XXIV.

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El silencio en la sala era inquietante. La mayoría miraba de reojo a Wakasa, que se encontraba perdido en sus pensamientos sentado en aquella incómoda silla. Esperaban noticias, algo que les dijera que la chica estaría bien, aunque era más que seguro que lo estaría.

Lys y Shin llegaron poco después con Mikey, Emma y Sanzu, que tan pronto escucharon lo ocurrido insistieron en ir. La pelimorada se vió obligada a conducir el auto de su madre hasta el hospital para que los cinco pudieran ir, no sin antes curar las heridas visibles del hermano mayor de los Sano sin dirigirle la palabra.

Cuando los vieron llegar, los cuatro en la sala se levantaron para recibirlos. Haruchiro se acercó a su hermano observándolo con una oculta preocupación. Wakasa abrió su boca para decir algo, siendo interrumpido por la mano de Lys chocando con demasiada fuerza contra su mejilla.

Todos se paralizaron observando con conmoción. Wakasa retrocedió cayendo sentado sobre la silla, su mano llegamdo hasta su mejilla lastimada y mirando con clara sorpresa a la pelimorada.

─Estoy más que furiosa con todos ustedes ─espetó con rabia barriendo con su mirada a todos los miembros de Black Dragons menos a Seiju ─. Dejé pasar el primer incidente porque Zai me lo había pedido y creí que estaban cambiando, pero esto es demasiado.

─Lys... ─Shin se acercó a ella logrando que la misma se alejara.

─¡No me toques, Shinichiro! ─exclamó con enojo paralizándolos aún más. Emma lloraba abrazando a Mikey sin comprender mucho la situación, Haru se ocultaba tras las piernas de Takeomi ─. Zai ha pasado su maldita vida de cuadros, ¡toda su maldita vida sufriendo! Y cuando finalmente tiene una vida normal, vuelven a lastimarla.

La pelimorada temblaba de rabia, sus uñas incrustadas en sus palmas tan fuerte que comenzaba a lastimarse.

─Lys, nosotros...

─Cierra la maldita boca, Takeomi ─silenció al pelinegro ganando gran sorpresa ─. Ustedes no estuvieron ahí cuando todo comenzó. No estuvieron ahí para curar sus heridas, ¡mientras ella temblaba de miedo por haber sido casi violada en un puto callejón! ¡Y tampoco estuvieron ahí cuando ella más los necesitó!

Todos guardaron silencio mirando a la pelimorada con sorpresa, poco a poco llenándose de tristeza y culpa.

─Ni siquiera nos advirtieron que esas personas estaban tras las personas que rodeaban a Black Dragons, ¿¡les pasó por la jodida cabeza que nosotras seríamos un blanco también!? ¡Somos cercanas a los malditos líderes, era obvio que ésto pasaría!

Tenía tanta razón. Ninguno de ellos les había contado nada aparte del día del enfrentamiento, habían ignorado por completo todo el peligro que ambas chicas corrían y eso solo los hizo sentir peor.

─¿Qué será lo siguiente? ¿¡Que le disparen a la jodida cabeza por ustedes ser unos jodidos egoístas descuidados!?

Wakasa podía jurar haber escuchado su propio corazón romperse mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Shinichiro estaba igual, o peor. Benkei solo observaba en silencio apretando sus labios con impotencia y Takeomi solo la observaba sin lograr apartar su sorpresa, su garganta ardía.

─Quiero que tan pronto los doctores nos digan cómo está tomen sus cosas y se larguen ─se dió la vuelta dándoles la espalda ─. Los quiero lo más lejos posible de mí y mi mejor amiga, ella después decidirá lo que quiera hacer, pero mientras esté aquí no quiero verlos pisar el puto hospital.

Las lágrimas comenzaron a bajar por los ojos de Lys, su corazón estaba hecho pedazos.

─Los niños se pueden quedar si así lo desean, pero ustedes... Si les importábamos aunque sea un poco... no regresen jamás.

La observaron irse dejando un silencio sepulcral en la sala. Haruchiro se apresuró en seguir a Lys tratando de alcanzarla, los otros dos niños hicieron lo mismo dejando a los cinco Black Dragons solos en la sala de espera.

Las lágrimas comenzaron a bajar a cántaros de Shinichiro observando el lugar por donde ella se había ido. Lys le gustaba mucho, más de lo que siempre admitía, y cuando finalmente habían dado un paso el día anterior todo el avance se fue por el caño.

─Lys tiene... razón ─Wakasa susurró seguidamente mordiendo su labio con fuerza para evitar llorar.

─¿Cómo fue que pasamos por alto ésto? ─Takeomi dejó sus palabras en el aire ─. ¿Cuándo nos hicimos tan descuidados?

Por otro lado, los niños trataban de consolar a la pelimorada, que se había desplomado contra la pared llorando mares.

Zai siempre decía que detestaba a esos niños, pero sin duda los apreciaba con todo su ser. A Emma, siempre que la visitaba le llevaba algún regalo como prendas o maquillaje que a la niña le encantaba, a Baji y Mikey siempre los vigilaba y acompañaba en sus travesuras para asegurarse que no se hicieran daño, y a Haru siempre le contaba historias y conversaba para ayudarlo a romper su timidez junto a la inseguridad por sus cicatrices. 

Omi le había agradecido por ésto último. Al parecer, al niño le costaba mucho hablar con otras personas, tampoco era abierto con su propio hermano. Ahora se veía un poco más confiado, y no se avergonzaba al hablar cuando la chica estaba presente.

Los cuatro niños también la querían de sobremanera, siendo aquella hermana mayor que nunca tuvieron, Lys eiendo la hermana divertida que los ayudaba a hacer travesuras para sacar de quicio a Zai, y saber que ellas dos se encontraban en un estado tan crítico los hacía llorar junto a la pelimorada.
  

umbrella➨ wakasa i.Where stories live. Discover now