XVIII.

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Soltó el agarre en su cintura y se alejó lentamente. Ella continuó el camino como pudo, casi tropezando y haciéndolo reír. Sin embargo, no tardó en recuperar el balance y dar pequeños pasos deslizándose sobre el hielo y tratando de alcanzar al chico, que la observaba sonriendo con diversión. Detuvo sus movimientos esperando a la chica, que poco después chocó contra él y abrazó a su cuello mientras se reía.

─¡Esto es muy divertido, Kasan!

─Vamos.

Se apartaron y tomó su mano, ambos llevaban los guantes que les ofrecían en la entrada junto a los patines. Patinó guiándola, al comienzo lentamente mientras daban la vuelta alrededor de la estatua que se encontraba en el medio del lugar. Pronto agregó velocidad sin soltar la mano de la chica, que lo sostenía con fuerza e imitaba sus pasos para poder mantener el ritmo.

Dieron varias vueltas antes de que él soltara su mano, continuando el camino solo. Ella trató de alcanzarlo, aunque le era imposible mantener la velocidad y agilidad que él tenía. Pronto volvió a llegar hasta ella mirándola con burla.

─¡Espera, Kasan!

La vió resbalar y caer sobre su trasero. Rió aproximándose a ella, que lloriqueaba por lo bajo por el impacto.

─Dije que esperaras ─se quejó haciendo puchero.

Le extendió su mano. Zai la tomó, dejando que la ayudara a levantarse. Una vez estuvo de pie se aferró al cuello de él para evitar caer, justo en el momento en el que su pie resbaló. De no ser por él, hubiera vuelto a caer al piso de lleno. Pasó su mirada del hielo a él, mirándolo con el ceño fruncido mientras él reía. Eran pocas veces las que lo había visto reír, por eso apreciaba más los momentos como ese en el que lo hacía.

─¿Lista, Mei?

Ella negó con su cabeza. Sintió los brazos de Wakasa envolver su cintura una vez más. De no ser por el frío, se hubiera sonrojado, pero ya su nariz y rostro estaba rojo por las temperaturas.

─¿Ya?

Volvió a negar conectando mirada con el chico. Éste abrió su boca para preguntar una vez más, siento interrumpido por la caída de Zai, que lo arrastró a él hasta el suelo de igual forma. Takami cayó sobre el suelo observando el cielo, y él con su rostro contra el estómago de ella, sus brazos a cada lado del cuerpo de Zai.

Se mantuvieron en silencio unos segundos antes de que estallaran en ruidosas carcajadas. Tomaron asiento, aún manteniendo una extraña posición en la cual las piernas de la chica pasaban por encima de las rodillas de él, de acercarse más estaría sobre su regazo. Ambos solo rieron sin parar, como si en ese momento fueran los únicos en el mundo y todo desapareciera.

Ese momento quedaría tatuado en ambos. Ese momento, ese lugar, ese panorama.

─Eres muy mala, Mei.

─¡No es mi culpa! ─se quejó cubriendo su rostro con ambas manos. Él la miró sonriendo, extendiendo sus manos para alcanzar las muñecas y apartar sus manos de su rostro. Ella lo miró frustrada, notando así la cercanía entre ambos.

Lo que no esperó fue sentir sus labios sobre los propios. Abrió sus ojos en grande, ambas miradas conectándose. Había sido solo un toque casi fugaz, tanto que dudó si realmente pasó. Ambos se miraron en silencio hasta que él repitió su acción, esta vez acercándose con lentitud hasta que sus labios se conectaran una vez más, enrredando sus dedos en la larga cabellera negra. Sus labios se movieron contra el otro con suavidad, disfrutando ese momento en el cual eran solo ellos dos.

¿Cómo habían sido tan ciegos? Negando tantas veces sus sentimientos, sin lograr comprender lo que realmente sentían. Era tan obvio para todos, y ellos, aunque lo sabían, se negaban a creer.

Se besaron tomando su tiempo para disfrutar el contacto del otro. Aunque había sentido una desesperación inicial que lo impulsó a besarla, el beso no llevó ni un poco de ello. Solo calma, paciencia. No era necesario apresurarse, podían tomar su tiempo y solo disfrutar de ese momento que desearon durara para siempre.

Cuando rompieron el contacto, recuperando el aire de sus pulmones y juntando sus frentes, Zai dejó escapar una risa que lo hizo sonreír. Volvieron a mantener distancia, compartiendo miradas. Ambos sonrojados y avergonzados, pero había valido la pena tener ese momento.

─Vamos, Mei ─susurró.

Ambos se separaron y volvieron a ponerse de pie. Él sostuvo sus manos y volvió a guiarla, aunque ahora todo se sentía diferente. Zai volvió a deslizarse, esta vez priorizando no caerse, aunque su mente fuera un tumulto y su estómago agitado por todas las mariposas revueltas.

No querían que las horas pasaran. Querían detener el tiempo y solo disfrutar tanto como pudieran. Patinaron hasta ser echados por el señor que rentaba los patines. No les quedó de otra que volver a tocar tierra firme, tomados de la mano y caminando de vuelta a la casa de la joven.

Escuchó cada una de las palabras de la pelinegra, de vez en cuando haciendo algún comentario para enojarla. Nada había cambiado, pero todo se sentía diferente. Tal vez sus miradas y sonrisas llenas de complicidad, o cada uno de ellos deseando poder volver a besar al otro sin tener el valor de hacerlo.

No tardaron en llegar al portón, el cual Zai abrió. ─¿Quieres pasar? Prepararé algo de té, ¡muero de frío!

─Lo hubieras pensado antes de elegir como destino una pista hecha de hielo.

Golpeó su hombro con molestia, ambos adentrándose a la casa. Nala los recibió moviendo su cola con entusiasmo. Mientras él dejaba sus zapatos en la entrada, ella paró en la cocina llenando la tetera de agua y colocándola en la hornilla. La vió atar su cabello dejando al descubierto la curvatura de su cuello junto a la gargantilla que por alguna razón le encantaba.

Se acercó hasta donde ella se encontraba. Tomó su brazo y la hizo girar, estampando una vez más sus labios juntos. Llevó una de sus manos hasta su cuello, sus dedos tocando la gargantilla y erizando la piel de la más baja por el tacto frío de su mano.

Podría besarla todo el día y jamás cansarse. 

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AAAAHHHHH

*carraspea*

Pues sí, PASÓ ALWNRMLW

okay me calmo, es que amo este capítulo con todo mi ser 😭 sin embargo, ahora viene el drama así que, espérenlo que les va a doler mucho <3

umbrella➨ wakasa i.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz