lo soltara. ─¿Escucharon los rumores?

─¿Cuáles? ─Benkei le preguntó al peliblanco con confusión.

─Dicen que Shin es tonto.

─¡Oi!

─Eso ya lo sabíamos todos ─Takeomi se encogió de hombros.

─¡A callar! ─se quejó con molestia reincorporándose.

Era un tipo de ritual. Shinichiro llorando por el futuro enfrentamiento, alguno haciendo un comentario para molestarlo, el resto uniéndose y así logrando que dejara de llorar. Los ayudaba a relajarse antes de que el momento clave llegara.

Una hora antes del enfrentamiento, algo pasó.

La cabellera morada danzaba con el viento con su andar. Sus pasos resonaban con fuerza contra el húmedo pavimento, pero ella no los escuchaba. No escuchaba nada. Sus pasos eran veloces, una carrera desesperada por llegar a aquel lugar que debía ir.

Cuando vió a la multitud sintió algo de alivio, solo un poco. El miedo seguía impregnado en cada uno de sus poros. Se adentró a la muchedumbre, con su paso ganando miradas de los uniformados.

No se detuvo, no miró a nadie, cada vez ahogándose más en la desesperación.

─¡Shin!

Aquel grito resonó por todo el lugar. Los cuatro líderes reconocieron con facilidad aquella voz, finalmente los miembros notando su presencia y abriendo su camino hasta donde se encontraban los líderes.

Era como un dejá vù. Más bien, como una pesadilla repetida.

La expresión de los cuatro cambió tan pronto enfocaron a Lys. Su cabello mojado apesar de que la lluvia comenzaba a calmarse, aunque eso no era lo más que llamaba la atención. Era la sangre que se escurría de la herida abierta en su frente, de su nariz, de su labio partido. Su expresión era de puro terror.

─¡S-Shin!

Se acercó hasta el grupo quedando a una pequeña distancia. Ninguno de ellos dijo nada, paralizados.

─¡Ellos...! ─las lágrimas comenzaron a caer.

Todo su cuerpo temblaba. Shinichiro dió un paso adelante tratando de recobrar la compostura, su corazón había dado un salto y aquel miedo que sintió no era nada en comparación con el que le recorrió en ese momento.

─¡Lo lamento tanto, Wakasa! ─sus sollozos eran desgarradores ─. ¡Intentamos... Intentamos que pudiera escapar!

─¿L-Lys?

─¡Lo lamento! ¡Lo lamento mucho! ─repitió ─. ¡Hicimos lo que pudimos! ¡Se la llevaron...!

Cerró sus ojos sintiendo el gran dolor en su pecho.

─¡Lo lamento tanto, Shin, Waka!

Ninguno de los dos nombrados entendían aquella bizarra situación, mucho menos las palabras de la pelimorada que no dejaba de temblar y sollozar.

─Ellos... me dejaron ir para traerles un mensaje ─llevó sus manos a su rostro tratando de limpiar la cascada de lágrimas que se comenzaba a unir con la sangre en su rostro.

─Lys... ¿Qué está pasando? ─Takeomi fue el primero en hablar sintiendo la misma preocupación, la tensión ahogándolos.

─Esa pandilla... ¡se la llevó! ¡No pude hacer nada! ¡Trataron de llevarnos a mí y a Zai pero ella logró que yo escapara y ella...! ¡Se la llevaron, Shin! ¡Se la...!

Cayó de rodillas llorando con fuerza. Wakasa retrocedió tres pasos, una expresión muerta en su rostro. Shin se apresuró en acercarse a la pelimorada llamando a alguno de los miembros para asistirla. Takeomi se apresuró al peliblanco tomándolo de los hombros.

Pero él no escuchaba, sus ojos estaban vacíos. No reaccionó cuando Takeomi le gritó y sacudió, su mente estaba sumida en un caos. Miedo, todo su cuerpo sentía miedo rozando al terror.

Se la habían llevado, ese pensamiento se repitió como eco en su cabeza. Aquella pandilla, se refería evidentemente a los que enfrentarían ese día.

─¡¡Waka!! ─Omi llamó con desesperación logrando devolverlo a la realidad, aunque su expresión no cambió ni un poco.

─S-Se la...

─Escúchame, Waka, vamos a buscarla pero te necesitamos con nosotros, ¿¡entiendes!? ¡Te necesitamos! ¡Zai te necesita!

¿Hace cuánto no sentía ese vacío en su pecho y el abrumador miedo amarrar su garganta?

─¡Nuevos planes! ─la voz de Shinichiro se alzó en el lugar mientras uno de los miembros se encargaba de curar las heridas de la pelimorada ─. ¡Iremos justo ahora y recuperaremos a Senshi! ¡Han lastimado, intimidado a los nuestros pero eso se acaba hoy!

El sonido de todos los motores cubrieron el lugar. Shin ordenó a dos de los miembros llevar a Lys a la casa de los Sano y no irse hasta que él volviera. Muchas de las motos comenzaron a moverse a toda prisa.

El pelinegro corrió hasta donde sus mejores amigos se encontraban pasando entre ellos hasta Wakasa dejando caer su mano sobre su hombro.

─Waka, ella va a estar bien, ¿me oyes? ─afirmó ─. No eres al único que ella le importa... Zai es nuestra amiga y vamos a sacarla de ahí, pero tenemos que irnos, ¡ya!
 

umbrella➨ wakasa i.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora