XXXII.

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Sus tacones resonaban sobre el camino, también las sandalias de Emma. Ambas caminaban de la mano conversando entre ellas, la niña rubia se encontraba bastante feliz por la noche, aunque ya estaba apunto de caer en los brazos de Morfeo. Llegaron hasta la puerta de Shinichiro así tocando, tras escuchar la afirmación Emma abrió la puerta.

─¡Llegué!

Ambas se adentraron al lugar, la reacción de ellos siendo la misma que con Lys, solo que ahora estaba Benkei y no Seiju. No solo se veía increíble con ese vestido y tacones, el cabello blanco había sido lo que llamó más la atención haciéndola ver aún mejor, tardaron varios segundos en reconocerla.

Y ahí estaba Waka, sentado en la silla rodante a unos metros de la mesa donde los otros tres estaban. Sus ojos estaban bien abiertos recorriendo con su mirada a la recién llegada.

─Tiempo sin verlos ─bromeó sonriendo.

─¿Qué te pasó? Ya no eres un monstruito salvaje.

─¿¡C-Cómo me llamaste, Benkei!?

Wakasa no tenía palabras, no sabía ni en dónde detener su mirada mientras ella discutía con su mejor amigo.

Los tacones altos hacían ver sus piernas más largas, subió su mirada hasta el borde del vestido a mitad de sus muslos, la tela negra ajustada resaltando el pálido color de piel de ella. Admiró como la envolvía aquella tela deteniendo su mirada en su escote, un rojizo cubriendo sus mejillas mientras observaba detalladamente aquella zona donde se mostraban sus clavículas y parte de sus pechos ajustados por el sostén.

Subió hasta su cuello, aquella gargantilla negra que siempre le fascinaba ahora era roja gustándole aún más. Finalmente paró en sus labios rojos que resaltaban en su rostro junto a sus ojos, su piel y cabello siendo demasiado claros.

─Hey, Kasan ─saludó al chico una vez la discusión dió por finalizada saliendo ella victoriosa. Paró sus ojos en él, que tenía un rojo viváz en sus mejillas hasta sus orejas ─. ¿Kasan?

Empeoró todo acercándose a él, que tragó nervioso. Los tres amigos lo observaron, luego sonrieron con burla entendiendo al instante la situación.

─¿Estás bien? Estas muy rojo ─comentó preocupada. Él asintió con su cabeza asegurándose de dejar sus ojos en los de ella y no mirar cualquier otro punto que empeoraría todo, su cercanía ya era suficiente ─. ¿Seguro?

Llevó sus manos hasta el rostro del chico tocando su frente y mejillas. Omi apretó sus labios para evitar reír, desearían poder grabarlo y utilizarlo en algún futuro.

─Estas muy caliente, senpai ─volvió a decir con preocupación ─. ¿Estas resfriado?

─N-No...

Lo miró con aún más preocupación al escucharlo tartamudear. Era algo muy lejano al Wakasa que conocía, no comprendía sus reacciones.

─Pero...

─Oye, Zai ─Takeomi llamó la atención del par ─. Ayer Waka se mojó con la lluvia, puede que eso lo resfriara.

Benkei y Shin contuvieron en sus adentro la carcajada que amenazaba por salir.

─Llévalo contigo a casa, la medicina se acabó por completo aquí ─agregó el Sano.

Los iba a matar. Los miró con tanto odio como pudo con aquella sonrisa cínica que los tres conocían muy bien.

─Bueno, creo que hay algo en el botiquín y puedo preparar soba ─aún no entendía la situación, su preocupación era genuina ─. ¿Vamos, Kasan?

Le extendió su mano para que él la tomara. Waka miró su mano con gran duda por largos segundos. Con su mente echa un tumulto y su cuerpo irradiando calor, no creía que fuera lo mejor ir con ella, pero tampoco podía dejar que fuera sola considerando que ya era tarde y le temía a la oscuridad.

Con rendición la tomó, levantándose.

─Oye, Zai ─Shin la llamó antes de que cruzaran el umbral ─. ¿Lys...? Ya sabes...

Lo miró unos segundos y luego rió. ─No tienes de qué preocuparte, Chiro. Ustedes dos también deberían irse, es tarde.

Les costó, pero captaron el mensaje al instante, ambos levantándose.

─Diablos, odio estar sólo ─se quejó Benkei dando palmadas en el hombro de Shinichiro, que los miró confundido.

─No entiendo nada ─Emma murmuró.

Zai tiró de la mano de Wakasa llevándolo consigo, los dos saliendo juntos de la casa de los Sano. Miraba el entorno con nerviosismo, por primera vez siendo ella la que los guiaba hasta la casa de ella.

─Mei, estoy bien, lo juro ─de una vez por todas se atrevió a hablar.

─Bueno, igual ya estamos aquí, prepararé soba de todos modos para prevenir ─contestó ella.

No mucho después llegaron al hogar. Waka quitó sus zapatos siendo recibido por Nala, la chica solo continuó su camino haciendo los tacones resonar sobre la madera encaminándose a la cocina.

─¿Sabes, Kasan? ─lo llamó, él con duda se acercó a la cocina volviendo a barrerla con su mirada ahora que le daba la espalda ─. He estado pensando un poco en lo que dije, sobre ser tu mejor amiga y amarte por siempre.

─¿Cambiaste de opinión? ─preguntó con confusión.

─No, claro que no ─se rió ─. Solo quería... Quería decirte que no quiero sólo ser tu mejor amiga.

Su corazón dió un salto, sus ojos abriéndose de par en par.

─Desde hace bastante me gustas ─admitió por lo bajo colocando sus manos sobre la mesada junto a la estufa sin atreverse a mirarlo ─. Me gustas mucho, Wakasa, y quisiera ser más que tu mejor amiga.

Sus corazones latían con fuerza. Se atrevió a girarse y encararlo, rosado tiñendo su pálido rostro. Wakasa solo la observó intentando mantenerse a raya y pensar con cordura, al final rindiéndose.

─Que se joda todo ─murmuró acercándose a ella.

Y sin más, dejó sus labios sobre los de Zai.

umbrella➨ wakasa i.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora